La tensión en el aire podía cortarse con un cuchillo.
Sus ojos fieros, unos contra los otros.
En medio del silencio de la habitación solo se escuchaba un par de respiraciones pesadas. Sus miradas estaban fijas la una en la otra, ambos rostros a escasos centímetros de distancia, pero las circunstancias distaban mucho de la pasión y el amor habitual.
—Suéltame —exigió, pero Xiao Zhan solo afianzó más el agarre del cuello de su camisa, apretando los dientes y mirándolo con un enfado que nunca antes le había dedicado.
—Ya estoy cansado de esto.
—¡Suéltame! —exclamó, zafándose al fin de su agarre.
—¡Eres un idiota! —Xiao Zhan lo empujó con ambas manos—. Te idolatran y respetan como si no fueses un mentiroso, un maldito arrogante e infantil.
Yibo levantó la mirada en un brusco movimiento al escuchar eso último. Un nudo se formó en su garganta, y algo dentro de él tomó el control de su cuerpo para terminar cediendo a sus impulsos más bajos.
El puño de Wang Yibo terminó estampándose contra el rostro de su esposo, por primera vez en su vida. El impacto fue tal, que el mayor terminó en el suelo. Aun en medio del shock, se levantó en un movimiento colérico y fue hacia él con pasos furiosos, sin molestarse en quitar la sangre que ya brotaba de su labio roto.
Xiao Zhan devolvió el golpe con la misma intensidad, dejándolo en el suelo también
Yibo no se levantó.
—¿¡En serio vamos a recurrir a esto!? —su voz se quebró al fin, mirándolo desde su altura, aun con el puño apretado.
Yibo incorporó la mitad de su cuerpo y escupió la sangre que tenía en la boca.
—Tú me orillaste a esto —musitó con hastío—. Hiciste promesas, dijiste "solo un par de semanas más", y no cumpliste.
—¡No! —soltó una risa desquiciada y lo apuntó con un dedo—. ¡Ya no me culpes más! ¡Todo lo que he hecho es por ti, por mí! Por nosotros...
—Solo intentas justificarte —su voz sonaba gélida, aún sin intención de levantarse del suelo a pesar de que él había tirado el primer golpe. Miró el rostro de su esposo, ya estaba inflamándose por el puñetazo que le dedicó.
—¡¿Justificarme?! ¡Me he matado trabajando día tras día! ¿Y así es como me pagas? —caminaba de un lado a otro como león enjaulado.
—Yo no te pedí que lo hicieras —respondió entre dientes, controlando su impulso de patearle el trasero una vez más.
—Pero ambos queríamos que esto funcionara, yo puse de mi parte, pero tú...
Wang Yibo chasqueó la lengua, interrumpiéndolo.
—Mejor cállate. Ya quedó claro que esto no tiene solución —se levantó con tranquilidad del suelo, limpiándose el polvo de su traje.
Xiao Zhan lo miró caminar con parsimonia al escritorio, de donde sacó una cajetilla de cigarros y se llevó uno a los labios para encenderlo y darle una profunda calada.
—Se acabó, ¿así de fácil?
Yibo lo miró de reojo y exhaló humo hacia su dirección.
—¿Tengo que repetirlo? Sí, se acabó.
—Olvidaba que lo que el jefe pide, el jefe obtiene —se burló.
—Tú lo acabas de decir: "Ya estoy cansado de esto". Además, no es como si no obtuvieras lo que quieres con solo una orden. Es más, solo basta que sonrías y ya tienes lo que quieres a tus pies, me tenías a tus pies —masculló cada palabra—. Pero nunca voy a dejar de ser alguien "infantil" para ti, y tú nunca me vas a dedicar el tiempo que te pido.

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Nosotros
أدب الهواة"¿Por qué 'Nosotros'? Porque es lo único que queda cuando hacemos a un lado la fama, las multitudes, las competencias, programas y presentaciones. Somos lo verdadero, lo que queda cuando apagas la luz antes de ir a la cama, lo que tocamos cuando no...