29. En el baño del aeropuerto

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—Oh por Dios... —soltó en un susurro lleno de asombro al reconocer los ojos en ese rostro cubierto por un cubrebocas y una gorra. El hombre venía vestido muy casual, perfecto para pasar desapercibido.

—Ven —no soltó su brazo y lo encaminó a una salida, entraron a un pasillo y ahí encontraron un baño fuera de servicio, el hombre lo introdujo ahí y cerró la puerta con llave al entrar para que nadie se atreviera a molestarlos.

Una vez solos dentro del baño, Yibo se abalanzó sobre él y lo abrazó con una fuerza increíble.

—¡Xiao Zhan! ¡Oh Xiao Zhan! —restregó su rostro contra el cuello del mayor, este le correspondió el abrazo con la misma fuerza, inhalando su delicioso aroma natural.

—Hola Yibo —sonrió.

—Me asustaste.

—¿Tan mal me veo?

—No, te ves muy guapo como siempre—dijo aún en medio del abrazo, con su habitual tono travieso—. Xiao Zhan siempre se ve guapo.

—Tonto —rio.

Se separaron y se quitaron el cubre bocas y la gorra antes de unir sus labios en un anhelado beso.

Yibo tomó el control, abarcó con su mano toda la mejilla del mayor y lo pegó a su cuerpo con su otra mano en la cintura. Xiao Zhan correspondió con la misma pasión, ladeando un poco su rostro para profundizar la caricia, y rodeando así su nuca con ambos brazos.

—Te extrañé tanto —susurró sobre sus labios. Yibo sonrió como un tonto al escucharlo decir eso.

—Ya lo noté —le dio un pequeño beso sobre el labio inferior antes de separarse un poco de él para verlo mejor. Estaba hermoso, él siempre se veía hermoso. En cambio él... giró un poco el rostro para que no lo viera tan de cerca.

—¿Qué ocurre? —atrajo de nuevo su rostro a él, muy cerca.

—Me veo horrible hoy —rio un poco por dejar su vanidad expuesta.

Xiao Zhan sonrió de lado y acunó su rostro en ambas manos mientras negaba con la cabeza.

—Nunca podrías verte horrible —acarició sus mejillas con un cariño inmenso. Yibo rio.

—Tonto.

—Pero sí te ves cansado —lo notó algo pálido y ojeroso.

—Estoy bien de salud, es solo que me he desvelado un poco —sonrió con diversión—. Compré unos cuantos Legos nuevos y... estoy algo enviciado.

Xiao Zhan rio.

—No tienes remedio —le pellizcó el mentón antes de atraerlo a otro beso, fue corto y delicioso.

Entonces el celular de Yibo sonó con insistencia, eran muchos mensajes de Wen Pei, diciéndole: "Tienen media hora, aprovéchenla".

Yibo sonrió.

—¿Conspiraste con él en mi contra?

—Por eso te pidió que fueras a buscar algo para él —rio—. No sabíamos si iba a funcionar, pensó que lo ignorarías.

—¡No haría eso!

—Ya vimos que estábamos equivocados.

—¿Tú también pensabas eso?

—Hace tiempo te dije que debíamos trabajar en tu nivel de maldad. ¿Lo recuerdas? —rio cuando Yibo asintió—. Bueno, este nivel está disminuyendo y estoy orgulloso.

—¿Ah sí? ¿Y qué me darás como recompensa?

—¿Qué es lo que quieres?

—Algo que no me puedes dar aquí —suspiró y miró a su alrededor—. O quizás sí.

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