96. Acoso

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Capítulo 96 “Acoso”

—A-Zhan… tengamos un bebé.

Si Xiao Zhan tenía sueño, se le esfumó al escuchar esas palabras.

—¿Qué dijiste? —bajó la mirada y descubrió que su esposo ya estaba dormido—. Yibo —lo zarandeó, pero no obtuvo respuesta.

Un bebé… Yibo quería tener un bebé.

No se atrevió a despertarlo, pero tampoco pudo conciliar el sueño durante el resto de la noche.

A la mañana siguiente descubrió que su esposo en realidad no había tomado mucho, pues no tenía resaca y se había levantado tan fresco como una lechuga. A diferencia de él con sus profundas ojeras.

—¿Qué ocurre? —inquirió al sentirse observado por Zhan Zhan.

—Nada.

—No me has quitado la mirada desde que despertamos, algo sucede y no me lo quieres decir.

Xiao Zhan frunció los labios.

—Ya, suéltalo —le sonrió.

—Anoche dijiste algo, pero no sé si lo dijiste porque estabas cansado y ebrio.

—No estaba ebrio —rio—. Y lo sabes.

—Sí, sí. Bueno, el punto es que dijiste algo muy delicado.

—Dije que quiero tener un bebé —le dio un sorbo a su té, sin cortar el contacto visual con su esposo.

A Xiao Zhan se le cortó la respiración. ¡Sí se acordaba!

—Creo que me quedé dormido luego de pedírtelo. Lo siento, estaba muy cansado, pero tampoco quería esperar más.

—Wow…

—Te sorprendes como si no supieras que quiero hijos, o como si tú no los quisieras.

Entonces una hermosa sonrisa se abrió paso en Xiao Zhan, sustituyendo su expresión de angustia por una de inmensa felicidad.

—Siempre los he querido, Wang Yibo. Pero no sabía que ya te sentías listo. Es solo que… me tomó por sorpresa, y por un momento temí que no lo dijeras en serio.

—Hablo muy en serio —tomó sus manos por encima de la mesa, con esa calidez que solo le podía dedicar a su esposo.

—Es que… ya habíamos hablado de esto, y acordamos esperar unos años.

—Lo sé, pero lo que ha ocurrido en estos últimos meses me ha hecho pensar y recapacitar. La vida es corta, y yo no quiero esperar más para cumplir mis sueños personales, nuestros sueños. Ya me casé con el amor de mi vida, ahora quiero hijos con él.

—Zai Zai —se le formó un nudo en la garganta.

Wang Yibo esbozó una sonrisa adorable al escuchar el apodo.

—¿Qué opinas? —inquirió al no obtener una respuesta, necesitaba escucharlo decir que sí.

—Tengamos un bebé.

—¡Ordenemos un bebé por correspondencia! —se levantó de un salto de su asiento, feliz.

Descolocado ante esa inesperada declaración, Xiao Zhan también se levantó y le dio una bien merecida nalgada a su esposo, quien solo se echó a reír sin recato antes de atraparlo dentro de un cálido abrazo.

—Seremos padres —murmuró, dejándose abrazar.

—Lo seremos, Zhan Zhan, lo seremos.

Durante los siguientes días estuvieron buscando opciones, no había muchas, pues el gobierno de su país aún era lo suficientemente retrógrada como para prohibir la adopción a parejas homosexuales, ya sea dentro o fuera del país.

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