34. No sé cómo hacerlo, pero lo intentaré

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Xiao Zhan acercó su rostro a la entrepierna de su novio, pero antes de hacer cualquier cosa, fue directo a sus piernas, besó la cara interna del muslo sano e hizo lo mismo en el que estaba lastimado. Yibo se llenó de ternura al verlo hacer aquello, pero su cuerpo se tensó cuando sintió cómo comenzó a besar ahora su ingle, se sentía muy bien, su piel se erizaba y el corazón se le aceleraba, pero entonces se preocupó, quizás era una tontería, pero ese pensamiento no lo dejaba en paz.

—Zhan Zhan —soltó en un suspiro—. Zhan Zhan —lo llamó de nuevo, haciendo que se detuviera cuando puso una mano sobre el cabello suave de su novio.

El aludido alzó su rostro y algo avergonzado le preguntó:

—¿No te gusta?

¡No puede ser más adorable! —pensó, mordiéndose un labio al ver su rostro sonrojado y percibir su respiración agitada por el nerviosismo.

—No es eso —extendió su mano para acariciar su mejilla—. Me encanta —suspiró extasiado—. Pero... ¿Y si nos damos un baño antes? Juntos —sugirió con sus mejillas completamente rojas.

Xiao Zhan pareció entender los motivos de Yibo, lo vio tan avergonzado que de inmediato creyó saber la razón.

—Bien —se separó sin pedir explicaciones, no quería hacer más incómodo el momento.

La verdad era que Yibo quería que la experiencia fuera lo menos desagradable para su novio, y sabía que su cuerpo en ese momento no olía precisamente a rosas, no quería disgustarlo, eso era todo.

Sin embargo, Xiao Zhan estaba algo impaciente, así que le quitó la férula, las vendas y lo tomó con esfuerzo entre sus brazos para llevárselo al baño. Yibo soltó una risa nerviosa, pero se dejó hacer sin protestar.

Se quitaron la poca ropa que les quedaba y se metieron a la ducha. Yibo templó el agua tal como le gustaba.

—Está hirviendo —rio Xiao Zhan.

—Ven —sin dar un paso, estiró sus brazos y trajo a su novio con él bajo el chorro de agua. El mayor se estremeció un poco por la temperatura, y tardó en acostumbrarse, pero se le olvidó eso cuando sintió los brazos de Yibo alrededor de sus hombros, atrayéndolo suavemente a sus labios.

En todo momento Xiao Zhan tuvo cuidado con la pierna de su amado, trataba de no forzarlo y de que no diera un paso en falso.

—Sostente de mí —le dijo entre beso y beso al notar que se había cansado de apoyar todo su peso en una sola pierna.

—Te tomaré la palabra —sonrió antes de apoyar su peso entero en su novio, quien lo sostuvo de la cintura y lo atrajo de nuevo a sus labios. Se habían olvidado del propósito principal de esa ducha: bañarse. Estaban comiéndose a besos, perdidos por el hecho de estar desnudos y mojados, pegado uno al otro como si fueran un solo cuerpo.

Xiao Zhan bajó sus manos hacia las caderas de su novio y las apretó a su gusto, estas eran ligeramente angostas, pero podía sentir con claridad dónde comenzaba su cintura. Era una delicia al tacto.

—Me encantas —le susurró al oído, logrando que Yibo se emocionara y se aferrara más a él, y es que nadie le había dicho eso antes, al menos no estando desnudo y siendo acariciado de esa forma tan íntima. Escondió el rostro en su cuello, sin aflojar el agarre de los brazos alrededor de sus hombros.

Xiao Zhan aprovechó que tenía ese cuello largo a su alcance para besarlo y morderlo a su entero antojo. Recordó la noche de San Valentín, aquella ocasión en la que ambos hicieron por primera vez eso.

Entre jadeos y suspiros, Yibo enredó sus manos en el cabello de su amado. Se separó un poco de él y se miraron a los ojos antes de sonreírse como dos tontos enamorados. Yibo hizo hacia atrás todo el cabello de Zhan Zhan, despajando su linda frente.

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