27. Pastelito

2.1K 166 49
                                        

Había empezado a quedarse dormido. Estar sobre el cálido pecho desnudo de Xiao Zhan, escuchando el ritmo tranquilo de su corazón y sintiendo sus caricias lo hicieron cerrar los ojos poco a poco, hasta sumirlo en un profundo sueño que desafortunadamente no duró mucho.

—Yibo —le habló con cariño, acariciando desde su hombro hasta su codo—. Bo Di.

—¿Mhn? —frunció el ceño y restregó su cara contra la piel desnuda de Xiao Zhan, fue ahí cuando abrió los ojos con algo de espanto. Sintió el cuerpo desnudo a su lado y se exaltó. Entonces recordó dónde estaba y se tranquilizó.

—¿Olvidaste que estabas aquí? —preguntó en un tono divertido y suave.

Yibo asintió levemente con la cabeza antes de volver a acurrucarse sobre él, buscando su calor. Xiao Zhan se enterneció al sentir sus manos tímidas deslizándose por su piel, aún un poco cohibido. Así que le respondió con un fuerte abrazo.

—Ya es media noche, tienes que irte.

—No quiero.

—Perderás tu vuelo.

—Tomaré otro.

—Yibo...

—Mhn... —se quejó, haciendo una pequeña rabieta.

Y como si los hubiese escuchado, Wen Pei llamó a Yibo a su teléfono, este vio quién era y casi lo lanzó a lo lejos. No quería irse de ahí.

Sin embargo, contestó.

—Estoy esperándote afuera. No tardes porque ya debemos estar en el aeropuerto —la voz de su manager se escuchó fuerte y clara.

—El avión sale a las tres de la mañana.

—¿Estabas dormido? —preguntó al percibir su tono adormilado.

—Mmh... no.

—Mentiroso, ya sal de ahí. Y salúdame a Xiao Zhan.

Yibo respondió con un gruñido antes de colgar. Xiao Zhan había escuchado todo, pues estaba a unos centímetros de él.

—Debes irte —suspiró y se incorporó hasta quedar sentado en el colchón. Las sábanas que lo cubrían terminaron en su regazo. Yibo seguía acostado, mirando cada centímetro de piel expuesta que tenía en frente. Se le hizo agua la boca, quería probar esa piel una vez más, solo un poco más.

—Cinco minutos —se abalanzó sobre él hasta atraparlo debajo de su cuerpo. Lo único que separaba sus pieles era una delgada sábana de algodón que Wang Yibo jaló hasta deshacerse de ella. Asaltó los labios ya hinchados de Xiao Zhan y escuchó cómo este gemía de placer al sentir cómo se frotaba una vez más contra él.

Yibo aprendía rápido, y a pesar de que aún era principiante, logró causarle mucho placer a su amado con solo ese movimiento de caderas.

Pero llegó el momento en el que eso no fue suficiente, querían sentir algo más, querían estar más unidos.

—Zhan Ge —suspiró al separarse del beso—. Zhan Ge, hagámoslo completo.

—¿Qué? Yibo, no... —fue interrumpido por un beso de lengua que inició un fuego que sería difícil de apagar.

—Por favor.

—Está bien —él también se moría por hacerlo completo—. Pero no ahora, no estamos listos.

Tenía toda la razón.

—La próxima vez que nos veamos será así.

Yibo lo miró, sabía que su Ge Ge era honesto.

NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora