Se suponía que llegaría al mundo a finales de septiembre, Xiao Zhan incluso tenía la esperanza de que el cumpleaños de su hija se empalmara con el suyo, pero no, ella decidió nacer antes, como si sus padres no estuvieran a miles de kilómetros de distancia.
—¿Traes tu pasaporte?
—Sí, también el tuyo —se los mostró a Xiao Zhan antes de guardarlos en las maletas que ya habían hecho con anticipación—. ¿Cómo vas con los boletos de avión?
—Ya me están ayudando a encontrar algún vuelo disponible.
Wang Yibo llevó las maletas a la entrada principal y revisó por décima vez que no les faltara nada. Volvió al lado de su esposo y comenzó a morderse las uñas.
Ellos tenían un vuelo reservado para la próxima semana. Se suponía que su pequeña nacería hasta dentro de unas dos semanas más, y ellos planeaban estar en Los Ángeles antes de que eso ocurriera, pero todos sus planes cambiaron.
—Te dije que deberíamos estar ahí desde principios de mes —murmuró Wang Yibo al ver que no encontraban boletos de avión.
—Pensé que sería precipitado, además el doctor dijo que todo iba bien, que era seguro que sería hasta la última semana.
Yibo comenzó a repiquetear su pie contra el suelo, lleno de ansiedad. Quería estar ahí cuando su hija naciera, no al día siguiente.
El chofer de ambos llegó, y a pesar de que aún no tenían boletos, subieron maletas al auto y se dirigieron al aeropuerto.
—¿A qué terminal vamos? —inquirió su chofer de confianza.
—No lo sabemos —respondió Xiao Zhan con una risa sumamente nerviosa.
—Dame eso —Yibo le quitó el teléfono de las manos, y justo en ese instante un mensaje de Fei Fei llegó—. ¡Terminal A! ¡Vamos a la termina A!
—¡¿Ya encontraron boletos?! —preguntó Xiao Zhan, incrédulo.
—¡Ya! —exclamó un grito de júbilo y alivio—. Fei Fei los compró.
Xiao Zhan se llevó una mano al pecho y suspiró con un inmenso alivio.
—Son dos boletos. Asiento A17 y... W19. Clase turista —terminó de leer y miró a su esposo con angustia.
"Es lo único que hay, sale en una hora. Tómenlo o déjenlo" les escribió Fei Fei.
Todo estaba en contra, pero a esas alturas lo que menos les importó fue tener asientos separados o la clase turista, no, les preocupó el tiempo. Yulia ya había comenzado con el labor de parto, eran doce horas de vuelo, más el tiempo que tardaran en llegar al aeropuerto.
—¿Crees que nos dejen subir al avión? Es vuelo internacional —inquirió Yibo—. Se supone que deberíamos de estar ahí desde hace horas para... —fue interrumpido.
—Sí lo lograremos. No vamos a documentar —señaló las maletas pequeñas que traían.
Estaban acostumbrados a ir con todo su equipo y con toneladas de equipaje.
El chofer los escuchó hablar y aceleró. Afortunadamente no había tráfico a esa hora y llegaron rápido a la terminal A.
Se bajaron corriendo y llegaron justo cuando la tripulación estaba abordando. Tenían asientos muy separados, así que se despidieron antes de abordar, justo al final de la fila de pasajeros.
—Nos vemos en doce horas —Xiao Zhan se bajó el cubrebocas, hizo lo mismo con su esposo y así ambos se dieron un dulce beso antes de abordar.
—¿Nervioso?
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Nosotros
أدب الهواة"¿Por qué 'Nosotros'? Porque es lo único que queda cuando hacemos a un lado la fama, las multitudes, las competencias, programas y presentaciones. Somos lo verdadero, lo que queda cuando apagas la luz antes de ir a la cama, lo que tocamos cuando no...