28. Nuevo Manager

1.4K 146 16
                                    

Trabajo, trabajo y más trabajo para los dos. Llegó una temporada muy productiva en el ámbito del espectáculo y eso les trajo como consecuencia una agenda ocupada. Estaban felices por ello, excepto por el hecho de que habían transcurrido ya varias semanas y no se habían vuelto a ver. Se estaban volviendo locos, más aún después de lo que vivieron en su último encuentro.

Mitigaron esa ansiedad tratando de estar en contacto todos los días por medio de mensajes, llamadas o video llamadas por las noches. Pero terminaban tan cansados que a veces era uno u otro el que se quedaba dormido durante la llamada. A Xiao Zhan le tocó ver cómo su amado cayó rendido al sueño una noche después de trabajar todo el día.

—Descansa, amor —le susurró con cariño, solamente porque sabía que estaba dormido. Aún no se atrevía a llamarlo así mientras estuviese despierto. Lo cual era gracioso, pues se decían abiertamente cuánto se amaban, pero ninguno llamaba al otro con nombres dulces. Bueno, a excepción de "pastelito", nombre que Xiao Zhan usaba solo para molestarlo.

En una de esas largas llamadas que compartían, Yibo tuvo que informarle algo.

—Mao y Wen Pei lo saben todo.

—¿A qué te refieres?

—Lo nuestro, lo han sabido todo el tiempo —suspiró—. Son unos metiches.

Xiao Zhan rio.

—Imaginé que lo sabrían, son las personas más cercanas a nosotros, son como nuestra familia.

Yibo sonrió de lado, tenía razón.

—Me hicieron preguntas muy incómodas. Querían saber si tú y yo cogimos —dijo, sin limitaciones ni pudor. Xiao Zhan casi se asfixió con su propio oxígeno cuando lo escuchó decir eso.

—¡Yibo! —lo regañó con tono discreto y divertido al mismo tiempo.

—Estoy solo en casa, nadie me escucha —aseguró.

Xiao Zhan suspiró.

—¿Y qué les dijiste?

—Que se imaginaran lo que quisieran.

El mayor se echó a reír, esa era una respuesta muy típica de él. La verdad era que lo admiraba, admiraba ese valor que tenía para responder sin freno alguno.

—De todas formas no lo hicimos —murmuró el menor por lo bajo.

—Pero hicimos otras cosas —se sonrojó.

Yibo no podía verlo, pero por el tono que usó supuso que estaba avergonzado.

—Me gustaron mucho esas cosas, hay que repetirlo, y mejorarlo —dijo, en tono sugerente.

Zhan Zhan rio.

—Zhan Ge, quiero verte —suspiró.

—Iré este fin de semana.

—¿¡En serio!?

—Pásame la dirección de tu departamento.

—¡Sí! —inmediatamente se la envió por mensaje—. Listo.

—Estaré ahí el sábado por la mañana. ¿Tienes algo que hacer?

—Esperar a que llegues, solo eso. ¿No quieres que vaya por ti al aeropuerto?

—Iré con Mao, creo que él sabrá cómo llegar a tu casa —rio.

—Bien, entonces aquí te espero —accedió al saber que estaría seguro—. Zhan Ge.

—Dime.

—¿Podemos hacerlo completo esta vez?

—Yibo... —suspiró después de unos segundos de silencio—. ¿Puedes dejar de pensar en eso?

NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora