Cap 39 Que se calle por favor...

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By Bill

Me giré lentamente hasta quedarme cara cara con el, mi respiración estaba nerviosa.
Sus manos estaban en mi cintura pegándome a él, sus ojos rodaron desde la punta más alta de mi cabeza hasta mis pies, lo hizo en un proceso lento, hasta que de nuevo sus ojos se posaron en mis labios.

Subió una de sus manos hacia mis labios, rozando suavemente uno de sus dedos en ellos.

Y en otro proceso lento, junto sus labios con los míos.
No reaccioné al primer contacto de ambos labios, pero poco a poco mis ojos se fueron cerrando y continuando con pequeños y rápidos besos.

Desde que había entrado a este trabajo hacía un mes, me había hecho muy amigo de Bruno, pero no sabía que realmente se trataba de esto.

Siendo él nueve años mayor que yo, no sabía si estaba bien o mal. Pero la pregunta que más se me pasaba por mi cabeza era...
¿Ya no estás enamorado de Tom como para besar otros labios?

No sabía contestarme a esa pregunta.

Sus besos eran tan distintos, cuando Tom me besaba lo hacía con tanta actitud y de una manera más impulsiva.
Los besos de Bruno eran suaves y lentos.

Pase mis brazos por su cuello, rodeándolo con ellos. Besos cortos y suaves, pero yo sentía que quería más, fui añadiendo de manera suave la lengua, él siguió mis pasos y los besos que antes eran suaves y cortos ahora eran intensos y largos.

Nos sentamos en el suelo aún sin separar nuestros labios de los del otro.

Noté como Bruno sacaba las cosas de sus bolsillos por comodidad, también lo hizo con los míos.

La imagen de Tom ya no estaba en mi cabeza, había desparecido.
Por fin.

Solo estábamos Bruno y yo.

Desde que llegué a Bremen, lo único que no podía sacar de mi cabeza era él, Tom.
Pero ahora, sintiéndose querido de nuevo, o quizás por fin sintiéndome querido, porque Tom nunca lo hizo y lo admitió; ahora siendo devorado por los besos de Bruno los recuerdos que nunca conseguía sacarme de la cabeza iban desapareciéndose de ella, cayéndose a cascadas, se me iba de las manos y no iba a detenerlo.
Solo Bruno y yo.

Por ahora.

Ejercí presión sobre su cuerpo para tumbarlo hacia atrás, cayendo yo encima de él y continuando esos intensos besos.

Todo estaba oscuro, pero una notificación llegó a mi teléfono que previamente había sacado Bruno de mi bolsillo, y se iluminó la pantalla.

Como ser humano que soy, aunque a veces solo me sienta como un estúpido maricón usado... miré impulsivamente la pantalla de mi teléfono.

Me quedé congelado, y de nuevo ese sentimiento de prisión, encadenado a pensamientos, recuerdos y añoranzas... había vuelto.

By Tom

Faltaban unos pocos minutos para la carrera de todas las noches del Grenich. Estaba apoyado en mi coche, en una mano tenía una cerveza medio vacía, que ya habría perdido la cuenta de cuántas llevaba. Y en la otra mi teléfono, suspiré y guardé mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón.

Sentía que me faltaba algo. Pensé y mire a los alrededores, no encontré al chico que me pasaba las pastillas.

Empecé a rebuscar por los callejones del Grenich, pero nada.
¿Donde demonios se había metido?

Me metí en un callejón, estaba medio oscuro.
"No quiero porfa suéltame." ¿Que acababa de escuchar?

Seguí caminando. "Nos lo pasaremos bien venga nena."

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