Cap 62 Mensaje desconocido

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By Bill

Apoyó la palma de su mano sobre mi blanca mejilla, con el pulgar me daba pequeñas caricias mientras me dirigía una mirada fijamente fiel a mi ojos.

Mi mirada estaba puesta en sus ojos también, que de vez en cuando recorrían ese corto recorrido hasta llegar a su labios, esa carnosa piel tan tentadora de acariciar con los míos.

Dejé mi boca entreabierta mientras disfrutaba de sus suaves caricias que depositaba en mi piel, dejándome el vello de mis brazos, de punta.

Cerré los ojos, concentrándome más en el roce de su piel contra la mía, como si cada roce fuera una acaricia para el alma triste, un pequeño y suave susurro para el corazón en el que se despiertan sensaciones únicas y placenteras.

Abrí los ojos y y volví a mirarle una última vez, pero poco a poco fue acercando su rostro al mío, juntando sus labios a los míos, dejando un beso igual de placentero que sus caricias.

Se separó y me miró.
-Eres hermoso, como la luna.- me señaló hacia la ventana, que ya dejaba ver como la oscuridad de la noche y la luminosidad de esa enorme y bonita bola que brillaba por sí sola, yacía en el cielo.

-Si yo soy la luna, tú eres el sol.

-¿Yo soy el sol?

Asentí con la cabeza, queriendo llorar, me encantaba estar así de bien con él, quería besarlo tanto que le desgastara los labios.

-Y... en tu sombra, yo puedo brillar.- Tom me miró a los ojos, lanzándome chispas de deseo por ellos, transmitiéndoselas a mis ojos y tenerlas.

Bajó su mirada hasta mis labios, puso su pulgar en mi labio inferior e hizo presión en él, dejando ver mis dientes de abajo. Procedió a volver a besarme.

Esta vez con más lengua, más intensidad que antes, y poco a poco... esa intensidad fue ascendiendo.

Mi pecho subía y bajaba, también él suyo, lo sabía porque tenía ambas manos apoyadas en su duro pecho que aprisionaba mi cuerpo contra la pared de esa pequeña habitación.

La velocidad, las ganas y la intensidad había aumentado demasiado, él penetraba con su lengua mi boca, y yo profanaba con la mía, la suya. Haciendo muy buenas combinaciones con ambas lenguas, jugueteando en la boca del otro y disfrutando de ese momento.

Me agarró de imprevisto, apoyándome en una mesa, apartando con mi cuerpo todas las cosas, miré al suelo un tanto escandalizado, pero suspiré tranquilo al ver que nada se había roto.
Pero una mano me obligó a dejar de mirar el suelo, agarrando mi mejilla y juntando mis labios con los suyos.

Metí mis manos frías por su camiseta, acariciando los músculos de su abdomen, que se marcaban mucho más que la última vez. Me preguntaba si es que en mi ausencia mientras yo no podía dejar de llorar en mi habitación sin siquiera poder moverme de mi cama, él se había dedicado a hacer ejercicio o algo así, eso me entristecía...

Noté como sus manos se aferraban al cinturón de mis pantalones y como me atraían hacia él.

-¿Qué pasa mi niño?- me preguntó mientras metía su cara en mi cuello y lo inundaba a besos húmedos.

Yo, me había quedado de alguna forma, en blanco, no, en blanco no... pero sí que había parado y todo el morbo que había aparecido en esa situación, se había acabado esfumando de un momento para otro...

No respondí, mi mirada estaba puesta en el suelo, ambas manos se despegaron del corpulento cuerpo de Tom y se apoyaron en la mesa de madera, a ambos lados de mi cuerpo.
Noté como los labios se habían parado en una zona de mi cuello, dejando un último beso, y en cuanto despegó los labios, separó su rostro de mi cuello y lo puso frente a mi cara, con el ceño fruncido.

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