Cap 64 Juicio

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By Bill

(Para mejor experiencia Solitario- último café {instrumental})

8 llamadas perdidas de Bruno

Volví a apoyar el teléfono en la mesita de noche, suspiré y volví a cerrar los ojos, me tiré las sábanas por encima y me moví por ese colchón. Me di la vuelta y mi cara chocó con una espalda ancha, su piel estaba caliente, mucho.

Abrí los ojos suavemente, saqué la cabeza de debajo de las sábanas y volví a apoyarla en la almohada, también caliente.

Estuve un rato analizando, el olor de las sábanas, olían total y completamente a él... apoyé mi dedo en su hombro. Era real...

Joder... mi dedo se había hundido en un trozo de carne, en la carne de Tom, en su piel. Era real, y mis ganas de llorar también eran auténticas.
...

Sorbí la nariz, llevaba tiempo haciéndolo e inevitablemente había una pequeña mancha húmeda en la almohada.

-¿Por qué estás llorando?- mis ojos ascendieron hasta el cuerpo de Tom, que seguía dándome la espalda. ¿Me habría estado escuchando todo este rato?

Cerré los ojos con fuerza, asustado. Duerme duerme duerme...

Escuché el movimiento de como se movía, también notaba como la cama se había balanceado un poco.
Y de repente, mientras intentaba hacerme el dormido para que por lo menos pensara que la causa de que la almohada estuviera mojada en la parte de mi cara, hubiera sido una pesadilla, un mal sueño; noté un dedo posicionándose en la punta de mi nariz.

-Bill...- su dedo empezó a descender de arriba a abajo, desde la punta de ella hasta el puente y entrecejo. Parecía como cuando una gata acicalaba a sus crías.

Inevitablemente abrí los ojos, despacio, dirigí mi mirada directamente a sus ojos, que miraban hacia los míos.
-Tom.

Puso su mano en mi mejilla, me limpió parte de las lágrimas. Mi mejilla estaba empapada.
-¿Por qué lloras?

Me costaba pronunciar palabra, pero cogí aire.
-Tengo miedo.

Él frunció el ceño, ni siquiera quiso disimularlo.
-¿Qué, miedo? ¿Miedo de qué Bill? Que yo sepa, el que está metido en un problema soy yo.- se rió.

Bajé la mirada, no quería contestarle.

Quería decírselo, pero no podía. Quería gritar que tenía miedo, miedo de que volviera a desparecer, de que volviera a tratarme como un completo desconocido, un temor inexplicable de que volviera a dejarme solo como si nunca hubiéramos compartido nada especial. El constante pensamiento de que lo vivido se olvidara de nuevo y ambos nos volveremos a separar, no quería volver a sentirme invisible en su mundo. Quizás la idea de que no podemos estar juntos fuera la más lógica y que Tom fue el primero que la pensó con claridad y, que por alguna extraña razón a mí también se me pasaba por la cabeza, pero no quería pensar en eso, al menos no ahora que volvía a compartir mi burbuja con él, no ahora que estaba acariciando mi mejilla, no ahora que limpiaba mis lágrimas. No ahora... y espero que nunca.

-¿Puedes abrazarme?- murmuré, muy bajito esperando por una parte que no me haya escuchado y que se olvidara, pero por otra, que me hiciera caso y me abrazara fuerte.

Me miró a los ojos durante un largo rato, frunció el ceño.
-No...- me quedé en silencio, petrificado y muerto de vergüenza, quería que la tierra me tragara...- Voy a besarte, y después de eso, sí que te abrazaré.

Sentí como de nuevo mi corazón volvía a latir, volvía a la vida y lo agradecía con fuertes sacudidas contra mi caja torácica.

Sus labios se pegaron a los míos.
...

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