Cap 50 Confesiones

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By Bill

Y nunca antes me había sentido tan solo, tan desprotegido, tan odiado.

Y goteó al suelo, la gota de color rojo siendo expulsada de los orificios de mi nariz acababa de golpear con el suelo.

Y mientras mi mano taponaba la salida de la sangre por ella, mi mente solo podía pensar, solo podía suplicar...
Por favor y solo por favor te pido universo que me lleves de nuevo a la noche en la que decidimos ser amantes...

Me daba igual pensar que todo había sido una mentira, una farsa, un maldito reto para Tom; yo había sido feliz en ese momento.

Pues la piel nunca olvidará la importancia que tuvo una caricia.

-¡Ya está bien!- gritó Andreas.

Las ondas de sonido rebotaban por todo el parque, juntándose con el sonido del silencio por parte de Tom y mía, juntándose con el sonido de los asombros y las confusiones de los demás.

Vi a Tom mirar hacia el cielo negro y suspirar, bajó la mirada para volver a encontrarse con mi cuerpo en el suelo y con algunos de ellos ayudando a levantarme.

Tom caminó hacia nosotros, empujó a Georg que me agarraba del brazo.

-¡Eh!- gritó Georg.

-Ni se te ocurra.- le amenazó Tom, con un tono suave pero eso no quitaba la parte intimidante.

Ya estaba cansado, había muchas maneras en las que Tom y yo nos hacíamos daño.

Dejé que se acercara a mi, preparado por si recibía otro golpe.

Tom me miraba fijamente estando a tan pocos centímetros de mi, me analizo de arriba a abajo. Pude darme cuenta de su pómulo que empezaba a ponerse de un color morado y amarillento a causa de mis golpes.

-¿Qué mierda pasa? Son peleas de hermanos. ¡Como si yo nunca tuviera con este gilipollas!- señaló Elba a su hermano.

Nadie contestó a Elba, pues todos sabían lo que pasaba menos ella, su hermano y pocos más.

-Dejemos que lo arreglen.- dijo Andreas.

-Pero...- dijo Georg.

-Georg.- Y Andreas señaló a Georg que se fuera, e hizo caso.

Estábamos solos, de nuevo. Hice una intensa respiración.

Me analizaba de arriba a abajo, con sus penetrantes y dominantes ojos.

-Estás ahí Bill, entre lo que duele y lo que amo.- juntó su frente con la mía.

Dejé que pasaran unos segundos y durante ellos, uno de mis ojos había expulsado una lágrima.

-¡Que te den!- le grité.

-¡Que te den a ti gilipollas! Te aseguro que no tropezaré contigo de nuevo.

-¡Ojalá! ¡Sácame de tu puta cabeza!

-¡Ya estás más que fuera imbécil!- me gritó mientras me alejaba.

Me limpié con la manga los restos de sangre de mi nariz.
Llegué a donde estaban los demás, con la música rebotar, pataleé algunas botellas vacías del suelo y me acerqué a la mesa donde aún quedaban bastantes botellas con alcohol.

-Ey Bill.- una mano me agarró de mi brazo justo cuando apoyé el vaso en mis labios.

Andreas era tan bueno, se preocupaba incluso por mi y yo no era nadie para él, solo era el hermano gemelo de su mejor amigo.

O el ex novio de su mejor amigo, tenia dos opciones a escoger.
Pero definitivamente, Andreas era como el papá del grupo.

-...-di un tirón y volví a apoyar el vaso en mis labios, esta vez haciendo que el líquido descendiera por ellos y acabara dentro de mi boca.

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