Cap 58 ¿Es bonito llorar?

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By Bill

-¿En qué piensas?- ella me collejeó.

Volví a donde tenía que estar, en el presente y tratando de dejar atrás ese pasado que no dejaba de perseguirme.

Fruncí el ceño.- Pues... ¿en nada?

-¿En nada?- ella ríe, puedo ver que está alegre.

Me ponía feliz que ella fuera feliz, al fin y al cabo ya lo merecía...

-Elba...¿estás feliz?

-¿Por qué no iba a estarlo?- rió.-¿sabes? Estoy segura que vas a ser un tío maravilloso.

Ella acaricia su vientre, no estaba muy hinchado todavía pero ya se puede notar como el bebé ha ido creciendo un poco dentro de ella.

Miro su vientre, lo miro fijamente y finjo una sonrisa.
-Estoy segura que serás una madre estupenda.- hago una pausa para coger algo de aire.- pero hay algo que debes saber...

. . .

Volví a abrir los ojos y lentamente me dirigí hacia la puerta, pero antes de salir por ella me di la vuelta quedando cara a cara con él, mostrándole mis ojos rojos y llorosos.
-Por favor...

Tragó saliva.- Será la última vez que te haga daño, te lo prometo...

Y después de eso, acercó sus labios a mi frente, dejando un beso.

Me alejé de esa puerta, volviendo a mi habitación pero mientras tanto no podía dejar de pensar...
¿Por qué él no podía dejar de pensar que me hacía daño?

Me estaba dejando ir pero yo lo único que quería era estar a su lado, mi corazón estaría siempre con él.

. . .

A la mañana siguiente, pude ver a través del pequeño hueco que había dejado en mi puerta, a Tom, pero aunque yo hubiera tenido algo de ganas de querer levantarme e ir a pararle y hablar con él, él ya se habría marchado para cuando yo me hubiera levantado de la cama.

Vi como se marchaba, como cerraba la puerta de casa. Echaba mucho de menos dormir juntos, despertarme junto a él y que no quisiera irse de mi lado hasta que por alguna razón del mundo fuera necesario levantarse de la cama y separarse uno del otro.

O aunque sea... echaba mucho de menos aquellos días en los que yo iba al instituto y él llegaba tarde por las noches y se metía en su cama para no despertarme, pero aún así se despertaba a posta por las mañana para avisarme de que ya era de día, que se me iba ha hacer tarde para ir al instituto.

Siempre ha tenido mucho morro, no le gustaba ir al instituto y siempre que podía se lo saltaba, aunque no me dejaba a mi, solo me decía a mi de faltar cuando dormíamos juntos y llegaba a convencerme de que yo también lo hiciera.

Fui a su habitación, vi que había cogido la copia de las llaves que hice el día anterior. Yo no tenía de qué preocuparme, no tenía que estar en casa para cuando él estuviera.

Salí de casa, hice algunos recados y también estuve por el Grenich, pero él no estaba.
...

Y aún después de yo haber llegado tarde a casa, él no estaba. Y tampoco vino en el rato en el que yo estuve despierto...

. . .

Habían pasado varios días, y apenas había hablado con Tom durante el transcurso de ellos.

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