Cap 40 ¿Tom?

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By Bill

"Tucúm tucúm, tucúm tucúm"

Estaba sentado en la mesa de la cocina, pensativo. Removía y removía la cena en el plato, solo guarreándola, era raro en mi; yo solía comer mucho y muy deprisa por eso muchas veces acababa malo de la tripa. Pero esta vez eran los pensamientos más fuertes que las ganas de devorar la sabrosa comida.

Habían pasado algunas semanas desde aquella notificación en mi teléfono que me había causado tantos días de insomnio.
Y también desde aquel beso, el cual casi llegaba a ser más que beso... no habíamos mencionado ninguna palabra en el trabajo, siempre intentaba no coincidir mucho a solas con él, y a la salida me iba rápidamente en autobús.

No me desagradaba como persona, era muy amable, muy respetuoso con las personas, sano, me trataba genial, nunca había dicho algo sobre mi apariencia, me ayudó en muchas cosas aún siendo él el jefe.

El beso no me disgustó, al contrario... me gustó demasiado, había vuelto a vivir, me había vuelto a sentir querido o deseado.

Cuando me miraba me gustaba, cuando me pedía que le pasara la cámara o cualquier cosa en el trabajo y rozaban las puntas de nuestros dedos y él me sonreía, también me gustaba.
Cuando me hablaba sobre sus gatos me gustaba también, cuando me hablaba de sus viajes y gustos.

Nunca pensé realmente en esto, en si me gustaba o no, pero había atado cabos.
Tampoco pensé que yo le llegara a gustar o atraer, no era capaz de creer eso, no desde que llegué aquí otra vez.

De repente me habían empezado a atraer los chicos o los hombres. ¡Maldito Tom el me había abierto las puertas a un mundo nuevo!

Tiré agresivamente la cuchara al plato de sopa, haciendo que múltiples gotitas de ella me bañaran por completo.

Agarré el plato enfadado, eso de sobre pensar las cosas no me gustaba y aveces me pagaba factura. Yo nunca había sido agresivo, por lo menos nunca había agarrado un plato de vidrio lleno de sopa y lo había tirado al fregadero haciéndolo añicos.
Siempre veía el lado positivo de las cosas, cada pelea con Tom yo acababa viéndole el lado positivo de todo, aveces eran por celos y eso significaba que yo le atraía, otras eran por ir a algún lugar que él no quería y eso significaba que yo le importaba, otras por simplemente sus chulearías y bordarías y lo hacía porque decía que me veía gracioso cuando me enfadaba o enfurruscaba, bueno no me gustaba pero si a él le parecía gracioso se lo aceptaba. Todo lo aceptaba por él. Yo era muy tranquilo, hasta llegar al final de lo que tuve con Tom.

Llegué a mi habitación dando pasos agigantados y agresivos por el pasillo, haciendo tanto ruido en las maderas del suelo que salió aquella chica asiática pesada con la que compartía el piso a decirme insultos en su idioma.

-¡Cállate coño que yo tengo que aguantar tus músicas de doraemon a toda ostia todos los días y el puto olor a salsa agridulce no sale de la cocina!- le grité, quizás me había pasado pero estaba muy enfadado.

-¡Glosero!- me tiró un libro con dibujos, deduje que era un manga.- ¡Ta ma de baichi!

-¿¡Qué coño dices tú ahora!?- cerré la puerta de mi habitación de un portazo, no antes sin habernos hechado una mirada asesina ambos.

Apoyé mi cabeza en la puerta y suspiré, seguidamente de ello noté la ropa húmeda por la sopa pegada a mi piel.

Me aparté de la puerta y tire de mi camiseta hacia arriba quitándomela de manera efusiva y lanzando la camiseta en cualquier dirección, dando la casualidad que le di al alto espejo que tenía en mi habitación.

Me di cuenta de mi enfadada expresión y como mi caja torácica subía y bajaba muy rápido debido a mi frustración.

Me fui calmando, mi respiración ya estaba más controlada.

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