Cap 71 Verdades ocultas

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By Bill

Me desperté mirando al techo, que solo veía la litera de encima. Mis manos apretadas en mi pecho, con un terrible dolor de cabeza y migrañas de tanto pensar y pensar, y de ello los ojos rojos de pasarme prácticamente todas las noches desvelado; mi horario de sueño estaba totalmente alterado.

-Ey Bill.- escuché, y entonces una cabeza se asomó por la litera de arriba, quedando mirándome fijamente.- ¡Bill!

-¿Qué pasa cuerdas?- pregunté todavía con la mirada fija en el techo de mi cama.

-¿Tienes lo que te pedí?

Tragué saliva. Pero entonces metí mi mano en los pantalones, los cuales ni siquiera me había quitado para dormir por si tenía que salir corriendo, no salir en calzoncillos.
-Sí.- le dije secamente estirando mi mano hacia arriba para que cogiera el gramo de cocaína.

Sonrió y me dejó ver casi todos sus dientes deshechos por la droga y por la falta de un buen cepillado de dientes y unos cuantos litros de enjuague bucal.

-¿Tuviste problemas?- me preguntó.

Pensé que contestar.- Sí.

-Que palo...- resopló.- Bueno, el lado positivo es que el gramo está aquí, lo demás me la suda. Para dentro de una semana quiero tres.

-No sé si...- me interrumpió dándole un golpe a la litera y haciéndola resonar por la habitación y casi haciendo que se despertaran nuestros otros dos compañeros en la otra litera. Y no me hacía especial gracia eso...

-¡Sí puedes Bill!- me asusté, incluso pegué un bote.- ¿Acaso quieres saber porque me llaman cuerdas?- me preguntó de una manera totalmente psicótica.

Sonó la alarma que indicaba que nos debíamos levantar, y entonces se abrieron las puertas. El loco de "cuerdas" se levantó de su litera de un salto y se acuclilló delante de mí, que yo aún seguía con la mirada fija hacia arriba.

Se apoyó con un codo en mi cama y me miró sonriendo.
-Me gusta tu pelo...- abrí los ojos como platos.- ¿debería tintármelo de negro como tú? Porque claro, eres moreno de bote...

-Lo soy.- admití.

-O mejor... tenemos el pelo parecido, no pasaría nada porque una noche te despertarás con el mismo color de pelo que yo.

La verdad es que no me apetecía levantarme con el pelo de color rubio pollo, no me gustaba y el hecho de que me estuvieran amenazando con tintarme el pelo me asustaba, era algo preciado para mí y a lo mejor incluso prefería despertarme atado con cuerdas a la cama, desnudo y exhibiciendome a todos como un animal en un zoológico, que eso tenía su lado malo en cuanto me desatara.

Aunque creo que mejor ninguna de las dos.

"Cuerdas" era un chico de veintinueve años (que no los aparentaba) que por lo que me había enterado, había entrado aquí por atar con cuerdas a su familia y prenderles fuego a los dieciséis. Estaba desnutrido, mucho más flaco que yo y quizás si me enfrentara a él le ganara, pero eso tendría consecuencias. Era rubio de bote, un color muy feo y lo tenía como yo en el ámbito de longitud. Una vez que me quedé aquí por la mañana y me dormí sin querer, cuando me desperté y él se estaba haciendo una paja mirándome, me quedé callado mirándolo y eso a él le parecía gustar más y disfrutarlo más. Y era mi compañero de litera...

-Cuerdas, deja al chaval.- dijo uno de mis compañeros mientras se levantaba y se ponía la camiseta.

-¡No es tu asunto ladrón!- gritó "cuerdas".

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