Cap 48 ¿Nos vamos de...boda?

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By Tom

Cerré mis puños con fuerza, apretando mis nudillos y haciendo que tronaran los huesos de debajo de esa piel.

Temblaban por la fuerza y presión que hacía con ellos.

Notaba las pulsaciones de mi corazón alterarse e ir más rápido cada vez más.
Es tan fácil cargarme a golpes a este pijo de mierda...

Pero...

A Bill nunca le gustaba cuando me metía en peleas, ni siquiera le gustaba que fuera a competiciones de boxeo o lucha y que participara en ellos.

Pensé que si él estuviera ahí, me habría agarrado las manos, quizás los brazos o quizás los hombros; pero me habría intentado calmar y me diría que nos fuéramos de ahí, que dejáramos en paz al que se estuviera metiendo con él o conmigo. Que pasáramos de él y seguramente al llegar a casa me ayudaría a calmarme y a sacar esa furia de buena manera y gozosa para los dos.

Relajé mis puños y manos, dejé de hacer fuerza en ellos y los relajé, caían a ambos lados de mi cuerpo.

Hice una intensa respiración.
-Gracias por llamar.- pensé el nombre que había escuchado minutos antes.- Mirah.

Me di la vuelta para irme de ahí y dejar a esa panda de pijos e hijos de papi y que siguieran con su fiesta de ponche y hielos.

Escuché como el que tenía la nariz sangrando y me había estado enfadando previamente empezó a carcajearse y cachondearse de mi.

-Venga no te vayas, una fiesta no está bien sin un barriobajero como tú. ¡No hay ningún pelinegro marica por aquí pero te aseguro que te lo pasarás bien!

Apreté los ojos con fuerza y suspiré.
-¿Qué buscas?- pregunté con asco.

-¿Crees que permitiré que tú puto amigo me rompa la nariz y yo no pueda comerme a golpes a otro de los suyos, otro barriobajero de mierda? Es mi nariz por la tuya.

Flipé con esa respuesta ¿que cojones tenía que ver yo?

-Adiós.- empecé a caminar hacia la salida de ese salón.

Pude escuchar sus pasos hacia mi y de repente noté como unas manos envolvieron mi camiseta y me dieron la vuelta, recibiendo un puñetazo en la mandíbula.

Me empujó hacia la dirección del puñetazo, desviando mi cara unos cuantos grados.

Escuché las reacciones de todas las personas que habían en esa casa, muchos se echaron hacia atrás dejando espacio sabiendo que no acabaría bien.

Volví a posicionarme, me encajé la mandíbula y apreté los ojos.

Sonreí.- ¿Ya has dado lo mejor de ti?

Lo enfurecí bastante y vi como apretaba los dientes y vino de nuevo hacia mi con el puño alzado n dirección a mi cara, gritó.

Le di un golpe con el brazo a su puño y lo desvié, le agarré del otro brazo y lo tiré hacia mi y aproveché para darle un puñetazo en la cara.

-¡Parar ya!- gritó la chica pelinegra.

Los dos ignoramos ese grito y seguimos a lo nuestro.

Después del puñetazo que le di, se incorporó mirándome con asco y escupiendo al suelo una combinación de sangre y saliva.

Se avalanzó hacia mí chocando con mi pecho y estampándome en la pared.
Con ambas manos me aporreó las costillas.

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