Capítulo 14

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Entró con sigilo a la habitación de su señor, apenas iluminada por la tenue luz de la lámpara, y se dirigió a la mesita de noche junto a la cama para dejar la charola del desayuno. Dio un respingo cuando una mano salió de entre las sábanas y la sujetó de la muñeca.

—Ah… lamento haberlo despertado — murmuró temerosa.

Vio al licántropo removerse un poco bajo las sábanas y le pareció haber escuchado un suave gruñido, lo que vino después la tomó por sorpresa pues él tiró de ella para atraparla dentro de la cama. Sus pálidas mejillas ardieron y su corazón golpeó con fuerza en su pecho mientras ese seductor aroma picaba su nariz; era un aroma fresco y acogedor, muy parecido al que despide la corteza de los árboles que habitan en el bosque.

—Recuérdame cuánto tiempo llevas aquí — pidió el lobo en voz baja.

—Cu… cuatro años, señor.

No podía ver nada en esa oscuridad, pero podía escucharlo respirar y gruñir bajito y su olor poco a poco embriagaba todos sus sentidos.

—Amm… si… si es todo… — tragó grueso, bastante nerviosa — ¿Puedo retirarme?

El licántropo gruñó y rápidamente la aprisionó entre sus brazos, perdiéndose en la exquisitez de su aroma a frambuesas y moras mientras que la pequeña Omega temblaba y cada vez le era más difícil respirar con normalidad, de nuevo estaba atrapada en una situación incómoda aunque a su parecer esta era peor que las anteriores.

—Estás temblando, ¿por qué? — susurró el Beta — ¿Acaso tienes miedo de mí?

—Nn… no… — en ese momento sí lo tenía — Es solo que… no me siento cómoda… estando aquí, señor.

—¿Alguna vez te has imaginado tener otro estilo de vida?

—Amm… no, creo que no.

Realmente sí lo llegó a imaginar, en un pasado ahora lejano, cuando no podía conciliar el sueño y se aferraba fuerte a su almohada llorando por ser lo que era, añorando no estar defectuosa.

Demian gruñó un poco más y luego se giró para quedar sobre ella, retirando las sábanas para que la lámpara los iluminará y ser capaz de observarla con atención. Le pareció tan encantadora con ese rojo encendido en las mejillas y su pecho subiendo y bajando lentamente a causa de las respiraciones pausadas y profundas que hacía y sus ojos eran como trampas mortales que encarcelan el alma. Quedó convencido de que esa chica era diferente a las otras lobas del pueblo, y no tenía nada que ver con su pequeño defecto. «Y pensar que solo la traje aquí para disfrutar de su aroma y poder divertirme con ella cuando creciera. No puedo creer que con solo ver sus ojos negros terminaría sintiéndome como un idiota.»

—¿Señor? — esa vocecita lo hizo salir de sus pensamientos — Si… no le molesta… quisiera irme.

Se hizo a un lado y Nova se levantó de prisa, se acomodó el uniforme y se dispuso a salir, pero la voz de su señor la detuvo.

—¿No olvidas algo?

Nova se mordió los labios con fuerza y se apresuró a abrir las cortinas y la ventana, con temor volvió a la mesita junto a la cama y apagó la lámpara, «Hora de irse.» Caminó a la puerta, pero Demian ya se había levantado y la tomaba nuevamente del brazo y la acercaba a él.

—Tu cola, liberala — susurró.

Nova enrojeció por completo y la penetrante mirada de Demian le causó escalofríos, aquello era una orden que estaba obligada a obedecer por lo que dejó salir esa cola que tanto la avergonzaba. Se cubrió el rostro con ambas manos en cuanto sintió el contacto de una mano posándose sobre su colita. Esto era completamente diferente a la vez anterior en que por descuido la dejó salir y su señor terminó creyendo que había robado algo y lo había ocultado bajo su falda, pero ahora simplemente se lo había ordenado. No entendía por qué él le estaba haciendo esto, posiblemente solo se estaba mofando de su condición y tenía la loca idea de convertirla en alguna clase de entretenimiento para evitar el aburrimiento. ¿Por qué la vida se empeñaba en hacerla tan miserable? Podía pasar por alto todas las situaciones incómodas que tuvo con él, pero esto iba más allá de lo que podía soportar, odiaba su cola y hubiera dado lo que fuera porque su lobo estuviera completo y así no tener que ser la vergüenza de todo Hoffmann. Se sintió humillada y sin poderse contener comenzó a llorar, haciendo que Demian apartará la mano inmediatamente.

Por primera vez en su vida el Beta se sintió como un verdadero patán, solo quería que esa lobita volviera a impregnar la habitación de su irresistible y excitante aroma para poder masturbarse después, ya que le resultaba imposible hacer realidad todas sus pasiones con ella, pero no esperaba que terminara reaccionando de ese modo. Estaba desconcertado, preguntándose qué es lo que hizo mal y si debía disculparse, aunque esto último nunca antes lo había hecho era quizá lo que debía hacer, era lo correcto, sin embargo no pudo decir nada pues la pequeña Omega había terminado por salir corriendo.




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