Rigel no era alguien que se destacara por ser muy guapo, no lo era, pero su apariencia salvaje, la extraña diferencia de color en sus ojos y su sonrisa traviesa era lo que lo hacía distinto a todos los chicos de Hoffmann, lo suficiente para que terminará sentado en la mesa de una cafetería con tres coquetas chicas que no podían parar de admirarlo y consentirlo con deliciosos postres.
—Este lugar prepara el mejor pastel de ciruela — decía la chica de cabello a los hombros que tenía delante, acercando un tenedor con un pedacito del postre a su boca — Debes probarlo.
—Mejor algo de strudel de manzana — sugirió otra loba de bonitos ojos grises.
El lobo ladeó una sonrisa coqueta y aceptó el bocado de pastel mientras que el resto de los comensales, en especial los chicos, terminaban mirándolo con reproche, algo que solo lo hizo inflar más su ego.
—Qué lindo eres — agregó la chica de cabello castaño que tenía a su izquierda — ¿Te gustaría que saliéramos más tarde? — sonrió con picardía.
En respuesta, solo pudo reír nervioso y aceptar el pay que le ofrecía la chica de ojos grises y aunque le agradaba la atención que estaba recibiendo no estaba interesado en ninguna de ellas y solo estaba esperando el mejor momento para escapar. De nueva cuenta tenía el tenedor con un trozo de pastel frente a él mientras sentía que alguien le acariciaba el muslo por debajo de la mesa, acercándose peligrosamente a su entrepierna.
—Vamos, cariño — animaba la loba, agitando un poco el cubierto.
Abrió la boca recibiendo el bocado y comenzó masticar de manera automática ya que su mente había divagado de vuelta a esa noche en la que fue capturado y donde se veía danzando con la lengua colgando fuera de su hocico, aunque en ese alucine esas tres chicas también estaban ahí, acompañándolo entre el montón de licántropos muertos. «¡Nova!» pensó, regresando a la realidad de golpe y levantándose rápidamente de su silla al ver a la pequeña lobita a través de la puerta de cristal.
—Lo siento, nenas — dijo sin siquiera mirarlas — Tengo algo que hacer.
Las Intermedios dijeron algo en tono lloriqueante de niña pequeña, algo que no alcanzó a escuchar porque estaba más interesado en salir del lugar e ir detrás de su pequeña Omega de mechón blanco. Le dio alcance una calle más adelante y extendió el brazo para tomarla del hombro y detenerla, haciendo que girará.
—Hola — saludó agitado y con una sonrisa en el rostro.
—Ho… Hola — sonrió con timidez.
—¿Cómo estás? ¿Tienes tiempo para tomar algo?
—Amm… lo siento, tengo que entregar algo — le mostró un paquete que llevaba en las manos.
—¿Y más tarde?
Nova se mordió los labios pensativa, realmente se sentía extraña, nunca había tenido un amigo y no tenía idea de cómo comportarse, ladeó una sonrisa dulce y estaba por responder cuando tres Intermedios entraron a escena.
—Oye, fenómeno — llamó una de ellas en voz alta — ¿Qué crees que estás haciendo?
Gruñó molesta al escuchar cómo la había llamado y se aferró al paquete para protegerlo en caso de que quisieran quitárselo con la intención de meterla en problemas con el señor Demian, por otro lado Rigel dirigía la mirada a esas chicas percatandose de que eran las mismas con las que había estado en la cafetería hace un momento.
—Seguramente está coqueteandole — comentó otra de las lobas — Es una zorra dispuesta a abrirle las piernas a quien sea.
—Que siga tratando, nadie la quiere — habló la tercer chica, mirándola con asco — No es más que una loba a medias.
Para ese momento varios lobos se habían detenido a mirar lo que estaba pasando, inquietando un poco a la pequeña Omega. La chica de ojos grises se acercó con aires de superioridad y comenzó a rodearla lentamente, mirándola con atención.
—¿Qué llevas ahí, fenómeno?
—No es tu asunto — gruñó bajo.
—No tienes derecho a hablarme así — gruñó de vuelta y le dio un leve empujón — Dime algo, ¿qué crees que pase si no regresas con esa caja?
Rigel trató de intervenir al ver que Nova era empujada otra vez y caía al suelo, soltando lo que llevaba en las manos, pero las otras chicas no se lo permitieron, y el paquete terminaba por ser pisoteado.
—¡Ups! Ahora tu señor va a tener que castigarte — soltó una risita burlona — Espero que te azote hasta que ya no puedas levantarte.
Nova apretó los dientes con rabia al no poder proteger el paquete que su señor esperaba con ansia por lo que terminó por lanzarse contra la loba, pero esta fue más rápida y la esquivó fácilmente y tomándola del cabello la sacudió con violencia y luego la mandó de cara contra el suelo.
—¡Ay, miren! — expresó la Intermedio con voz chillona y ternura fingida — ¡Su colita es tan adorable!
En ese momento algunos de los licántropos que se habían detenido a mirar intentaron ocultar el ataque de risa que les causó lo dicho por la loba mientras Rigel se quedaba quieto totalmente desconcertado, queriendo entender lo que estaba pasando.
—Omega estúpida, no estás a la altura de ninguno de nosotros, ni siquiera de los de tu mismo rango — arrugó la nariz como si su aroma le molestara — Maldita niña defectuosa, mira que cargar solo con esa cosa detrás sin tener una transformación completa es lo más asqueroso que existe. No hay nada peor que tú en este mundo y nadie querría tener algún tipo de relación contigo, fenómeno.
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Omega
WerewolfCuando Nova descubrió que era incapaz de cambiar de forma como los otros licántropos, inmediatamente fue rechazada por su familia y se le asignó el rango más bajo de la manada, ser una Omega, convirtiéndose en la sirviente de un solitario hombre que...