Capítulo 15

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Una vez que los licántropos llegan a la edad de doce años se les asigna un rango mediante una especie de ritual donde deben presentar a su lobo y mostrar sus habilidades delante de la pareja Alfa y los Betas más fuertes. En su mayoría los cachorros terminan siendo Intermedios, unos pocos son Omega y solo uno o dos son Beta. Sin embargo, los Omega son los que tienen la vida más dura, son despojados de todo lo que conocían, no tienen las mismas oportunidades que el resto y su vida solo se basa en agachar la cabeza y obedecer, pero para Nova ha sido todavía más difícil ya que incluso entre los de su mismo rango ha sido humillada y maltratada.

Algunos de los chicos con los que creció gustaban de gritarle toda clase de insultos y le arrojaban piedras hasta que conseguían hacerla llorar. Los chicos mayores preferían golpearla con un palo hasta hacerla liberar su cola y entonces tomaban turnos para tirar de ella, arrastrándola por el patio sin piedad alguna, ignorando sus gritos, y para finalizar su travesura le ataban una cuerda demasiado apretada en la cola y la colgaban del techo, dejándola ahí por horas hasta que alguna de las encargadas de cuidarlos la encontraba y la liberaba.

Al cumplir los quince estaba lista para trabajar en alguna casa, pero a diferencia de sus compañeros que se fueron yendo uno a uno ella permaneció ahí, nadie quiso emplearla porque les resultaba repulsivo tener a una incompleta trabajando para ellos. Fue un año después cuando apareció Demian Richter, al que la encargada no dudó en mostrarle a los niños elegibles, sin embargo él prefirió pasarlos de largo e ir directamente detrás del librero donde estaba escondida para tomar su mano y llevársela, pagando un alto precio por ella.

Nova maldijo a su señor por haberle traído de vuelta los horrendos recuerdos de su pasado, sin embargo era incapaz de odiarlo, aún si lo deseara con todas sus fuerzas, pues de no haber sido por él tal vez seguiría en ese lugar. Sentía que de algún modo le debía la vida por haberla liberado de su sufrimiento, incluso recordó haberlo llamado "El hombre de ojos bonitos". Y sí, aunque su trabajo era agotador y sus compañeros la molestaban, al menos era mejor mucho mejor que el albergue. Además, el señor Demian siempre había sido bueno con ella, no la maltrataba como a los otros, lo mucho que podía llegar a hacerle era negarle un plato de comida como castigo.

Soltó un suspiro y se aferró fuerte a su almohada, lloró un poco más y por fin pudo conciliar el sueño. Despertó al día siguiente sin energía y con los ojos rojos de tanto llorar, era sábado, su día libre, por lo que decidió dormir un poco más, pero se levantó de golpe cuando recordó que había quedado con Rigel, así que tomó una toalla y lo primero que agarró del closet y salió corriendo rumbo a la casa para irse a tomar una ducha. Regresó al garage con la misma velocidad con la que se fue solo para arrojar sus cosas sobre la cama, ponerse unos tenis y salir.

Lo encontró recostado boca arriba sobre una banca del parque, le hubiera gustado sorprenderlo pero el chico ya había detectado su aroma a frambuesa.

—Pensé que ya no vendrías.

—Lo… lo siento, se me hizo tarde.

Rigel se puso de pie y peinó su cabellera hacia atrás con la mano.

—¿Estás bien? — preguntó al ver las marcas oscuras bajo sus ojos.

—Sí… — respondió vagamente y bajó la mirada.

—¿Tienes hambre?

Nova asintió en silencio y lo siguió a un pequeño restaurante donde las miradas de los presentes no tardaron en clavarse sobre ellos, hubo algunos murmullos pero esto a ella pareció no molestarle lo único que quería era pasar el día en compañía de ese chico de ojos bicolor con olor a lluvia y tierra mojada.

—¿En serio estás bien? — preguntó poco después de que les trajeran la comida.

—Umm… sí… solo no dormí bien — sonrió.

Era una sonrisa forzada y el trigueño pudo notarlo, era claro que había algo más allá de su cansancio, algo que la atormentaba, pero no quiso insistir, no quería que se molestará y menos ahora que ella empezaba a simpatizar con él.

—¿Y de dónde eres? — preguntó la lobita con timidez y la boca llena de comida — ¿Dónde está tu manada?

Rigel encarnó una ceja al ver que esa chica carecía de modales, algo que no notó en el festival, sin embargo eso no le quitaba lo linda.

—No pertenezco a ninguna — respondió luego de unos segundos de haberse pasado el bocado — Para ser exactos, no soy de ninguna parte, no me gusta estar atado a un solo lugar.

—Y entonces… — metió otro bocado a su boca — ¿Por qué no te has ido?

—Responderé eso más tarde — le guiñó el ojo, ladeando una sonrisa coqueta.

Nova se sonrojó un poco ante el gesto y luego continuó devorando su comida, haciendo sonreír al lobo por su manera tan tosca de comer. Estaba como idiotizado por ella, su apariencia tan tierna y su comportamiento retraído solo lo hacían desearla todavía más y no iba a dejar que nada se interpusiera entre él y su preciosa lobita, estaba decidido a quedarse a su lado y con el tiempo ¿quién sabe? ¿Enlazarla, quizá?



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