El pequeño cuerpo de Nova tembló de la cabeza a los pies y apenas era capaz de sostenerse sobre sus brazos mientras la punta de su cola sobresalía por debajo de su falda y escuchaba a todos susurrar y reír. Se odió a sí misma por no haber podido controlar esa cosa que tanto detestaba.
—No tienes nada que te haga un licántropo de verdad — continuaba diciendo la loba de ojos grises — Mírate, solo sabes dar pena y asco. El solo mirarte me da náuseas. No comprendo cómo los Alfas no te echaron de aquí. En mi opinión debiste morir.
Las risas se volvieron más escandalosas y resonaron fuerte en los oídos de la lobita, que ya no prestaba atención a las palabras de la Intermedio y solo podía pensar en la promesa que se había hecho a sí misma hace tiempo en la que no iba dejar que vieran que habían logrado herirla. Sin embargo, no pudo seguir soportando lo que pasaba a su alrededor y terminó por dejar que las lágrimas bajaran por sus pálidas mejillas, rompiendo así su promesa, levantó la mirada hacia el trigueño y solo pudo interpretar su expresión como asco, eso era peor que las risas y los susurros, que lo mejor que pudo hacer fue salir corriendo hacia el bosque. Rigel quiso ir tras ella pero nuevamente fue detenido por las Intermedios.
—Ay, cariño — dijo una — no te molestes por ella. Está defectuosa.
Gruñó molesto y por un instante deseó poder arrancar la garganta de todos los que se habían reído de su lobita, pero solo se apartó bruscamente de las tres chicas y corrió detrás de Nova, siguiendo su rico aroma a frambuesas hasta encontrarla sentada a la sombra de un árbol sumergida en un llanto incontrolable y susurrando con rabia lo mucho que aborrecía su colita, la cual apretaba con demasiada fuerza. Temió que fuera a hacerse daño por lo que tuvo que intervenir acercándose con cautela.
—Nova…
Se arrodilló frente a ella y trató de tomar su mano para que soltara su esponjosa cola pero ella descargó su rabia en él.
—¡Aléjate de mí! — gritó y lo golpeó en el hombro — ¡¿O es que vienes a burlarte?!
El golpe no le hizo ni cosquillas al lobo y solo causó en la lobita un dolor en la muñeca.
—Nunca me burlaría de ti — le dijo muy calmado — Jamás me atrevería a hacerte daño.
—¡Cállate, no necesito tu lástima! — lo golpeó nuevamente — ¡Lárgate y déjame tranquila!
Gruñó fúrica y trató de alejarse de él para no tener que seguir viéndolo, pero Rigel consiguió envolverla entre sus brazos y aunque forcejeó con todas fuerzas para que la soltará mientras le gritaba toda clase de insultos terminó por aferrarse a su pecho para seguir llorando.
—Fue por ti — susurró con cariño el lobo, acariciando su cabello — Por ti me quedé, Nova.
La Omega se apartó bruscamente de él, se limpió el rostro con las manos y le miró un poco confundida.
—¿Qué… quieres decir?
—Estoy aquí por ti — sostuvo su rostro con ambas manos y la miró directamente a los ojos — No lo entiendo, pero quiero protegerte, estar contigo y…
—No, no me hagas esto — dijo con tristeza mientras las lágrimas volvían a inundar sus ojos — No soy como las otras lobas. Soy un asco
—Eso no es cierto. Mira, no me importa si solo tienes esa cola, para mí eres perfecta.
—No… no sé — bajó la mirada — ¿Cómo sé que no te estás burlando de mí?
—Solo… — besó su frente — confía en mí, ¿sí?
—Eres un tonto.
—Lo sé.
Besó su frente una vez más, luego besó cada una de sus mejillas, limpiando sus lágrimas, y un beso más en la comisura de los labios y al ver que no hubo ningún tipo de rechazo más que un ligero rubor se animó a besar esos dulces labios, empezando por pequeños besos que lentamente se iban prolongando y haciéndose más efusivos. Nova lentamente se dejó llevar, perdiéndose en el calor y el aroma a tierra mojada del trigueño, que comenzó a corresponder, aunque algo torpe, sus besos con cierto entusiasmo, abrazándolo por el cuello y dejando que él la tomara de la cintura.
El dulce aroma de la tierna lobita solo estaba provocando más al lobo, que no sabía por cuánto tiempo podría contenerse, redirigió sus labios a ese delicado cuello para besarlo y posteriormente lamerlo un poco haciéndola soltar un suspiro. Nova se asustó un poco cuando Rigel terminó por tumbarla en la hierba, quedando debajo de él, pero de algún modo esto solo aumentó su deseo, y más ahora que sentía cómo una mano acariciaba suavemente uno de sus pechos y lentamente bajaba por su vientre para luego aventurarse bajo su falda para acariciar uno de sus muslos, haciéndola temblar.
Cualquiera pensaría que el chico de ojos bicolor se estaba aprovechando de esa lobita en su momento más vulnerable pero, cierto o no, a Nova eso no le importaba lo único que deseaba en ese momento era olvidarse de todo y disfrutar de esa nueva experiencia. El joven lobo besó su cuello un poco más y luego bajó a uno de sus pechos para mordisquearlo, gruñendo molesto por la prenda que le impedía saborear su tierna y pálida piel, y casi la hizo gritar de placer cuando pasó la mano muy cerca de su humedecida intimidad.
—No… — susurró la Omega — no puedo…
—Está bien — respondió jadeante y apartó la mano — No haré nada que tú no quieras.
Se hizo a un lado para que Nova pudiera incorporarse y acomodarse el peinado y sacudirse el uniforme. Quiso acompañarla de regreso, pero ella se negó así que antes de que pudiera irse volvió a atraerla hacia él para besar una vez más su dulce boquita.
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Omega
WerewolfCuando Nova descubrió que era incapaz de cambiar de forma como los otros licántropos, inmediatamente fue rechazada por su familia y se le asignó el rango más bajo de la manada, ser una Omega, convirtiéndose en la sirviente de un solitario hombre que...