Capítulo 16

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Los gritos desgarradores de una mujer, provenientes de una pequeña habitación, hicieron eco en la sala donde Patrick Klein caminaba de un lado a otro como animal enjaulado, seguía molesto por la discusión que tuvo con los Alfas semanas atrás a causa de lo que había hecho a su defectuosa hermana, además cada vez veía más lejana la posibilidad de convertirse en Alfa por lo que debía idear una forma de hacer a un lado a sus padres y tomar el rango. Los gritos dejaron de escucharse, luego vino un quejido suave, un gruñido furioso, un grito desgarrador y finalmente un doloroso llanto, poco después la puerta de la habitación se abrió y apareció Kellen acomodándose los pantalones.

—La muy puta me mordió — comentó.

—¿Y? ¿Le destrozaste la cara a golpes? — preguntó Robert, que se había mantenido silencioso recostado en un sofá.

—Le devolví la mordida — rio divertido y se dejó caer en el sofá ubicado delante de Robert, subiendo los pies a la mesa de centro — Es tu turno, hermanito.

—No — respondió de mala gana — sabes que yo paso.

—¿Qué pasa, Robert? Estoy empezando a creer que eres maricon.

El mencionado se incorporó, ladeó una sonrisa burlona y jaló el cuello de su playera para que su hermano pudiera ver la marca de su lazo en su cuello.

—Ugh — musitó Kellen con fastidio — Así que lo tuyo con esa Intermedio iba en serio, ¿eh? ¿Cuándo pasó?

—Anoche.

—Genial — dijo sarcástico, y luego se dirigió a Patrick — ¿Qué opinas de que nuestro pequeño hermano dejó que le pusieran correa?

No hubo respuesta, el mayor seguía absorto en sus pensamientos, con los brazos apoyados sobre el marco de la ventana y mirando fijamente a la calle.

—Estoy cansado de que protejan a esa tonta — expresó irritado luego de varios segundos — No pueden ver que ella es una mancha negra en la historia de este pueblo y que si otros lo descubren nos creerán débiles.

—¿Y qué piensas hacer? — preguntó Robert, volviendo a recostarse en el sofá — Mientras no seas Alfa, ella seguirá aquí.

—Además el extranjero también resultó ser un verdadero problema — agregó Kellen.

—Ya pensaré en algo — gruñó furioso a algo que vio por la ventana — Necesitaré ayuda de algunos Intermedios, de preferencia a aquellos que formaron el grupo de guardia la noche en que lo capturaron.

—¿Para qué? — preguntó Robert.

Patrick no respondió y fue directo a la habitación de la cual provenían los gritos de hace un momento y entró. Robert volteó a ver a Kellen y este simplemente se encogió de hombros.

«Ya va siendo hora de que mami y papi dejen el liderazgo de la manada.» pensó Patrick mientras observaba a la preciosa Omega a la que hace poco Kellen había violado y mordido y cuyo golpeado rostro se deformaba en un grotesco gesto de terror al verlo liberar a su lobo y darse cuenta del horror que le esperaba.

Rigel y Nova en ningún momento se dieron cuenta de que habían sido observados y siguieron su camino hacia el bosque en completo silencio. Nova iba cabizbaja, con las manos metidas en los bolsillos de su sudadera negra, la cual combinó con unos jeans deslavados y anchos que solo la hacían ver mucho más pequeña de lo que ya era.

—Y… — comenzó a decir la lobita una vez que salieron del pueblo — ¿Dónde te estás quedando?

—Me dieron un cuarto en el albergue — respondió el chico con aire desinteresado — Las sábanas apestan a humedad.

A Nova se le revolvió el estómago al recordar lo mal que la pasó en ese lugar.

—Los niños que viven ahí no tienen padres — añadió Rigel.

—Sí los tienen — musitó — pero una vez que reciben el rango de Omega son rechazados y enviados a ese lugar. Ahí los cuidan y educan hasta que están listos para servir a un Beta.

—Entonces tú… — ella asintió — Lo siento, debió ser difícil.

—Está bien, no importa — sonrió débilmente — Lo único bueno es que el señor Demian nunca me ha hecho daño, o al menos nunca le he dado razones para castigarme de forma horrible. En el fondo él es… alguien bueno.

Rigel no comentó nada y detuvo su andar para sentarse bajo un árbol y con una seña la animó a sentarse también. Nova sonrió otro poco y se sentó abrazándose a sus piernas mientras el lobo la miraba con atención, queriendo comprender por qué si decía no importarle el rechazo de su familia sus ojos desbordaban tristeza, tal vez ese tal Demian no era tan bueno como ella decía por lo que juró para sí que le arrancaría las extremidades a mordidas si llegaba a enterarse de que le había hecho daño a su preciosa Omega de ojitos negros y piel de porcelana, que ahora se hallaba removiendo la tierra con una ramita.

—¿Y ya me dirás por qué no te has ido? — preguntó Nova.

—Humm… es porque estoy interesado en alguien.

—¿Una posible pareja?

—Tal vez. Es difícil saberlo aún.

—¿Por qué?

—Ella es algo tímida.

—Solo tienes que ser amable y evitar portarte como un lobo estúpido.

El trigueño soltó una risita divertida, luego tomó una ramita para imitar lo que estaba haciendo la lobita, solo que en lugar de hacer patrones irregulares hizo un dibujo muy malo de un gatito barrigón que provocó a la Omega soltar una carcajada.

—Dibujas horrible.

—Lo sé.

Y ambos rieron.

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