Omega

Capítulo 19

Los ojos dorados de Demian estaban puestos sobre cuatro miembros de su servidumbre, y todos se veían temblar temerosos de que algo horrible les fuera a suceder.

—Quiero que me digan exactamente lo que pasó anoche — ordenó con tono gélido.

El Beta rodó los ojos con fastidio al ver al Omega de mayor edad dar un paso al frente para responderle, le molestaba de sobremanera que siempre fuera el viejo gordo quien diera la cara por todos.

—Estábamos el chico y yo — empezó el hombre, temeroso — lavando los trastos mientras las niñas limpiaban la cocina cuando Alina salió y fue a gritarle a la incompleta y…

Demian cortó inmediatamente haciendo un gesto con la mano y el cuerpo del Omega se tensó.

—¿Cómo la llamaste? ¿Incompleta?  — le lanzó una mirada sombría — Ella tiene un nombre y no quiero que vuelvan a llamarla de ese modo o de ninguna otra forma. Y la próxima vez no la dejen sola con todo el trabajo si no quieren que los eche de aquí, ¿entendido?

Todos asintieron en silencio y el Beta se dejó caer en el respaldo de su silla.

—Ahora díganme, ¿quién empezó el pleito? Y más vale que me digan la verdad porque de lo contrario voy a romper las piernas de cada uno de ustedes.

Los Omegas se miraron unos a otros un momento, y aunque todos habían acordado hacer que despidieran a la chica de cabello negro y bonito mechón blanco, el hombre frente a ellos les causaba demasiado temor que era imposible mentirle. Fue el Omega mayor quien nuevamente tomaba la palabra.

—No estamos seguros de qué originó el pleito, señor Richter — así debían llamarlo cuando estaba enojado o de muy mal humor — pero Alina fue quién agredió a Nova lanzándole una botella.

El lobo gruñó molesto y les dio la señal de que podían retirarse y poco después entró Alina con el rostro desencajado, posiblemente por haber llorado toda la noche.

—Ya no te quiero aquí — anunció el lobo sin molestarse a mirarla — Te enviaré de vuelta a Mondlicht para que te asignen a otro Beta.

Los labios de la rubia temblaron, le había costado mucho hacer que Demian Richter la notará y la invitará a su alcoba como para perderlo todo por culpa de una licántropo defectuosa por lo que no podía quedarse callada.

—Mi señor, por favor — se arrodilló y juntó las manos como si rezará — No me eches, te lo ruego. Todo es culpa de ella.

El Beta se mantuvo inmóvil en su silla, mostrándose indiferente ante la forma en que esa loba de hermoso cuerpo empezaba a humillarse a sí misma.

—Te prometo que seré buena — las lágrimas comenzaron a desbordar por sus ojos — Por favor, no me hagas esto. ¡Yo te quiero, Demian!

El mencionado apretó los dientes molesto ante lo dicho y se levantó para ir donde la rubia, la sujetó por el cabello y la sacudió con violencia.

—¡¿Acaso me crees un idiota?! — le abofeteó — ¡¿Eso crees?!

—Nn… no, señor — musitó con temor.

—¡Solo eras la zorra en turno! — gruñó fúrico — ¡Solo abriste las piernas buscando un beneficio! — le soltó otra bofetada que la hizo terminar en el piso — ¡Agradece que te irás de aquí con una carta de recomendación para que no termines en la calle, hembra estúpida!

Alina temblaba en el suelo mientras se cubría el golpe con una mano y comenzaba a llorar. En ese momento entró Nova que se quedó paralizada ante la escena y Demian, al verla, inmediatamente se acomodó el peinado con una mano temblorosa y forzaba una sonrisa repulsiva intentando disimular su enojo.

—Volviste — dijo agitado — Ven aquí, mi pequeña luna.

La loba en el suelo palideció ante esto, él nunca se había mostrado así con ella ni mucho menos la llamaba de una forma cariñosa, simplemente la hacía tumbarse en la cama para satisfacer sus deseos carnales y después se olvidaba de ella por días. ¿Por qué con esa incompleta era diferente? Le hirvió la sangre de la cabeza a los pies, pero era incapaz de hacer nada y simplemente vio a la pequeña Omega caminar hasta Demian y como este acariciaba suavemente su mejilla.

—¿Hiciste lo que te pedí? — preguntaba con tono amable y Nova asentía en silencio — Buena chica.

La retorcida sonrisa de Demian se borró cuando se dio cuenta que la rubia seguía ahí, mirándolos con ojos bien abiertos mostrando desconcierto y horror mientras todo el cuerpo le temblaba por la rabia que la carcomía por dentro.

—La prefieres en lugar de a mí… — musitó Alina — No… esto debe ser una broma. Ella es… algo horrible… una maldición… una bestia asquerosa.

Nova gruñó bajito y apretó los puños con fuerza tratando de contener sus ganas de arrojarse sobre la rubia. El Beta pudo notar su molestia, por lo que corrió a abofetear a Alina una vez más para hacerla callar, pues no iba a permitir que siguiera incomodando a su luna.

—¡Te quiero fuera de mi casa ahora mismo!

—¡Pero, mi señor…!

El Beta la calló con otra bofetada y si ella no salía por sí misma entonces la sacaría por la fuerza. La sujetó de su rubia cabellera y comenzó a arrastrarla hacia la salida. Alina se retorcía y escupía a gritos que no le hicieran esto, que no lo merecía, recibió un golpe en la boca y luego fue lanzada contra el pavimento.

—¡Lárgate o te mataré! — rugió el Beta.

Un puntapié en la cabeza hizo a la rubia chillar y la puerta se cerró. Ya no había nada que pudiera hacer para volver y terminó hundida en un llanto amargo.