CAPÍTULO 1: COSAS DEL DESTINO

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PJ suspiró, cerrando el casillero que le habían asignado para guardar sus cosas durante los turnos de trabajo. Miró hacia el pasillo que la llevaba a su área de trabajo y respiró profundo, intentando armarse de valor para otro día.

Como cada día, fue consciente de que jamás se imaginó trabajar en un lugar como ese. No intentaba ser despectiva con su trabajo (si es que se le podían llamar así a las pasantías), pero la verdad era que siempre había soñado con trabajar en alguna empresa que estuviera relacionada con lo que ella había estudiado. Le causaba tristeza haberse esforzado tanto al estudiar dos carreras (Diseño Gráfico/Marketing y Publicidad) como para terminar trabajando en una red de farmacias en la sólo le tocaba organizar productos en los anaqueles.

—Pero heme aquí, Pearl Jasmine Koop McCain, haciendo exactamente lo que jamás imaginó que haría. —murmuró con pesar.

—Señorita Koop, me gustaría que me regalara un momento de su tiempo. — dijo el Sr. Kunis, apareciendo en su campo de visión y haciéndola saltar del susto.

Lucía un traje bastante apretado, y su cinturón parecía estar asfixiando a su panza; que por cierto, se dividía en dos.

PJ no pudo evitar preguntarse cómo era posible que la tela no se hubiese rasgado aún.

—Si, por supuesto. — respondió en su habitual tono de voz. PJ rara vez era capaz de subir la voz o hablar fuerte y claro.

Ella siguió al Sr. Kunis a su oficina. Tomó asiento frente al escritorio, al tiempo que él se sentó en su silla reclinable.

—Verá, la empresa ha estado pasando por un momento difícil y en vista de que ha culminado sus pasantías, nos vemos en la obligación de prescindir de sus servicios. —soltó rápidamente y la mandíbula de ella de pronto se sintió totalmente floja.

¿Qué?

¡Ella tenía que estar escuchando mal!

— ¿Hice algo mal?— logró preguntar, una vez que encontró su voz de nuevo.

—No, señorita. Como encargado de personal en el área de Recursos Humanos, debo decirle que ha sido ejemplar, y creó un precedente en ventas de crema para las quemaduras... Pero me temo que los dueños de la farmacia están exigiendo la contratación de personas con experiencia en la rama. Experiencia que usted no posee en ésta área del comercio, pero ciertamente le sobra en conocimiento de ventas, publicidad y marketing. — agregó, sus palabras de alguna forma la reconfortaron.

Sé que no me gustaba mucho el trabajo, pero no me gustaría irme con malas referencias de estas pasantías... Sin hablar de lo tristes que se pondrán mis padres, se dijo a sí misma.

El Sr. Kunis terminó su discurso al darle una despedida que a ella le sonó un tanto robótica, pero tampoco pudo sentirse mal porque fue una más de los millones de trabajadores que contrataban y luego despedían.

PJ salió de la farmacia luego de entregar el uniforme que le habían dado y vaciar el casillero en el que siempre guardó sus cosas.

Cuando fue consciente de que estaba despedida, sus preocupaciones comenzaron a abordarla. Pensó en que había intentado demasiadas veces conseguir un trabajo relacionado con lo que estudió. Quería enorgullecer a sus padres, pero ya se sentía un poco desesperanzada después de tanto buscar trabajo, cuando por fin conseguía unas pasantías la despedían.

Miró su reflejo en el vidrio polarizado de un auto y suspiró.

La P.J. de siempre le regresó la mirada a través del reflejo.

AMOR INESPERADO (FATE I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora