AMOR INESPERADO (FATE I)

CAPÍTULO 40: REMOLINOS DEMOLEDORES.

A Dane le preocupó morir de una excitación crónica antes de llegar a su primera vez con PJ.

—¿Dane?—lo llamó PJ avergonzada, al ver que no le quitaba la mirada de encima.

—Lo siento... Pero es que me imaginé esto tantas veces que no puedo creer que sea real, que esté sucediendo.—dijo y se aclaró la garganta.—Sube las piernas.—ordenó y ella se levantó, sosteniéndose en sus codos.

—¡¿Qué?! ¡No, no vas a hacer lo que creo que quieres hacer!—exclamó entendiendo lo que él quería hacer. El sonrojo quemó furiosamente sus mejillas, cuello y orejas.

—Está bien, las subiré yo mismo.—respondió él y las levantó rápidamente, dejándola más expuesta que nunca.

PJ cerró los muslos con fuerza, haciéndolo reír.

—¿Por qué siempre quieres llevarme la contraria?—preguntó divertido mientras intentaba separarle las piernas.

—¡Quiero sexo normal, no este en donde quieres poner tu boca en...!—comenzó a decir ella, pero no pudo terminar de hablar por vergüenza.

—¿Por qué no? Te va a gustar... Además, es necesario.—explicó él como si fuera un científico que había desarrollado un estudio profundo del tema.

—¡Porque me da vergüenza!—admitió y él suspiró.

—Entonces no haremos nada.—dijo cruzándose de brazos y PJ lo miró con los ojos entrecerrados.

—¡Eres un manipulador!—se quejó impaciente.

—Lo tomas o lo dejas... Además, te va a gustar. —aseguró él, pensando en que era la forma de darle placer sin penetración... Sólo que PJ no sabía que él planeaba dejar su primera vez para después.—¿Qué tal si cierras los ojos? Pararé si aun con los ojos cerrados no quieres. —prometió y PJ comenzó a reír a carcajadas.

Dane la miró pasmado.

—¡Lo siento! Es que me parece muy gracioso que incluso teniendo sexo seamos un desastre...—dijo divertida con las mejillas sonrojadas y luego asintió.—Cerraré los ojos...—agregó de pronto y los cerró rápidamente, como si fuera una niña buena y obediente.

Dane le acarició los muslos con lentitud y ella los separó, abriéndose ante su mirada.

—Si fueras así en lugar de discutirme por todo, probablemente ya estaríamos esperando un bebé.—soltó él y luego se arrepintió de decirlo sin filtro.

PJ abrió los ojos asombrada.

—¿Un be...?—comenzó a preguntar, pero la boca de Dane ahí no la dejó terminar de hablar. Sus palabras se convirtieron en un gritito de excitación que le erizó los vellos a Dane.—¡Mierda!—gruñó ella dejándose caer hacia atrás al sentir cómo su centro explotaba bajo el tacto la lengua de Dane.

PJ pensó que ya había conocido la excitación, pero se dio cuenta de que no tenía ni idea de lo que realmente era estar excitada hasta ese momento.

El toque de Dane la estaba convirtiendo en un manojo de nervios alterados a punto de explotar.

Ella levantó sus caderas, encontrándose con su lengua habilidosa mientras Dane la sujetaba de los muslos, asegurándose de que se mantuviera extendida para él.

—¡¿Cómo haces eso que...?! ¡Ahhhh!—gritó ella y se llevó la mano a la boca, intentando callar todo lo que quería gritar.

Dane se volvió más demandante en su toque, saboreándola sin darle tregua y PJ sintió que en cualquier momento podía convertirse en un charco de fluidos.