CAPÍTULO 17: NUEVOS PLANES DE PETER.

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PJ no podía creer que su primera cita iba a ser con su jefe... En teoría Peter seguía siendo su jefe.

Se había cambiado demasiadas veces y lo peor es que ni siquiera tenía tanta ropa.

Suspiró dramáticamente al mirarse por milésima vez al espejo.

—¿Qué se supone que debo hacer, Nick?—preguntó sintiéndose más que frustrada. Se dejó caer de espaldas sobre su cama y sintió cómo uno de los ganchos de ropa se le encajó en las costillas. —Ouch.—gimió.

Su amigo se rió y ella le lanzó una almohada a la cabeza.

—¡No puedo creer que el presidente de la empresa te invitó a salir, PJ! ¡Estoy seguro que es como el sueño dorado de toda chica!—exclamó y ella gimoteó.

Ni siquiera su mejor amigo se tomaba sus problemas en serio.

—De verdad, Nick. Creo que le diré que no voy... No quiero hacer el ridículo...—murmuró poniéndose de pie y caminando hacia el espejo. —¡Sólo mírame!—exclamó señalándose a sí misma. —Soy como un mal intento de una mujer bonita. —dijo tristemente y vio a Nick poner los ojos en blanco a través del espejo.

—Tu actitud es lo que te hace ver fea. Tienes que confiar en tu encanto natural... ¿Crees que sería tu mejor amigo de lo contrario?—preguntó jactancioso y luego le sonrió con amabilidad. —En serio, PJ... ¿Por qué te minimizas si eres inteligente, capaz y hermosa? ¡Vamos, no te he invitado a salir porque, eww! Sería como salir con mi hermana... Pero tienes todo lo necesario y más para conquistar a un hombre, así que ánimo. —dijo aplaudiendo y le hizo recordar a Rourke, el fotógrafo estrella de la empresa, cuando algo le agradaba.

—Ni siquiera sé qué ponerme. —dijo y señaló la pila de ropa sobre la cama.

—Usa el vestido rojo, el de escote al frente, y lo acompañas con una chaqueta y tus zapatillas favoritas. Eso se te ve bien. —sugirió Nick y le entregó la ropa, empujándola hacia el baño de su habitación.—¿No dijo para dónde iban?—preguntó él después de cerrar la puerta.

—No. —dijo ella y se encogió de hombros aunque Nick ya no la viera.—Ni siquiera he ido a una cita la primera vez... ¿Qué crees que deba hacer?—preguntó curiosa mientras se ponía el vestido.

—En primer lugar, actuar relajada, ningún hombre quiere cenar con un manojo de nervios. En segundo lugar, come como si te sintieras a gusto y con modales, por supuesto. Detesto que ciertas mujeres quieran fingir que no comen más que ensaladas. —dijo él.

—Entiendo. —dijo acomodándose la chaqueta y luego comenzó a calzarse los zapatos.

—Y por lo que más quieras, tienes que estar pendiente de Peter, evaluar sus actitudes, porque aunque te parezca extraño... Hay algo en él que me parece raro. No digo que no te pueda invitar a salir, pero eso generalmente sucede después de conocerse e interactuar mucho y la única interacción de ustedes ha sido la de él ordenándote hacer trabajos. —dijo Nick y ella salió sonriente del baño.

—Lo sé, tienes razón. Yo misma lo pensé. —admitió y giró mostrándole la ropa. — ¿Qué tal, eh?—preguntó.

—Se ve bien, pero por amor a Dios, suéltate el cabello. No sé cuántas veces debo decirte lo mismo... Tienes un cabello precioso.—gruñó malhumorado y le soltó la coleta que llevaba.

—Uyshhh. —murmuró y masajeó su cuero cabelludo.

—Eso, que las ondas caigan. —dijo Nick y la ayudó a acomodarlo. —Es perfecto. Ése será el gancho ésta noche. —prometió y ella río ante sus palabras.

Nick se fue y un par de minutos después un auto se estacionó frente a la casa.

Salió y vio cómo Peter la saludaba desde el interior del auto.

Él se mantuvo en su asiento de piloto y ella trató de ignorar la espinita que sintió porque no bajó del auto como siempre hacían los hombres en las películas. Subió al auto y se abrochó el cinturón de seguridad.

El auto aceleró.

—Estás muy linda.—dijo Peter y PJ sonrió levantando la mirada para agradecerle, pero él ni siquiera la estaba mirando.

Iba concentrado, mirando hacia la calle.

—Gra-gracias.—susurró sonrojada.

¿Qué se suponía que era lo correcto por hacer en una cita?

Perdida en sus propios pensamientos sobre citas, el tiempo de camino hacia el lugar se pasó volando.

Llegaron a lo que parecía ser un restaurante bastante costoso.

Peter parloteó sobre que pagaría con la tarjeta de presidencia, ya que según él contaba como una reunión de trabajo.

PJ se sintió furiosa. Se mordió la lengua, para no decirle que eso era un abuso y que ella tenía una forma de pensar muy distinta sobre el uso de esa tarjeta.

De pronto, comenzó a sentirse mal.

¿Cuánto más iba a seguirse aguantando las cosas que él hacía y con las que ella no estaba de acuerdo?

Luchó con las ganas de bostezar que la abordaron de repente y sonrió falsamente cuando Peter ordenó por ella, sin siquiera preguntar qué le gustaría pedir.

Luchó por ser educada, pero la verdad era que quería regresar a su casa.

Peter sólo seguía hablando de la empresa.

—¿De casualidad no tienes algún proyecto nuevo bajo la manga? Me refiero a algo en lo que vinieras trabajando en secreto.—dijo y le sonrió con picardía. —Si lo tienes, podríamos desarrollarlo juntos, me encanta pasar tiempo contigo.—agregó y ella tomó aire indignada.

En otro momento hubiese anhelado esas palabras... Ahora ya no lo hacía.

Se sentía feo eso.

Sintió que Peter le mentía por interés y eso era horrible, porque si de verdad le gustara pasar tiempo con ella, no le dejara todo el trabajo.

—De hecho también me gustaría preguntarte si tienes alguna nueva idea, me caería genial un empujoncito para presentar el próximo proyecto ganador.—siguió insistiendo.

Él seguía sonriendo y mientras ella tomaba aire para calmar su temperamento.

¿De verdad la creía tan imbécil?

—¿Estás bromeando, cierto?—preguntó, sin poderse contener. Intentó sonreír, como si estuviera siguiéndole la broma.

Peter perdió la sonrisa y tragó grueso. De un segundo a otro la observó con seriedad.

—No... Espera, ¿Preferirías trabajar tu sola en el proyecto y luego presentarlo juntos? También me parece bien...—preguntó él y PJ no se perdió el brillo de esperanza en sus ojos.

Su mandíbula casi cayó floja del asombro.

Por Dios, ¿Cómo se le ocurre preguntarme eso?, pensó.

Peter no tenía ni un poco de decencia.

Tendría que estar loca para darle otro de sus proyectos. Ya se imaginoaba que de nuevo iba a dejarla sola con todo el trabajo.

Si aun estaba resolviendo cabos sueltos que él dejó en el trabajo que le correspondía hacer.

De pronto él rió y ella también lo hizo, siguiéndole la corriente.

—Estaba bromeando, PJ... Hablando de trabajo. Se me ocurrió que, para el recibimiento de los modelos en la próxima campaña, sería genial conseguir joyas para las chicas y jerseys de abrecrombie para los chicos. He escuchado que ...—continuó parloteando y ella simplemente no pudo creerle.

Él jodidamente no había estado bromeando, ¿o sí?

Peor aún, ¿Él realmente estaba considerando gastar más dinero de donde no hay?

En ese momento, ella sólo pudo pensar una cosa.

Si Dane llega a enterarse de estos nuevos planes de Peter... Lo mata.

AMOR INESPERADO (FATE I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora