EPÍLOGO I

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Los días comenzaron a pasar de forma lenta para ellos.

Estaban a mediados de enero, pero el frío seguía adornando las copas de los pinos con escarcha y el bosque parecía estar durmiendo mientras ellos pasaban sus días entre las sábanas, el baño y la cocina.

PJ se quedó en la cabaña con Dane, a pesar del constante ceño fruncido de su padre, Dane fue determinado y sincero.

No permitiría que alejaran a su mujer de él bajo ninguna circunstancia.

Lo que, para su suegro, tuvo sentido pues él mismo no soportaría ser separado de su esposa ni un día... Por esa y muchas razones más, ahora vivían su amor sin prisas; disfrutando un día a la vez.

Fue por esa misma determinación de Dane que el compromiso se hizo más que oficial. Decidieron planear una boda express, porque no soportaban pasar otro día sin pertenecerse de todas las maneras posibles.

Aprendieron la lección, nunca más dejarían para después lo que podían hacer de una vez.

—¿Preciosa?—llamó Dane desde abajo.

—¡Voy!—exclamó PJ saliendo del baño. No se había preocupado por secarse el cabello, aun cuando sabía que corría el riesgo de congelarse el cerebro con el frío que había.

—¿No habíamos quedado en que me concederías una ducha sola?... ¡Ya no podemos seguir haciéndolo en la ducha! ¡Mi columna necesita un descanso!—se quejó ella divertida, bajando las escaleras.

Llegó a la cocina y detuvo sus pasos torpemente al ver que su esposo no estaba solo.

—Pearl Jasmine.—masculló Dane muy sonrojado.

PJ posó su mirada avergonzada sobre el moreno alto que parecía estar a punto de romper el taburete del desayunador.

James Hall no era gordo, ni un poco, pero era tan grande como su esposo y eso ya era decir mucho.

Posó su mirada sobre la otra visitante y se sorprendió al ver a Patricia, la agente Prayer, sentada con elegancia sobre el otro taburete.

Hizo una nota mental, para recordar comprar unos dos o tres taburetes más... Aunque mejor esperaban un poco para comprarlos; igual iban a mudarse.

—¿Buenos días?—saludó con timidez. Lo cual era estúpido después de prácticamente vociferar sus intimidades con Dane.

—Sí, buenos días para ti también.—respondió Dane mirándola con el reclamo en su mirada. Su esposo seguía muy sonrojado.

—Lo siento. —susurró y caminó hasta él, tomando asiento a su lado.

Dane la rodeó con su brazo y le acarició la cadera.

—No te preocupes. Es normal que sucedan este tipo de cosas cuando uno llega de imprevisto... Pero estamos aquí porque Dane nos pidió que trajéramos la información cuando todo estuviese listo. —dijo James, reacomodándose sobre el taburete. Se veía incómodo.

—Podemos pasar a la sala. —ofreció Dane y los dos agentes asintieron, agradecidos por la consideración.

—Sobre la información... Debo decir que todo esto me parece una locura. —admitió Patricia al tomar asiento en el sofá.

James asintió, demostrando que estaba de acuerdo con ella.

—Hemos visto muchas cosas en nuestra experiencia como agentes, pero el nivel de ambición de Bill Johnson es inigualable.—agregó.

—Para comenzar, Bill llevaba planeando esto desde que tu madre se casó con tu padre. —informó Patricia observando a Dane.

—¿Por qué iba a hacerlo? Mis padres no eran cercanos a él. Mi madre era mejor amiga de la esposa de Bill... No de él. —dijo Dane luciendo confundido.

AMOR INESPERADO (FATE I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora