CAPÍTULO 11: ATRAPADOS.

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PJ se giró con una mano a la altura del corazón, aterrorizada de haber sido descubierta.

Monique soltó una carcajada y se cubrió la boca con la mano.

—¡Casi me matas de un susto, Monique!—gritó PJ exasperada.

Por un momento pensó que Dane la había atrapado espiándolo.

—¡Tenías que ver tu expresión!... ¡Parecía que habías visto a un espíritu maligno de los que habla Lulú!—dijo Monique divertida y se desternilló en carcajadas.

—Ya, para de reír que nos van a descubrir.—susurró la morena de lentes, mirando nerviosamente en dirección al bosque.

—Querrás decir que te van a descubrir, porque yo no escuché nada.—dijo su amiga burlonamente y PJ puso los ojos en blanco.

—Eres terrible.—gruñó en su dirección y comenzó a caminar fuera del bosque, en dirección a la escalinata de la empresa.

Monique la alcanzó sonriente y le rodeó el cuello en un mini abrazo amistoso.

—Piensa positivamente, al menos no llegaste a ver al Sr. Hard entrenando. Es como que alguien coma lasaña delante de un hambriento. Eso sí es como para morirse... ¡Mmmmm... tanta carne y yo tan hambrienta! ¡La última vez que lo vi tuve estos sueños...!—exclamó y PJ miró avergonzada a todos lados, asegurándose de que nadie escuchara a su amiga.

—¡Habla bajito!—masculló PJ irritada. —Definitivamente hoy como que es tu día de "sabrosearse al Sr. Hard"—susurró incómodamente, frunciendo el ceño de forma inconsciente.

Monique soltó una carcajada y asintió sin vergüenza.

—Si, solo que todos los días son el día de sabrosearselo, P.J.—dijo con seriedad. —¿Es que no encuentras atractiva toda esa imagen de hombre oscuro?—preguntó de pronto, notando algo extraño en la actitud de la morena. PJ negó rápidamente. —Mmmmmm, bueno... Mierda, a mí sí me pueden hacer caer de rodillas con esa imagen de chico rudo. Son los mejores en la cama, así que ve aprendiéndote eso. —agregó de forma perversa y le guiñó un ojo.

PJ se sonrojó y de pronto sintió que su boca no podía expulsar ni una palabra.

—Espera... Oh, mierda... ¿Tenemos un caso de tarjeta V aquí?—preguntó Monique bastante sorprendida y PJ comenzó a caminar avergonzada, necesitaba dejar a su amiga atrás para que no le siguiera haciendo preguntas.

—Espera, PJ. —la llamó su amiga, pero ella no se detuvo. Estaba sonrojada y se sentía tan avergonzada. Era obvio que aun seguía siendo virgen.

¿Quién demonios se iba a fijar en ella?

Corrió al interior de la empresa y en unas cuantas zancadas, subió al ascensor. Una vez que estuvo allí, se abanicó el rostro con una carpeta de las que traía con los documentos de la campaña publicitaria.

¿Son mis ideas o aumentó la temperatura?

Mientras el ascensor la llevaba al piso de presidencia, PJ notó que las luces parpadearon, pero luego todo volvió a la normalidad así que lo ignoró. En ese momento lo único en lo que podía pensar era en el poco tiempo que le quedaba para hacer diez mil cosas.

Observó el reloj en su muñeca y su pánico disminuyó un poco al ver que aún le quedaban cuatro horas para la ejecución de la campaña.

Rápidamente, tomó los documentos su puesto.

Entró a la oficina vacía de Peter, a dejarle unos cuantos sobre su escritorio y se aseguró de cerrar la puerta detrás de ella.

Organizó todo en su archivo y cerró con llave.

Tomó algunos de los programas que le faltaba entregar para la ejecución de la campaña y se aseguró de dejar todo en orden para volver al sitio donde estaba sucediendo la magia.

Todo va a pedir de boca, sólo queda entregar esto y comenzamos a la hora establecida.

En el instante que PJ regresó a la realidad, notó que el ascensor frente a ella estaba cerrándose.

Ni siquiera había visto a la persona que subió segundos antes al ascensor.

Ella pensó en que perdería tiempo esperando que el ascensor bajar y luego volviera a subir. Decidió en ese segundo que lo mejor era correr hasta él y tratar de entrar.

Lo alcanzó justo cuando la puerta estaba cerrando. De forma instintiva, estiró su pie y evitó que las puertas se cerraran por completo.

Viendo su oportunidad, entró rápidamente.

Sentía que era una doble de películas de acción por haberlo logrado.

—¡Lo siento, es que necesitaba entrar!—exclamó sonriente levantó su mirada.

La sonrisa murió en su boca al ver a su acompañante; que la observó por un segundo con un rictus de desagrado, para luego volver a posar su mirada azul sobre la pantalla de su tableta.

Vaya, qué amable... ¡Qué mala suerte tengo de encontrarme con este hombre en cada esquina!

Dane contuvo las ganas de reír ante lo que PJ había hecho.

Sí, la verdad era que le había causado gracia. Pero, ¿Cómo no iba a hacerlo, si esa mujer parecía tener muy mala suerte en la vida?

¡Ella era como un huracán que siempre andaba tropezando y haciendo desastres por doquier!

Mantuvo su expresión seria con dificultad y regresó su mirada a la pantalla de su tablet, en la que estaba verificando algunos datos de su campaña publicitaria... El problema era que su atención no estaba en la pantalla, por más que lo intentaba, sus ojos se desviaban disimuladamente hacia su única compañera dentro de la caja metálica.

A pesar de que no soportaba a Pearl Jasmine, Dane sentía que había algo en ella que lo atraía... Aunque no estaba preparado para aceptarlo aún.

Ambos seguían ensimismados, víctimas de sus pensamientos, cuando de pronto algo sucedió.

Las luces dentro del ascensor comenzaron a parpadear, recordándole a PJ que eso también había sucedido cuando lo usó antes para subir a presidencia.

—¿Qué...?—comenzó a preguntarse ella en voz alta, pero no pudo terminar de hablar, porque el ascensor se detuvo de forma abrupta, haciendo que los corazones de los dos se aceleraran en sus pechos.

PJ pensó que, aun cuando sentía que las cosas no podían ir peor para ella, el destino terminaba demostrándole que siempre, siempre, podían ir peor.

— ¿Qué mierda?—escuchó gruñir a Dane y tragó grueso.

Oh, no.

PJ sintió que sus piernas comenzaban a desmayarse ante su realidad. Como pudo, temblando de los nervios, se arrastró hasta la pantalla de los controles e intentó llamar a los técnicos por el micrófono.

Sólo que no pudo hacer nada, porque de pronto algo explotó en la pantalla y ambos vieron cómo soltó una chispa que iluminó la oscuridad durante unos segundos y luego se sumieron de nuevo en la oscuridad.

¿Por qué justo ahora se tenía que dañar el ascensor?

—Oficialmente, estamos atrapados en el ascensor. —dijo ella en suspiro.

Dane no respondió, pero aun en la oscuridad PJ pudo sentir su mirada llena de desdén.

AMOR INESPERADO (FATE I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora