CAPÍTULO 4: METIENDO LA NARIZ DONDE NO NOS LLAMAN.

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—Sr. Chase, quería preguntarle... ¿Para entregar la correspondencia de presidencia... sólo debo subir en el ascensor y entregarle a la secretaria?—preguntó y él se quedó en silencio por un momento, pensando.

—Pearl Jasmine, he de decirle que no tengo idea qué debería hacer, considerando que el Sr. Hard despidió a su secretario hace dos semanas. Le aconsejo que suba, y en vista de que el Sr. Johnson es más... accesible, le haga llegar la correspondencia. — sugirió y PJ asintió, decidida a cumplir con su trabajo antes de que pasara la hora del almuerzo.

Le entregó su correspondencia y verificó que la única pendiente por entrega fuera la de presidencia.

PJ salió de la oficina de Recursos Humanos y cruzó por la recepción con el carrito, se dirigió con rapidez al ascensor.

— ¿Si irás a almorzar con nosotras?— preguntó la recepcionista. Sonriente le mostró su lunch y miró el carrito con suspicacia. Sin perderse cómo ella se dirigía al ascensor.

— ¡Claro, sólo debo entregar esto en y me uno a ustedes!— exclamó y llamó rápidamente el ascensor.

La recepcionista le sonrió amablemente y me dio un pulgar arriba.

Vaya, nunca había hecho dos amigas en un mismo día... Y nunca había hecho un enemigo tan rápido, pero parece que en este lugar todo ocurre muy rápido.

Entró al ascensor y acomodó el carrito de manera que no ocupara tanto espacio.

Una vez que llegó al quinto piso del edificio/casa, el ascensor abrió las puertas y la boca de PJ se abrió exageradamente.

Siempre me gustaron las decoraciones minimalistas, pero esto me en.can.ta, gritó mentalmente.

La recibió lo que parecía ser una sala de espera que tenía las paredes pintadas de blanco, un juego de muebles color beige y cojines en verde menta. Era espectacular.

PJ gimió por lo bajo al acercarse al único elemento que vestía dos paredes de la sala.

Era un cuadro.

Bueno, en realidad, dos cuadros.

Uno era solo el mar; extenso, fresco, azul y hermoso.

El otro cuadro era el mismo mar; pero en la lejanía, flotando sobre el agua, se veía un velero con colores como azul marino y amarillo en la vela extendida.

Tan simple pero tan hermoso, pensó PJ hipnotizada.

El cuadro la conmovió un poco, y de pronto ella deseó tener la posibilidad de ir al mar y disfrutar de algunos días navegando.

De pronto salió de su ensoñación, decidida a apresurarse hacia las puertas que parecían ser las oficinas de presidencia, no sin antes darle un último vistazo a los cuadros y suspirar.

Tocó la primera puerta y cuando le respondieron "adelante" supo que no se trataba del Sr. Dark.

Gracias a Dios. Por favor, que sea un alma buena.

—Soy P.J. Koop, la encargada de la correspondencia.— informó, asomándose por la puerta.

Para su asombro, era el moreno de esa mañana quién estaba sentado detrás del escritorio y no puedo evitar pensar en dos cosas; la primera fue ¡Diablos, es muy guapo! Y la segunda: ¿Él también tiene un cargo superior? ¿Por qué otra razón estaría ocupando una de las oficinas de presidencia?

—¿P.J., eh?...¿Patricia Johanne? ¿Penélope Julianne?—preguntó él con curiosidad, intentando descifrar el porqué de las iniciales de PJ.

Oh, ojalá fuera Penélope o Patricia... se quejó mentalmente. Mientras lo hacía, una mueca se formó en su rostro y él rió divertido.

—Más como Pearl Jasmine...—indicó ella, haciéndolo soltar una carcajada bastante varonil.

—Bueno, es un nombre dulce. Perla y Jazmín. Una joya y una flor...—murmuró pensativo.

Se puso de pie, saliendo del escritorio y acercándose a PJ.

— ¿Qué tienes para mí, pequeña genio?— preguntó con soltura y ella sintió cómo se le aceleraba el corazón.

—Pues, le traigo...—comenzó a decir, tomando en sus manos los documentos que le envió el departamento de finanzas a presidencia.

Cuando estaba por entregárselos, el peso de la carpeta se inclinó a un lado y (aunque ella hizo movimientos en cámara lenta para atraparlos), las hojas de papel se salieron de la carpeta y terminaron esparciéndose por el suelo de la oficina.

PJ gimió avergonzada, al tiempo que el moreno de ojos verdes se agachó a ayudarla con los papeles y ella no pudo evitar mirarlo cuando se agachó.

Santa mama, exclamó PJ mentalmente. ¡¿Cómo puede tener tan perfecto el trasero?!

Ella se inclinó un poco más cerca, sorprendida de que ese par de globos lucieran tan perfectos.

De pronto él se enderezó y ella rápidamente lo imitó, fingiendo que no le estaba mirando el trasero como una acosadora.

— ¡Oh!— exclamó y se agachó a recoger unos papeles para disimular.
PJ intentó ignorar el calor que le causó su sonrojo.

Atrapó otra hoja y su mirada se posó sobre los porcentajes.

Era una hoja de análisis de finanzas.

Es un plan de inversión, pensó.

Tomó otra hoja en su mano y comenzó a sacar cuentas en su mente.

Estos porcentajes están mal, concluyó.

—Estos porcentajes están mal. —soltó en voz alta y luego se arrepintió.

¡Ahora sí que me botan, por metiche!

Merde... ¿Quién te preguntó si estaban mal, tonta?

¡Siempre metiendo la patota y la nariz donde no te llaman!

El moreno la miró asombrado, y se le acercó, violando todas las leyes sobre el espacio personal. PJ sintió cómo comenzaba a sonrojarse de nuevo.

¿Son mis ideas o hace calor aquí?

—Ah, ¿sí?—soltó y lo acompañó de un sonidito nasal que en él sonó muy sexi (y que de seguro en PJ sonaría como un cerdo ahogado). —Pues ilumíname, chica genio. — susurró, acercándose más y su aliento acarició la sien de ella.

¿Q-qué está p-pasando?

—B-bueno... La verdad es que jamás una inversión de esa cantidad de dinero...—dijo PJ señalando el primer gráfico.—Dará ésta cantidad de ganancias en un mes. Es como el sueño de Wendy de que Peter Pan regresara a Londres. Imposible.— explicó, señalando la segunda gráfica y él soltó una carcajada llena de diversión.

Recontremerde.

— ¿Peter Pan?... ¿De verdad ves mucho Disney, o es que te estás burlando de mi nombre con estilo?—preguntó luciendo indeciso y yo ella negó nerviosamente. Estaba segura de que su cabeza parecía pelota de ping pong.

—¿Perdón?—preguntó aturdida, sintiendo que su causal de despido sería "ser una estúpida que hacía comparaciones y chistes de Disney".

—Bueno, creo que ninguno de los dos entiende a qué se refiere el otro... —dijo Peter con el ceño fruncido, mirándola fijamente.

AMOR INESPERADO (FATE I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora