CAPÍTULO 20: DOTES ROMÁNTICAS.

341 46 1
                                    


PJ caminó hacia su habitación sin detenerse.

A duras penas logró darles unos saludos distantes a sus padres mientras subía las escaleras.

Su mejor amigo venía pisándole los talones, así que ella sabía que no iba a escaparse de la charla incómoda sobre la cena.

Entró en su habitación y luego escuchó cómo se cerraba la puerta detrás de ella.

—¿Qué pasó?—preguntó Nick en cuanto estuvo seguro de que los padres de PJ no escucharían nada.

—Nada.—mintió ella y él puso los ojos en blanco.

—No seas estúpida, sabes muy bien que sé cuando mientes.—soltó él irritado. No le gustaba cuando PJ intentaba guardarse las cosas, porque significaba que algo malo había sucedido.

—Peter es un idiota.—dijo ella sorprendiéndolo.

—¿Qué te hizo? ¿Intentó propasarse...? ¡Si te hizo algo...!—gruñó sintiendo que se habían metido con su hermanita.

—No, él no me hizo nada. De hecho, creo que él estaba muy cómodo con ignorarme durante la cena. Se la pasó hablando idioteces, más de sus planes horribles que terminarán llevando a la empresa a la quiebra.—comenzó a contarle todo y Nick se quedó en silencio, intentando procesar sus ideas.

—Entonces... ¿Estás molesta porque él no saltó sobre tí como perro en celo?—preguntó confundido.

—No. Lo que quiero decir es que me indigna haber sido tan ciega. Al principio estaba tan cegada con su encanto fanfarrón, que no me di cuenta que es un cabeza hueca total.—susurró.

—Pues, no sé qué te parece a ti... Pero yo creo que debemos celebrar que un idiota como ese no te tocó ni un pelo.—

—¡Pues él no, pero...!—masculló ella y recordó a Dane.

Él sí que la había besado.

Y ella había amenazado con renunciar.

De hecho, se podía decir que había renunciado.

—¡Pero, ¿Qué, mujer?!—gruñó Nick estresado.

—Dane me besó.—soltó ella y luego se cubrió la boca asombrada. No podía creer que lo había dicho.

—¿QUÉ? —escupió Nick anonadado.

—¡Sí!—exclamó ella cada vez más impresionada de que eso realmente hubiese sucedido.—Él sólo apareció en el lugar y de pronto, ¡BAM! Estaba furioso partiéndole la cara a Peter. Luego simplemente dejó a Peter inconsciente y me trajo a casa. Me acusó de ayudar a Peter a robar el dinero de la empresa. Luego bajé del auto y le dije que iba a renunciar. Él enloqueció, forcejeamos... Y luego sólo me besó.—explicó mortificada.

—Mierda, PJ. Tu jefe te dio tu primer beso.—soltó Nick y ella le dio un empujón.

—¿Eso es todo lo que puedes decir cuando me acusaron de ser una ladrona junto con Peter?—gruñó.

—Bueno... No es que haya algo más impresionante que eso en tu relato.—bromeó él y ella suspiró frustrada.

—No lo entiendes, Nick. Esto es algo grave. Es peor de lo que imaginas. Dane sólo necesita pruebas para redundirnos en la cárcel... Si las consigue, te aseguro que voy tras las rejas y Peter muere. Hoy vi a Dane furioso y creo firmemente que es capaz de matar a Peter con sus propias manos.—susurró ella sintiendo que su corazón amenazaba con salirse de su pecho.

¿En qué se había metido al buscar trabajo en X.O.Woods?

PJ intentó dormir esa noche, pero no pudo.

Fue una noche larga en la que su arrepentimiento hizo de las suyas, y lo peor es que había amanecido hacía ya varias horas y el día no parecía estar yendo bien.

O al menos eso pensaba ella, al tiempo que presionaba una esponja contra la mancha de su camisa.

Desde muy temprano ya comencé a meter la pata, pensó mientras la dio una mirada de indignación a su taza de café. En ese mismo instante escuchó cómo la puerta de la oficina a su lado se abría.

Decidida a no hablar más nunca en su vida con Dane, mantuvo su mirada en lo que hacía... Aunque la verdad era que se moría por levantar la mirada y verlo.

Ella sintió el peso de la mirada de él, pero continuó con su trabajo de sacar la mancha.

Necesitaba resolver su problema con la ropa, para luego terminar de hacer lo que tenía pendiente del proyecto y, finalmente, entregar su renuncia.

Dane se aclaró la garganta intentando llamar su atención, pero ella lo ignoró olímpicamente.

Él estaba enloqueciendo. Desde la noche anterior no había podido sacar a Pearl Jasmine de su cabeza.

Ni a ella, ni el beso que le había dado.

Frustrado porque ella no le prestó atención, volvió a entrar a su oficina y Fred cerró la puerta con seguro.

—¿Qué hizo?—preguntó curioso.

—Me ignoró. —soltó Dane.

—No puedo creer que la besaste.—admitió Fred y Dane lo fulminó con la mirada.

—No te lo dije para que repitas cuánto te asombra a cada rato.—gruñó.

Estaba arrepentido de haberle contado, pero no sabía qué hacer.

—¿Qué haremos?— preguntó el asistente.

—Ingéniatelas, para eso te pago. Necesitamos tenerla de nuestro lado y asegurarnos de que no renuncie. —dijo Dane.

—Esa mujer nunca me ha soportado, Dane. Creo que lo mejor es que seas tú quien intente el acercamiento... Además, ya la... ¡Eso es!—exclamó Fred y Dane lo miró como si en serio lo considerara el idiota más grande del mundo.

—¿Estás loco? Si a ti no te soporta, a mi ahora me odia... ¿Se te olvidó lo enojada que estaba ayer?—balbuceó nerviosamente.—Después del beso, debe estar odiándome aun más.—aseguró.

Pearl Jasmine Koop jamás va a perdonarme por lo que le hice ayer.

—Yo ni siquiera soy guapo, tú sí. Estoy seguro de que si haces alguna cosa de guiño y palabras suaves la tendrás perdonándote... No quisiera tener que decirte esto, pero realmente fuiste un idiota, es natural que te toque rogar. —murmuró Fred, olvidando que estaba hablando con su jefe inmediato.

Dane pensó en darle una respuesta venenosa, pero decidió no hacerlo porque tenía razón.

—Me preocupa que sea tan inteligente y esté usando su ingenio para ayudar a Peter. Siento que lo sigue apoyando... Sé que me porté como un imbécil, pero necesito tenerla de mi lado.—murmuró pensativo y Fred lo miró como si hubiese enloquecido.

—Quizá hace todo lo que él le pide porque está enamorada de él... ¿No has pensado en eso?—preguntó y Dane respiró profundamente.

De algún modo, sintió que sus palabras le caían pesadas, le hicieron sentir enojado.

—Quizá. —respondió cortante.

De pronto sintió que no quería hablar más con Fred.

—¿Y si creas como un plan de traerla al lado correcto? Es decir... De acercarte a ella y mostrarle las cosas como son, que se dé cuenta de los errores que está cometiendo al apoyar a Peter.—sugirió Fred y él consideró su idea.

—Pero, ¿Crees que me preste atención si está... Interesada en Peter?—preguntó, sintiendo la bilis en la boca gracias a esas palabras.

¿Cómo era posible que las mujeres se enamoraran tan fácilmente de Peter?

Si tan sólo supieran...

—Pues tendrás que hacer uso de tus dotes románticas.—soltó Fred, encogiéndose de hombros como si nada.

AMOR INESPERADO (FATE I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora