CAPÍTULO 32: ROMPER LAS REGLAS.

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PJ se sentía avergonzada de la ropa que estaba usando.

Estaban en la Sala de Juntas de la empresa y sentía cómo las miradas posadas le quemaban la piel.

PJ quería salir corriendo de ahí.

Sabía que su vestimenta no era adecuada para nada que tuviera que ver con su cargo dentro de la empresa... Pero no podía hacer nada.

Los habían llamado a junta con carácter de urgencia y no podía llegar tarde... Así que no tuvo tiempo de cambiarse.

Si no hubiese sido por el idiota de Rourke nada de eso habría pasado... Ni el beso, ni los toques, ni su última discusión.

Tampoco habría escuchado a Dane decir que ella le atraía.

De pronto sintió que el sonrojo volvió a cubrir su cuello y mejillas.

—La razón por la que les hemos llamado a esta junta de manera apresurada es porque decidimos buscar la manera de mantener todo lo concerniente a la empresa, y su estado actual, en secreto.—informó el padre de Peter luego de haber dado las acostumbradas palabras de bienvenida a la reunión.

PJ se sentía muy avergonzada.

No conforme con su problema de la ropa, ahora por alguna extraña razón, tenía a Dane pegado a los talones como si fuera alguna clase de guardaespaldas con el que había llegado a un acuerdo tácito (del que ella no era consciente).

Cuando habían entrado al salón de reuniones ella notó que varias miradas se posaron en ella, incluso se atrevería a decir que varios de los miembros del Consejo parecían estar bastante asombrados del cambio drástico en su apariencia... Pero eso no tardó mucho porque en cuanto Dane entró, todos desviaron su atención lejos de ella.

—¿Necesitaban hacer una junta para decir eso?—preguntó Dane con voz ronca y PJ sintió que su cuerpo se estremecía al escucharlo hablar desde atrás, su aliento calentándole la parte trasera del cuello.

Él estaba muy cerca de su cuerpo.

—Disculpa, Dane. La verdad es que no. Imagino que tenías algo más importante qué hacer, pero te prometo que esto era muy necesario. Sobre todo porque necesitábamos avisar que la Srta. Koop y tú son los encargados de organizar una gala benéfica, de preferencia que sea en tres días. No es nada complicado, sólo una gala como la que hacemos cada año... Con la diferencia de que esta vez cambiamos a los beneficiarios de la gala.—informó y todos prestaron atención especial a esas palabras.

—¿Este año no serán los niños con cáncer?—preguntó un hombre del que PJ no sabía ni siquiera el nombre.

—No... Seremos honestos; el propósito de cambiar el beneficiario es mantener el perfil de la empresa como si no estuviéramos sufriendo una cuasi bancarrota. Básicamente, vamos a cubrirnos la espalda mientras logramos solucionar el gran problema que tenemos sobre los hombros. Entonces, después de un estudio bastante profundo, llegamos a la conclusión de que se necesita recaudar muchísimo más dinero si los niños con cáncer son los beneficiarios... Entonces, se nos ocurrió que podíamos cambiar a otros tipo de beneficiarios; cómo ancianos que se encuentran recluidos en instituciones públicas o algo parecido.—informó Bill Johnson y PJ frunció el ceño, no muy contenta con lo que le estaba diciendo.

De pronto sintió la mano de Dane posarse en su cintura y se contuvo de sacudirlo violentamente para que no le tocara tan íntimamente en público.

¿Qué demonios pensaba Dane?

¡Estaba furiosa con él!... Pero aún así seguía haciéndola sentir cosas con sólo su cercanía y su voz.

—¿Tienes una mejor idea para algún otro beneficiario?—preguntó Dane en su oído. Ella se estremeció ante el calor que le recorrió el vientre bajo.

AMOR INESPERADO (FATE I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora