CAPÍTULO 13: APUNTES.

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PJ tomó rápidamente su camisa y luchó por ponérsela mientras más flashes se reflejaban en las paredes metálicas del ascensor.

—BASTA DE FOTOS.—gruñó Dane y de pronto el tiempo pareció congelarse. Todas las personas detuvieron sus fotografías e hicieron silencio.

¡Oh, vamos!

¿Por qué rayos nunca puedo tener un día normal?, se quejó PJ cuando consiguió cubrirse.

Una vez que lograron salir del ascensor, ella no pudo reunir el coraje para mirar a Dane a la cara.

Se sentía tan avergonzada.

Las chicas la ayudaron a alejarse de las personas en cuanto logró salir del ascensor.

La llevaron a una pequeña oficina que había detrás de la recepción, supuso que era la oficina de Monique.

—Ahora sí, ¡Suelta el chisme!—pidió Lulú graciosamente, mientras las demás asentían, todas de acuerdo con ella.

—¡Sabía que preguntarían!—exclamó PJ indignada de que su ayuda viniera condicionada.

—No es para menos, PJ. —se defendió Lulú. A todas las mataba la intriga. — ¿Cómo hiciste para no babear sobre esos músculos dentro del ascensor?—preguntó con picardía.

PJ se sonrojó al instante.

—¡A-atrevida!—tartamudeó sin aliento.

—¿Qué esperabas? ¡Estuviste horas y horas encerrada con el mismísimo témpano de hielo del siglo veintiuno!—exclamó Christine y todas rieron.

—Y parece que lo estabas derritiendo, por cómo se desnudó...—agregó Monique haciendo bailar sus cejas. PJ negó enfáticamente, poniéndoles mala cara por sus comentarios.

Dane Hard no se fijaría en mí ni que fuera la última mujer en la tierra.

Sintió cómo su sonrojo atacaba con fuerza su cuello y mejillas.

— ¡Cómo me gustaría ser el titanic... para que me parta en dossssss!—gritó Montserrat y todas la miraron sorprendidas.

A esas alturas, PJ sintió que su sonrojo subió hasta su frente.

— ¡Montserrat!—jadeó impresionada por sus palabras.

Todas las chicas estallaron en carcajadas y fue imposible para ella no seguirlas.

En ese momento escucharon unos golpecitos en la puerta y todas giraron avergonzadas de que las hubiesen escuchado.

Como si de una pesadilla se tratara, el grito libidinoso de Montse se repitió en la mente de PJ.

Rayos, ojalá y no la hayan escuchado, pensó.

Valientemente, PJ se acercó a la puerta y la abrió.

— ¡Ahí estás!...No te imaginas lo que te he buscado... ¿Y los documentos de la campaña?—escupió Peter azorado y hasta lucía un poco molesto.

Las chicas se mantuvieron en silencio, sin perderse un segundo de la interacción.

—Oh, quedaron en el suelo del ascensor. —dijo avergonzada y salió de la oficinita de recepción, directo a buscar los maltrechos documentos que dejó caer en el suelo del ascensor.

Cuando llegó, la vergüenza la volvió a abordar, al ver a Dane reuniendo apresurado los documentos del suelo.

Estaba agachado y de alguna forma seguía luciendo gigantesco en el interior del ascensor.

Me pregunto... ¿Será igual...?

PJ cerró los ojos con fuerza por unos segundos, al darse cuenta de la dirección que estaban tomando sus pensamientos.

No pienses en lo grande que es, PJ... No pienses en cosas malas como esa.

De pronto Dane levantó el rostro y su mirada conectó con la de PJ.

¿Hablé en voz alta?

Joder, no... la vida no puede ser tan cruel con una sola persona.

Por favor, existencia... No me odies tanto.

—Oh, estaba reuniendo los documentos. —dijo él suavemente y le entregó un juego de documentos a ella.

PJ revisó las primeras hojas y efectivamente eran las suyas.

—Gra-gracias. —tartamudeó y sin más, se giró en dirección a Peter que se quedó viéndolos a unos metros de distancia.

—Vamos, pequeña. —dijo Peter sonando más amable que antes y de pronto posó su brazo sobre los hombros de PJ.

Ese gesto a ella no le gustó, no después de que la actitud que tuvo delante de sus amigas.

PJ no pudo pensar más en eso, pues llegaron hacia la zona en la que se estaba desarrollando la campaña de su proyecto.

Todo iba a pedir de boca con ella... Aunque PJ comenzó a notar que aparecían ciertos gastos de más, gastos que ella no había reflejado en el estimado que tenía de la inversión del proyecto.

Las alarmas se encendieron en su cabeza cuando hizo los cálculos.

Habían facturas de obsequios para las modelos que ella no facturó.

Los regalos parecían brillar ante sus ojos cuando vio a las modelos lucirlos.

¿De dónde salieron esos bolsitos con trajes de baño de Victoria's Secret?

Su estómago se revolvió cuando vio cómo las modelos iban de aquí para allá contentas.

Luego de eso, intentó hablar con Peter al menos cuatro veces, pero parecía estar siempre ocupado.

El enojo de PJ aumentó conforme iban pasando los minutos. Ella estaba furiosa, porque no era estúpida y ya se hacía idea de dónde venían esos regalos que tanto alegraban a las modelos.

Decidió prestar atención a la grabación de los videos de la campaña... Pero eso fue peor. Las alarmas se encendieron en su mente cuando notó que la segunda parte de la grabación no concordaba con lo que había pedido el cliente.

—Los clientes pidieron romance, ¿dónde demonios está el romance aquí?—se preguntó en un gruñido y comenzó a revisar sus hojas con los apuntes.

Los apuntes comenzaron a temblar en sus dedos cuando leyó por tercera vez, asegurándose de no estar leyendo mal.

No estaba equivocada.

Justo donde deberían estar los dichosos apuntes de su campaña, se consiguió con anotaciones de leñadores, masculinidad y bosques.

Dane se confundió.

—Él tiene mis otros apuntes. —susurró por lo bajo.

Mierda.

AMOR INESPERADO (FATE I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora