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Freen

¿Nunca sintieron que viven la vida, pero que aún no logran ser lo suficientemente felices porque les falta algo, mas no saben qué?

Eso me pasa definitivamente a mí.

Billy, mi primo, se encuentra a mi lado leyendo algo en su teléfono. Siempre hace eso, se queda leyendo por horas libros en una plataforma de internet.

Lo ignoro, y siento mi teléfono vibrar, por lo cual lo veo y en la pantalla aparece una imagen de Heidi.

Acepto la llamada y casi al instante recuerdo que es su cumpleaños.

—¡Feliz cumpleaños! —Es lo primero que digo, al otro lado se escucha un suspiro.

—Pensé que lo habías olvidado, amor. ¿Vas a venir a mi fiesta de cumpleaños? —Pregunta, me golpeo mentalmente la cara con la mano.

—Sí, Heidi, ya estoy en camino —Es lo último que digo antes que ella se ría, me diga un «Te espero» y corte la llamada.

—Mentir está mal —Dice Billy sin quitar la vista de su teléfono, me pregunto qué estará leyendo.

—Sí, sí, lo que digas... me iré a la fiesta de mi novia, nos vemos —Es lo que digo antes de levantarme y caminar hacia la puerta de la casa.

Salgo y veo como el cielo se encuentra un tanto nublado, en cualquier momento lloverá, por lo cual vuelvo a entrar a casa y agarro el paraguas negro que estaba al lado de la puerta.

Al llegar a mi auto, dejo el paraguas en los asientos de atrás, y enciendo el vehículo. Comienzo a manejar y casi al instante pequeñas gotas de lluvia comienzan a caer y golpear el parabrisas.

Manejo obviamente con el limpiaparabrisas encendido, y también mi playlist favorita.

Ed Sheeran comienza a sonar y lo único que hago es mantener mi mirada fija en el camino.

Debería sentirme feliz, tengo una novia, una casa, Billy a veces va a hacerme compañía, pero... simplemente no puedo.

Extraño a Sam, extraño sus charlas, extraño cómo me aconsejaba, como siempre estaba conmigo.

Extraño a mi prima

Mi tía, cada vez que me mira comienza a llorar, sé que también la extraña, y sé que el gran parecido que hay entre ambas es siempre el detonante de que llore por horas.

A veces desearía no parecerme tanto a ella, pero... al mismo tiempo me pone feliz, porque sé que suena extraño, pero Sam siempre decía que nosotras dos estábamos conectadas, por eso nos parecíamos tanto, y que a pesar de todo siempre estaríamos juntas.

El día de su velorio, decidí no ir, me sentía mal, y aunque ahora me siento un poco mejor, sigo estando así, sigo sintiendo un vacío dentro de mí.

Sigo recordándola.

Me enteré de su muerte por el hecho de que mi tía llamó a mi madre por teléfono, diciéndole la noticia entre lágrimas.

Sé que le dispararon, pero no sé el por qué. Cada vez que sacaba el tema con Laura, mi mamá, siempre decía aquello, nada más. Aunque... muy dentro de mí sé que hay algo que falta, pero no logro saber qué.

Al llegar, estaciono el vehículo en el estacionamiento debajo del hotel y salgo, obviamente cerrando la puerta.

Puedo visualizar cómo el ascensor se cierra antes que llegue, y se comienza a cambiar de piso.

No demora mucho tiempo en bajar al mío, entro y aprieto el botón para subir al piso del apartamento de Heidi.

Al abrirse las puertas, puedo ver como dos chicas entran a la par por la puerta del apartamento de mi novia, y antes de que ella misma cierre la puerta pongo mi mano para detenerla.

Al verme, se emociona y salta sobre mí dejando un suave beso en mis labios.

—¡Pensé que no vendrías! —Dice, cuando unos minutos antes le había respondido que lo haría.

—Ya estoy aquí, Heidi —Es lo único que digo para después darle un beso corto en los labios y entrar al apartamento junto a ella.

Hay muchas personas a decir verdad, y la música se encuentra agradable, no está lo suficientemente alta como para que los vecinos llamen a la policía, solo espero que no lo hagan.

Veo entre la multitud a Noey, quien se encuentra hablando con su novio. Suspiro y me acerco a ella para saludarla.

—Hola, Noey—Digo mientras le dejo un beso en la mejilla, ella me sonríe y veo como su novio desaparece en cuestión de segundos para irse con sus amigos.

—Hola, Freen, ¿Puedes creer que no encuentro la comida? —Pregunta, río y asiento.

—Yo tampoco, seguro Heidi la tiene en la cocina, iré a ver —Es lo último que digo antes de caminar nuevamente entre la multitud.

Al llegar a la cocina, una chica se encuentra prestando toda su atención a los sandwiches delante de ella. Al escuchar mis pasos levanta la cabeza y se comienza a atragantar, obviamente tosiendo sin parar.

Hago contacto visual con aquella ojimiel y siento un sentimiento extraño dentro de mí, es como si la conociera, es como si ya la hubiera visto antes.

Decido cortar aquel contacto dándome la vuelta y perdiéndome entre la gente.

Noey me ve con el ceño alzado al notar que no traigo comida.

—Ve a buscarla tú, yo... saldré un momento —Digo mientras camino hacia la puerta, la abro, y me encamino hacia al ascensor.

Al llegar, no demora mucho en abrirse sus puertas, presiono el botón para ir al estacionamiento de espaldas, pero al girarme allí la veo.

Puedo notar lágrimas en sus ojos ámbar, quisiera preguntarle qué le sucede, pero las puertas del ascensor se cierran dejándome completamente sola.

¿Por qué lo hago? ¿Por qué me voy tan rápido de aquella fiesta? Por el simple hecho de estar sintiendo algo que no sentí antes. Por el simple hecho de tener miedo de aquel sentimiento.

Por el simple hecho de sentir que algo malo está por venir.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora