55

1.1K 135 1
                                    

Becky

Miedo, nerviosismo, pero sobre todo terror. Mi mirada va hacia la de Freen, quien se encuentra en el suelo mirándome fijamente y susurrando palabras tranquilizadoras, pero no logro decifrarlas.

Miro al hombre con una media negra en la cabeza y siento mi corazón acelerarse cada vez más. Las lágrimas caen por mis ojos, y el miedo crece a una gran velocidad.

Por un momento, ya no me encuentro allí, cierro los ojos esperando a que todo acabe, a que todo esto sea una simple pesadilla.

-Ya... -Dice riendo-. Irin es una idiota.

-Pero es nuestra amiga -Respondo sonriendo, ella asiente.

-Porque somos iguales de idiotas que ella.

-No tengo respuestas contra esa lógica -Digo mientras la veo sonreír.

Nos encontramos caminando, salimos de la fiesta porque fue mi elección, ya que quiero estar a solas con ella. Necesito confesarle lo que siento, pero se me vuelve realmente complicado.

-Aún no puedo creer que haya tomado todo ese alcohol y vomitado en el sofá -Agrega riendo, asiento mientras también río.

Mi risa es lo único que se escucha, no estamos caminando por una calle tan iluminada, pero es suficiente como para que podamos vernos ambas.

-Becky... -Susurra mientras frena el paso, alzo el ceño haciendo lo mismo.

-¿Qué pasa? -Pregunto, ella simplemente sonríe y se acerca a mí.

-Tengo que confesarte algo antes que me arrepienta de hacerlo -Dice mientras se acerca demasiado, mi corazón comienza a latir a una gran velocidad, mis piernas tiemblan al igual que mis manos-. Yo...

Sam se acerca a mí lentamente, y cuando sus labios están a punto de tocar los míos, nos separamos al escuchar a alguien gritar.

Miro su capucha azul oscura, pero no puedo lograr ver su rostro. Mi mirada va hacia el arma, y cuando lo noto dejo de escuchar lo que aquella chica y Sam hablan... hasta ver que la chica me apunta a mi.

-¡No! -Escucho el grito de Sam. Sentí su cuerpo caer al suelo, un poco después del disparo.

Las lágrimas comienzan a caer, esperando que la siguiente bala llegue a mí, pero eso no sucede.

Miro hacia todos lados abriendo los ojos, pero ya no se encuentra nadie.

- Sam -Lloro mientras me acerco con dolor hacia su lado, las lágrimas caen por mi mejilla, mi vista se encuentra nublada, y no puedo hacer nada más que llorar.

-Be... -Mi nombre sale como un quejido de sus labios, y mi corazón duele, verdaderamente-. Nunca...

-No, espera, Sam -Digo llamándola, pero no parece prestarme atención-. ¡Ayuda!

-Nunca me olvides -Es lo último que dice entre sollozos antes de cerrar sus ojos.

-No, no, no, no, no -Susurro entre lágrimas mientras lloro-. Por favor, despierta.

Abro los ojos sintiendo la mano de Freen tocándome, ella está mirando hacia todos lados, sin hacer ningún movimiento brusco.

Mi mirada va hacia la de una de las empleadas que están contra la pared, y la misma me mira a mí y luego al mostrador. Miro hacia allí y noto algo que antes no lo había hecho, hay un botón debajo del mismo.

Uno de los asaltantes se encuentra hablando con otro, mientras los otros dos están quitando la plata del cajero.

No lo pienso, simplemente hago lo que creo que debo hacer, aunque sea una locura.

Me muevo rápidamente hacia aquel mostrador, pero antes de llegar noto que alguien me agarra del cabello, y me hace caer al suelo, regresándome al lado de mi novia.

-¿A dónde crees que ibas, niñita? -Pregunta con rabia, las lágrimas caen por mis ojos mientras veo como el arma me está apuntando-. No te mato porque yo no soy asesino, pero lamentablemente para ti, mi amigo sí lo es.

Noto que Freen en cualquier momento saltará a defenderme, y siento que la historia se está repitiendo.

-¡No! -Grita la chica, y escucho un disparo.

Cierro los ojos, esperando la bala hacia a mí, y oigo un cuerpo caer a mi lado.

Tengo miedo.

Se escuchan más disparos, y luego todo cesa. Siento unas manos rodearme, pero aún no me siento preparada para ver el cuerpo de mi novia.

- Amor, todo terminó -Escucho que susurra, abro los ojos y puedo notar que una sonrisa triste aparece.

Noto a muchos policías entrando al lugar, y luego el cuerpo del hombre que minutos antes me había agarrado del cabello en el suelo, muerto. Freen trata de que no vea eso, y hace que solamente me concentre en ella.

-Ya está bebé, ya está -Dice mientras me abraza, y me rompo, las lágrimas caen, y por fin vuelvo a sentir alivio.

Bajamos del taxi aún sintiendo mis piernas temblar al igual que mis manos. Freen también se encuentra nerviosa aún, lo sé porque no pudo manejar, y para evitar accidentes decidió dejar su auto allí, Heng prometió que lo iría a buscar.

Entramos a la casa de Freen y ninguna de las dos habla, nos mantenemos calladas, mirándonos mutuamente.

-Fue muy estúpido lo que hiciste -Dice Sarocha, y por primera vez noto un tono molesto en su voz contra mí.

-Lo siento -Susurro cabizbaja.

- Becky, ¿Tú te imaginas qué pasaría si te hacían daño? -Pregunta con la voz quebrada, agachándose un poco para que la mire a los ojos-. ¿Qué sería de mí sin tí?

-Lo siento, es que todo me recordó a aquella noche y no quería... no quería terminar igual -Susurro sintiendo las lágrimas caer, noto como los ojos de Freen están cristalizados.

- Becky, si te hacían daño, yo muero ¿lo entiendes? Tú eres todo para mí -Dice antes de abrazarme.

Lloro y noto que ella también lo hace, lentamente acerco su rostro al suyo y uno nuestros labios. Las caricias de Freen son tiernas e inocentes, pero quiero más.

Entre besos y besos siento los labios de mi tailandesa en mi cuello, logrando que cierre mis ojos sintiendo satisfacción.

Mis manos van hacia su camiseta, y lentamente se la quito, para luego quedarme un momento mirando su físico con una sonrisa.

Freen me acuesta en la cama, y luego lo hace ella encima de mí, continuando con los besos y las caricias.

-Te amo -Susurra entre besos, y sonrío.

-También te amo, Sar.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora