14

1.8K 207 2
                                    


Freen

Becky es tierna.

Nunca me había sentido tan feliz haciendo trabajos de Matemáticas, porque si bien amo la materia, hacerlos junto a ella se volvieron divertidos.

Desearía que se volviera a repetir.

Vuelvo a recordar su sonrisa al escuchar lo que le susurre al oído y siento mi corazón acelerarse.

Me gusta Rebecca.

Lo sé porque últimamente está mucho tiempo en mi cabeza, y porque cuando la miro, tengo ganas de hacer algún movimiento, tengo ganas de... besarla.

Conduzco aún con la sonrisa en mi rostro, me alegra el hecho de poder hacerla sonreír.

Cuando llegué a su apartamento, Rebecca se encontraba triste, deprimida, pero al irme del mismo ella estaba sonriendo, por mi compañía.

Mi teléfono vibra, pero no lo veo mientras conduzco. No quiero tener accidentes.

Al llegar a casa, Billy se encuentra sentado en el sillón mirando televisión mientras come pop corn, como si fuera un cine.

—La película está buena —Admite sonriendo, asiento con la cabeza.

—Aunque es triste —Digo, él no dice nada más.

Dejo a Billy, que por cierto estaba mirando "Bajo La Misma Estrella" y camino hacia mi habitación, entro, y recién ahí miro mi teléfono.

El nombre de Heidi aparece, junto al mensaje que dice:

«¿Cómo te ha ido hoy, bebé?»

En toda la tarde, me olvidé completamente de ella. Fue como si no existiera, y eso me hace sentir mal.

Heidi siempre estuvo conmigo cuando pasó lo de Sam, bueno, ella me ayudó a salir de la depresión, y me hizo feliz...

Aunque la pregunta es ¿Verdaderamente estoy feliz? ¿Estoy feliz sabiendo que mi prima está muerta y no encontraron al culpable? No, obvio que no.

Decido responderle un simple «Estoy bien, ¿y tú Heidi?» y dejar el teléfono encima de la mesa de luz al lado de la cama.

Me acuesto y me quedo boca arriba, mirando hacia el techo.

¿Heidi verdaderamente me gusta? No lo entiendo, porque si verdaderamente me gustara no sentiría que mi corazón se acelera por otra persona, por otra chica.

Las preguntas me abruman y cierro los ojos en busca de paz.

Escucho mi teléfono vibrar nuevamente, pero esta vez es constante, por lo cuál sé que me están llamando.

Agarro mi teléfono y no logro reconocer de quién se trata, ya que no tengo agendado aquel número.

Contesto, y apenas me pongo el teléfono en el oído logro reconocer la voz.

—Hola, Sarocha —Escucho su voz, una sonrisa aparece en mi rostro sin mi consentimiento.

—Hola, Rebecca, ¿Qué necesitas? —Pregunto aún manteniendo la sonrisa, puedo escuchar que su voz se encuentra nerviosa.

—Nada, digo... ¿Estabas durmiendo? ¿Es un mal momento para llamarte? Lo siento, de ver... —No logro dejar que termine que ya le estoy respondiendo.

—No, Becky, no. Nunca es un mal momento para escuchar tu voz —Eso sale sin mi consentimiento de mi boca, y rápidamente siento mi corazón acelerarse y mis mejillas calientes.

—Oh... Gra-gracias —Dice tartamudeando, puedo imaginarme una sonrisa en su rostro y eso solo hace que me sienta más feliz.

—De nada —Intento sonar calmada, aunque verdaderamente no lo esté.

—Bueno... quería llamarte para que agendaras mi número —Dice, aunque luego agrega—. No pienses que quiero que me hables, pero seguro el profesor de Matemáticas nos mandará más trabajos juntas.

—Seguro que sí, además, no estaría mal seguir hablando contigo —Sonrío—. Porque tu compañía es agradable.

—Tu compañía también es agradable, Sar—Escucho que dice Becky al otro lado de la línea, y rápidamente siento mi corazón acelerarse.

—¿Sar? —Pregunto, Becky demora un poco en responder.

—Lo siento, se me acaba de ocurrir... y no sé, creo que es lindo —Admite, desearía tenerla cerca para ver su rostro.

—Sí, sí lo es, BecBec—Del otro lado de la línea se escucha una risita nerviosa, y sonrío un poco más.

Becky siempre me hará sonreír.

Sar...

—¿Sí?

—Gracias por pasar el día conmigo, fuiste una muy agradable compañía para mí —Dice mientras suspira, estoy segura que le habrá costado admitir aquello.

—No es nada, BecBec. Me agrada mucho estar contigo —Es mi respuesta.

Luego comenzamos a hablar sobre lo que haríamos el día de mañana, ya que no tendríamos clase por dos días, hermoso fin de semana.

Bec tenía planeado no hacer absolutamente nada, y quedarse en su casa.

No puedo dejarla hacer eso, me da miedo dejarla en su casa y que vuelva a ponerse triste.

Becky es como un cristal, y tengo miedo que se rompa.

—BecBec, quería proponerte algo —Digo, al otro lado de la línea no se demora en contestar.

—¿Qué? —Pregunta, yo suspiro sintiendo mi corazón latir rápido.

—¿Quisieras salir conmigo mañana? —Pregunto, del otro lado de la línea se escucha un silencio completo, y siento mi corazón acelerado.

—Freen... tu-tu tienes novia —Su voz se encuentra nerviosa.

—No... digo, saldríamos como amigas... —Susurro, Bec demora un poco en responder.

—Está bien, con mucho gusto saldría contigo, Sar —Sonrío, es algo simple, pero nunca me cansaré de escucharla llamarme así.

—Entonces mañana nos veremos, Bec —Digo, Becky no demora en responder con un "Sí".

Hablamos un poquito más hasta que decidimos que ya era hora de dormir, le doy las buenas noches a la chica y ella a mí.

Se siente bien hablar con ella.

Voy a cerrar los ojos pero mi teléfono vuelve a vibrar, lo agarro velozmente pensando que es Rebecca, aunque aparece en la pantalla el nombre de Heidi.

«Bebé, ¿Quieres que mañana nos veamos?»

Me volví a olvidar de ella, por hablar con Becky.

Porque cuando estoy con la castaña, el mundo parece desaparecer, y solo importamos ella y yo.

«Lo siento, no puedo, Heidi. Mañana estaré muy ocupada» Es mi respuesta.

Sé que lo que estoy haciendo está mal... bueno, creo, porque al fin y al cabo Rebecca y yo no somos nada, somos amigas simplemente.

Aunque yo no lo quiero como amiga.

Bufo cerrando los ojos y ocultando mi rostro en la almohada.

Armstrong no saldrá tan fácil de mi mente, y menos de mi corazón.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora