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Becky

Han pasado cuatro días desde que intenté salir de casa para ir al instituto y encontrarme con Freen, pero no lo logré.

En estos cuatro días, no he parado de pensar en ella, y aunque tengo bastante miedo de verla, no puedo quitarla de mi cabeza.

Estúpida Sarocha, ¿por qué te pareces tanto a Sam?

Suspiro mientras me levanto nuevamente de mi cama, Irin ya se había ido a estudiar hace un buen rato, y me encontraba allí, ordenando mi habitación.

Entre los cajones encuentro un álbum de fotos, que tiene una carátula que dice "Inglesa y Tailandesa", logro reconocerla en cuestión de segundos.

Hacía dos años que no la encontraba, tal vez no la había buscado lo suficientemente bien.

Las lágrimas quieren salir por mis mejillas pero siento que ya no tengo fuerzas ni siquiera para llorar.

Estos últimos cuatro días he pasado tomando medicamentos, antidepresivos, calmantes, y le pedí mucho a Irin que comprara pastillas para poder dormir, pero se negó rotundamente, ya que cuando pasó lo de Sam, todas las noches tomaba uno, y eso no me hacía bien.

Abro el álbum y la primera foto que aparece hace que mi corazón se rompa en pedazos, y sienta una punzada en el pecho.

Somos Sam y yo, estábamos sonriendo, en la playa, nuestro lugar favorito.

La segunda foto ya me trae bastantes recuerdos, era de noche cuando la sacamos, Sam estaba ansiosa por ir a aquel campamento del instituto. Detrás de nosotras dos se puede presenciar la luna, sonrío tristemente.

Moriría por volver a vivir eso.

Moriría por volver a tenerla junto a mí.

Un sollozo sale de mi boca y miro nuevamente la foto pasando las yemas de mis dedos sobre ella.

Me paso todo lo que continúa de la mañana viendo fotos de aquellos recuerdos que tuve con ella, recuerdos que me sacan una sonrisa, y al mismo tiempo unas cuantas lágrimas.

Mi teléfono suena, lo agarro y veo un mensaje de Irin preguntándome si me encuentro bien.

Sé que no le gusta la idea de dejarme sola, cree que haré algo malo, que acabaré con mi vida.

Le contesto el mensaje con un simple "sí, no te preocupes" y sigo viendo el álbum.

La hora de que Irin llegue está cada vez más cerca, y me dispongo a esperarla recordando viejos momentos.

Encuentro una foto de cuando Sam era pequeña y sonrío, recuerdo cuándo me la dio, fue una semana antes de lo sucedido.

Nos encontramos en su habitación, riendo mientras veíamos sus álbumes de fotos.

«—Esta hermosa foto es para que siempre me recuerdes —Dice dándome aquella polaroid, se ve tan adorable.

—Aww —Respondo riendo y la abrazo.

—Becky, viste que era un bombón de peque —Lanzo una carcajada, porque sí lo era, pero es muy egocéntrica.

—Yo era más linda que tú —Respondo mientras río, ella asiente para mi sorpresa, pensé que lo negaría y seguiría con su narcisismo.

—Seguro que sí —Responde sonriendo»

Una lágrima cae por mi mejilla pero me la quito al mismo tiempo que escucho que alguien golpea levemente la puerta de la sala.

Salgo de mi habitación y camino por el pasillo hacia allí, seguramente fue Irin, que se habrá olvidado la llave como siempre.

—Irin, otra vez te olvidaste de... —Digo mirando al suelo mientras abro la puerta, pero al levantar la mirada me encuentro con Freen—. Oh.

No tengo idea de qué hace la pelinegra aquí, pero me pone completamente nerviosa.

—Hola, Rebecca —Dice mientras me observa detalladamente, la observo sin decir nada y decide agregar—. ¿Puedo pasar?

Tartamudeo un poco buscando la forma de decirle que no, porque la idea más sensata que encuentro es aquella, pero por alguna razón no puedo hacerlo y termino respondiendo lo contrario.

—S-sí —Asiento y me muevo a un lado para que pase.

Sarocha entra al apartamento y mira todo el alrededor. Está todo limpio, ya que me encargué de dejarlo así, el hecho de estar la mayoría del tiempo en casa me lleva al aburrimiento, y el aburrimiento a limpiar.

La pelinegra me sonríe, y una sonrisa nerviosa aparece en mi rostro sin mi consentimiento.

—¿Qu-é hacés aquí? —Pregunto tartamudeando de nuevo, definitivamente me veo como una idiota.

—Hay un trabajo de Matemáticas, y el profesor me pidió que lo haga contigo sí o sí —Es su respuesta, alzo el ceño pero termino asintiendo.

—Entiendo... —Es mi respuesta—. ¿Puedes quedarte aquí? Voy a agarrar la mochila con las cosas a mi cuarto.

—Claro —Responde.

Camino hacia mi habitación, agarro el álbum, y lo guardo en un cajón.

Me miro al espejo, y me doy cuenta de que me veo terrible, las ojeras son demasiado notorias, y mis ojos aún siguen cristalizados.

Trato de quitar cualquier pensamiento negativo mientras agarro mi mochila y salgo de allí, caminando hacia el pasillo y encontrándome con Freen agarrando una foto que hay en el mueble, en la cual estamos, Sam, Irin y yo en la playa.

—¿Eran muy cercanas? —Pregunta, tartamudeo un poco al no entender cómo sabe de ella.

—Em... sí, era mi mejor amiga —Respondo, Freen alza el ceño mirándome y luego vuelve la vista a la foto.

—Nunca me habló de tí y de Irin —Admite, mi corazón se acelera y me encamino hacia ella, quitándole la foto y notando como sus ojos están cristalizados.

Dejo la foto en donde estaba y la miro, puedo notar dolor en su mirada, el mismo dolor que siento yo cada vez que miro mis ojos a través del espejo.

—¿Cómo la conocías? —Le pregunto, mi voz ya se encuentra quebrada, ella simplemente suspira y vuelve a mirar la foto.

Los segundos en los cuales Freen demora en responder se vuelven eternos, su mirada se pierde en la foto y logro divisar como una lágrima cae por su mejilla, haciendo que mi corazón lata con más fuerza.

Me duele verla llorar.

—Era mi prima —Admite, y todo a mi alrededor comienza a cobrar sentido.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora