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Heng

Despierto escuchando "Fire Boy" y una sonrisa aparece en mi rostro. Si bien odio la alarma, me encanta que me despierte para hacer la rutina del día.

Y dicha rutina, comienza viendo a la chica de la lavandería.

Me levanto de la cama y camino hacia el baño aún con los ojos entreabiertos acostumbrándose a la luz. Me cepillo los dientes y luego me doy una ducha.

Me pongo una remera blanca, un vaquero de jean, y los zapatos. Mi cabello se encuentra un tanto despeinado, por lo cual lo arreglo un poco.

Salgo de casa con el latón de ropa y camino hacia el ascensor, apreto el botón y un tiempo después las puertas se abren. Entro y toco para bajar al primer piso.

Al llegar, comienzo a caminar saliendo por la puerta principal y luego por la calle. Una sonrisa aparecen en mi rostro al ver la lavandería.

El primer día que fui allí me sentía enojado de cierta manera porque se me haya roto el lavarropas, pero luego eso cambió. Sí, pude haber pedido que vaya alguien a arreglarlo, pero a decir verdad no quiero.

Solo quiero tener una excusa para verla a ella.

Nam, o como yo prefiero llamarla, la chica de la lavandería. Siempre se encuentra en aquel lugar a la hora clave, lavando su ropa.

A decir verdad nunca me gustaron las lavanderías, pero esta tiene algo especial, y es el hecho de que ella está allí.

Entro abriendo la puerta y mi mirada casi al instante se encuentra con la suya, me sonríe con amabilidad y espera a que llegue junto a ella para dejar un beso en mi mejilla.

-Hola, Heng -Dice aún manteniendo aquella sonrisa.

-Hola, chica de la lavandería -Escucho su risa al decirle aquello, ya que siempre la llamo así.

Se me volvió una costumbre hacer aquello, levantarme temprano e ir a aquel lugar solo para hablar con ella. Y la verdad es que lo disfruto bastante.

Quien diría que una simple lavandería podría unirme con aquella chica.

-Oye... ¿Hoy tienes algo que hacer? -Pregunto, ella deja de prestarle atención al teléfono y me sonríe.

-No, ¿por qué? -Responde.

-¿Quisieras... no sé, salir conmigo esta noche? -Escucho la risa nerviosa de Nam y siento mi corazón un tanto acelerado.

-Claro, ya tienes mi número por lo cual podremos arreglar lugar -Dice segura, asiento pero luego niego.

-Tengo auto, te paso a buscar -Agrego mientras veo como saca su ropa y la pone en el latón.

-Me parece bien -Es su respuesta, deja un beso en mi mejilla y antes de que se vaya digo algo más.

-Te veo a la noche, chica de la lavandería.

El resto del día me lo pasé hablando con Becky por teléfono, ya que la ojiambar no ha parado de decir que Heidi está extraña.

–Rebecca, en serio, no he estado hablando con Heidi, ni tampoco ha estado subiendo estados -Digo por teléfono-. Cosa extraña porque ella ama hacerlo.

-Es que en serio siento que ella va a cometer una locura -Habla-. ¡Sar ese es mi helado!

-Todo lo que es tuyo también es mío, bebé -Escucho que habla Sarocha, y una sonrisa se ve en mi rostro.

Definitivamente las shippeo.

-No, no estamos casadas -Dice Becky.

-Pero pronto lo estaremos, así que podemos ir practicando -Explica la pelinegra, y comienzo a reír.

-Chicas, recuerden que aún sigo aquí -Digo, y por el otro lado se escucha la risa de Sarocha.

-Lo sabemos, Heng. Puedes creer que en este momento la cara de Rebecca es un tómate -Exclama la castaña riendo, asiento.

-Sí, Becca se sonroja por todo. Una vez estabamos en primaria y... -Del otro lado de la línea se escucha como Becky comienza a balbucear cosas.

-¡No! ¡No pasó nada! -Grita-. Bueno... d-debo irme.

Y me cuelga.

Casi al instante me llega un mensaje de Freen.

"Yo quiero saber 👀"

Río mientras le explico la historia de como Becky terminó tirando la maqueta del volcán que habíamos preparado y quedó en vergüenza frente a toda la clase.

Me doy una ducha y decido ponerme mi traje, la idea es llevar a Nam a una fiesta bastante formal, y a decir verdad es una buena excusa para ver cómo reacciona al verme de traje.

Llego a su apartamento de hotel -el cual sé dónde queda ya que me dijo por mensaje- y golpeo la puerta. Unos segundos después la misma se abre, y siento mi corazón acelerarse.

Nam se encuentra con un vestido negro corto, que a decir verdad le queda de maravilla.

-Hola -Dice sonriendo-. ¿Vamos?

-S-sí, claro -Respondo.

¿Qué te sucede, Heng? -Me pregunto a mí mismo-. Tú no tartamudeas con ninguna chica.

Llegamos a nuestro vehículo y le abro la puerta del co-piloto, ella sonríe agradecida por aquello y dándo la vuelta por el auto entro por el lado del piloto.

-Listo -Digo sonriendo-. Aquí vamos.

Comienzo a manejar y con Nam no paramos de reír contando anécdotas de los vecinos que tenemos. Ella es verdaderamente divertida, y siento que en verdad me está comenzando a gustar, mucho.

Llegamos a la fiesta entre risas y a penas entramos puedo ver la cara de emoción de Nam al ver la decoración.

-Todo esto es muy lindo, siento que mi vestido no está al nivel -Dice suspirando, niego con la cabeza.

-No, tú estás hermosa -Respondo sonriendo, noto como se sonroja y río.

-G-gracias -Agradece, le guiño un ojo y la tomo de la mano.

-¿Quieres bailar? -Pregunto, ella asiente sonriendo.

-Perfecto.

Caminamos hacia la pista y comenzamos a bailar la balada que suena. Nam está bastante cerca de mí, tanto que puedo sentir su respiración entrecortada.

Me acerco lentamente uniendo nuestros labios, y soy correspondido al instante. Una sonrisa se me escapa en la mitad del beso, al igual que a ella.

-Me gustas, Heng -Dice sonriente.

-Y tú a mí, chica de la lavandería -Respondo.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora