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Becky

¿Nunca les pasó que por más que le digan que algo está mal siguen pensando aquello?

Porque a mí me pasa eso, todo el tiempo.

Trato de no pensar en la muerte de Samanun, pero sin embargo hago todo lo contrario. Me siento más aliviada por el hecho de que Sarocha sabe la verdad y no se enojó conmigo.

Ella sigue junto a mí.

Pero... en mi mente se repite una y otra vez, el hecho de que debo sentirme culpable por la muerte de la chica.

Freen me observa mientras sonríe, puedo notarlo porque la miro de reojo, y una sonrisa aparece en mi rostro. Es increíble el hecho de solo mirarla me provoque aquello.

—¿Cómo es posible que seas tan linda? —Pregunta sonriente, mi mirada baja a sus labios y por un momento olvido en donde nos encontramos—. Amor, aún estamos en el salón de clases, no me puedes besar.

—¿Acaso lees mentes? —Pregunto abriendo los ojos completamente y sintiendo mis mejillas arder.

Mi mirada va hacia el pizarrón, y noto que mi novia une su mano con la mía, logrando que sonría nuevamente con nerviosismo.

—Nunca me cansaré de que te sonrojes cada vez que te toco —Susurra, siento mis mejillas aún más calientes—. Dime que no mal pensaste eso.

Me mantengo callada sintiendo vergüenza, y escucho la risa de mi tailandesa por lo bajo.

El resto de la clase mantengo prestando atención, y aunque sea Literatura y me aburra, debo mantener la mente ocupada y no pensar en mi chica sin camiseta.

—Becca ¿te sientes bien? Hace ya unos cuantos minutos que estas sonrojada, eso no es normal —Dice Freen preocupada, balbuceo algo intentando excusarme—. ¿Tienes fiebre?

—Em... no —Digo levantándome de mi asiento al notar que ya sonó el timbre—. Vamos al patio ¿te parece?

—Claro... bebé —Dice Sarocha un tanto insegura por mi respuesta.

Caminamos tomadas de la mano por el pasillo, hasta que Freen se decide frenarme por el hecho de que camino muy rápido y me gira hacia ella.

—¿Qué? —Pregunto.

Mi novia se acerca a mí y deja un beso en mis labios, que me hace sonreír.

—Ahora dime qué te pasa —Pide sonriendo.

Tú me pasas.

—Nada, bebé, lo juro —Digo sonriendo, ella asiente un poco más seguro que la vez anterior y caminamos hacia el patio.

—Oigan, es feo irse solas y no esperar a los demás —Escucho que dice Irin detrás mío por lo cual Freen y yo reímos.

Salimos al patio, y en una de las bancas, completamente sola, puedo divisar a Heidi. La chica no nos presta atención, tiene los auriculares puestos y puedo notar grandes ojeras.

¿No ha estado durmiendo bien? Sé que está mal que me preocupe por ella, por todo lo que hizo, pero... simplemente siento que algo grave le está pasando.

Nos mantenemos un momento hablando en nuestra banca, hasta que decido dejar solas a mi grupo y caminar hacia Heidi, dejando a Freen confundida junto a Irin y Noey.

—Hola —Digo sin crear ningún contacto físico entre nosotras dos.

Heidi me mira con el ceño alzado, pero puedo notar algo en sus ojos que conozco perfectamente: tristeza.

—¿Qué quieres? —Pregunta bajando el volumen de su teléfono con la mano, y escucho su voz verdaderamente quebrada, como si estuviera a punto de llorar ahí mismo.

—¿Te pasa algo? —Pregunto con preocupación, Heidi sonríe falsamente y luego suspira.

—Eso a tí qué te importa —Responde, pero no pararé, sé que está mal.

—Heidi, puedes hablar conmigo... a fin y a cabo fuimos grandes amigas —Digo, ella asiente lentamente y puedo notar como muerde su labio inferior, seguramente para contener las ganas de llorar.

—La extraño —Es lo último que dice antes de que una lágrima recorra su mejilla y se vaya lo más rápido de allí.

No necesitó decirme a quién se refería, porque eso está bastante claro.

Si bien Heidi estaba en una relación con Freen en el pasado, la chica siempre subía fotos en las cuales aparecía con Samanun. Es bastante obvio el hecho de que verdaderamente la extraña.

Heidi nunca superó a Sam, siento que cuando me dijo a mí acerca de que yo estoy enamorada de Freen por el hecho de que se parece a Sam estaba hablando verdaderamente de sí misma.

Me pone triste.

—¿Qué pasa, bebé? —Pregunta Freen apareciendo detrás de mí mientras me rodea la cintura con sus brazos.

—Heidi, ella... está verdaderamente rota —Digo sintiendo pena por la chica.

—Espera... ¿rota? —Pregunta mi novia, asiento con la cabeza lentamente—. Esa palabra la decía mucho Sam.

—Sí, la decía mucho de sí misma —Digo triste recordando aquello—. La semana antes de su muerte fue cuando la comenzó a decir.

—¿Nunca supiste por qué lo decía? —Pregunta la castaña con curiosidad, niego con la cabeza.

—No tengo idea —Respondo sintiendo una lágrima queriendo salir, pero no me lo permito, debo ser fuerte—. Pero siempre me quedó la duda.

—A mí también, bebé —Dice dejando un beso en mi mejilla—. ¿Qué tal si pensamos más en el presente y menos en el pasado?

—Me parece bien —Respondo sonriendo y dándome la vuelta, dejando un beso corto en sus labios—. No sé lo que haría sin tí, Sar.

—Ni yo sin tí, mi inglesa favorita —Dice para luego volver nuestros labios.

Amo a Freen, mucho. Para mí, ella es lo que me mantiene fuerte, me hace sentir algo que por casi tres años no logré sentir.

Me hace sentir feliz.

Y eso siempre se lo agradeceré.

Freen Sarocha Chankimha es la luz que ilumina mi camino. Gracias a ella yo no estoy perdida en este mundo.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora