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Becky

Entramos al vehículo de Freen entre risas, la verdad es que la salida al acuario me alegró bastante. Pude notar que ella se siente verdaderamente familiarizada con el lugar, y aunque no conozca el por qué, me pone feliz ver como la pelinegra se encuentra sonriente.

Mi Phi pone en marcha el vehículo un poco después de haber encendido la radio y ambas habernos puestos nuestros cinturones. Mi teléfono no tarda en vibrar, por lo cual alzo el ceño notando que es una llamada normal y es un número desconocido.

Atiendo y casi al instante reconozco su voz.

—Hola, Rebecca —Habla Heidi con la voz quebrada.

—Heidi, ¿qué pasa? —Pregunto, puedo ver como mi novia no quita la mirada del camino pero su ceño está alzado.

—Y-yo... te necesito —Admite, y puedo darme cuenta que está llorando mucho por sus sollozos—. La extraño demasiado.

No necesita decirme su nombre para ya saber de quién habla.

Es increíble como el ser humano logra aquello, darse cuenta con facilidad del tema que se está comentando, pero sin necesidad de nombrarlo directamente.

—Freen, vamos a la casa de Heidi —Digo tapando el micrófono para que la chica no pueda escuchar, quito la mano del mismo y vuelvo a hablar—. Heidi, voy en camino.

—G-gracias —Dice entre sollozos y luego corta la llamada.

El viaje al hotel en el cual se hospeda la chica se hizo bastante extenso a decir verdad. Cuando llegamos, mi chica me mira sin saber qué decir, por lo cual decidido hacerlo yo.

—Me quiere ver a mí —Digo, mi phi asiente—. Tú quédate aquí esperando, si algo pasa te avisaré.

—Está bien, BecBec —Responde sin rechinar.

—Nos vemos dentro de un rato, bebé —Es lo único que digo antes de darle un beso en los labios, quitarme el cinturón y salir del vehículo.

Camino por el estacionamiento teniendo cuidado de que no me pise ningún vehículo y entro al hotel por la puerta principal. Mi mirada está fija en el ascensor, y a penas llego al mismo, aprieto el botón para que baje al piso en el cual me encuentro y se abran las puertas.

Ya adentro del ascensor me pongo a pensar en qué le diré, aunque la verdadera pregunta era ¿Qué me contará ella?

Heidi extraña a Samanun, sí, pero siento que hay algo que falta aquí, debe haber algo más afectando la vida de la chica.

Salgo del ascensor a penas las puertas del mismo se abren y camino por el pasillo suspirando. Veo la puerta del apartamento de Heidi, y me coloco frente a ella, sintiéndome extrañamente nerviosa.

Reuno fuerzas y golpeo levemente la puerta, la misma tarda un poco en abrirse, y a penas lo hace por completo, siento unos brazos rodearme.

Heidi llora desconsoladamente ocultando su rostro en mi hombro, el abrazo me tomó desprevenida, pero a penas reacciono de lo que sucede también la abrazo.

—La extraño mucho —Admite entre lágrimas, siento mis mejillas húmedas, y me doy cuenta que también estoy llorando.

Entramos al apartamento a penas Heidi corta el abrazo, para luego al estar ambas allí cerrar la puerta.

—Mamá se fue a hacer unas compras, y papá está trabajando —Admite con la voz quebrada.

Camino detrás de ella hacia su habitación, y me siento en los pies de la cama, dejando que Heidi se siente en el otro lado vacío.

—Yo... también la extraño, mucho —Admito—. Samanun fue una gran amiga para mí.

—Pero para mí lo era todo ¿lo entiendes? Ella en serio lo era todo. Estaba completamente enamorada de ella —Suelta—. Extraño sus besos, sus mimos, extraño escucharla hablar.

—Contar chistes en los momentos en los cuales una la pasaba mal —Continuo, Heidi asiente soltando una sonrisa triste.

—Estar ahí para cuando lo necesitábamos —Dice ella, asiento sintiendo una lágrima recorrer mi mejilla—. Samanun era una persona increíble, ella no merecía eso.

—Lo sé —Digo bajando la mirada apenada.

—Y yo, ahora que no está... —Admite comenzando a llorar más nuevamente—. Me siento completamente rota, como ella lo estaba.

Abro la boca sorprendida, Heidi también sabía de aquello de Sam.

—¿Sabes a lo que se refería con aquello de rota? —Pregunto, Heidi me mira un momento, analizándome, y luego niega con la cabeza.

—Nunca me lo contó —Admite, aunque no estoy del todo segura de confiar en su palabra.

—Heidi... ¿por qué tú no me contaste que conocías a Sam? —Pregunto, ella suspira con la barbilla temblando.

—Sabía que a Samanun le gustaba una chica, y supuse que eras tú por la foto que ella había subido a instagram contigo. Cuando le pregunté quién era esa chica, no me respondió, solamente me dijo que estaba confundida —Admite sin más.

Siento una punzada en el pecho, ¿le gustaba a Sam? Entonces era eso lo que me quería decir aquella noche.

—Rebecca, me acerqué a tí con la intención de ayudarte. Sabía que la muerte de Samanun te había afectado tanto como a mí, y pensé que tal vez nos podríamos arreglar entre nosotras. Me refiero a crear una amistad, y así superar la muerte de Sam —Dice, y su voz se quiebra nuevamente—. Pero no puedo, por más que intente siempre la recuerdo, aún la recuerdo.

—Lo entiendo, Heidi. Sabes qué es lo bueno, que pudimos disfrutar de ella, conocerla, y aprender cosas de ella, Sí, duele, pero siempre la recordaremos. Debemos recordar aquellos momentos que nos hicieron felices —Admito, Heidi asiente.

—Siento que estoy en un agujero sin salida —Explica—. Siento que el mundo a mi alrededor está de cabeza.

Esas palabras me resultan familiares, es lo mismo que me dijo el psicólogo.

—Heidi ¿tú has ido al psicólogo? —Pregunto, la chica parece confundida por mi pregunta, pero antes que conteste su madre aparece en la habitación.

—Rebecca, te voy a pedir por favor que dejes a Heidi descansar, no queremos que algo como lo que pasó hoy se repita —Dice, asiento con la cabeza y me despido de la chica.

Salgo del apartamento muy confundida, si Heidi era de por casualidad la paciente que tuvo mi psicólogo, entonces la ayuda que estaba recibiendo era de Sarocha, y como ella dejó de dársela, ahora Heidi está así.

Me siento triste con ello, sí, pero no obligaré a Freen a ayudar a Heidi, yo misma me encargaré de que la chica esté mejor.

Le demostraré a Heidi que no está sola en este mundo.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora