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Freen

Tres días.

Solamente tres días han pasado desde que nos enteramos de la verdad. Y solamente dos desde que una de las peores noticias que nos podrían haber dado tocó nuestra puerta.

Heidi, mi ex novia y amiga de Rebecca, se suicidó.

La ojiambar no para de llorar, oculta su cabeza en la almohada, pero puedo escuchar sus sollozos.

Culpable.

Eso es lo que seguramente Rebecca se está repitiendo en su cabeza, que ella es culpable de la muerte de Heidi.

Suspiro y me acomodo en la cama, la ojiambar me está dando la espalda, por lo cual comienzo a tocar la misma para que gire.

—¿Qué quieres? —Pregunta con la voz quebrada, y lo único que hago es acercarme y darle un beso.

Es increíble todo lo que ha pasado desde que la conocí, y tengo miedo de perderla, que se deje caer nuevamente en la depresión.

No dejaré que eso pase.

Becky es mi luz, ella me levanta todas las mañanas, gracias a ella no debo cumplir la rutina de siempre, porque a su lado, siempre hay algo nuevo.

Ella me enseñó el verdadero amor, ese que yo pensaba que tenía, pero no era cierto. También me demostró lo fuerte que es, porque sin duda alguna, aunque no lo crea, tiene una fuerza increíble.

Ella es la mejor persona que he conocido en este mundo.

—El mundo no te merece —Suelto, la castaña se saca con las yemas de los dedos lágrimas que habían en mejilla.

—¿A qué te refieres? —Pregunta, suspiro antes de hablar.

—A que tu eres como una piedra preciosa, un diamante, rodeado de simples piedras de carbón — la castaña alza el ceño.

—Pero Sarocha, yo soy una... —No la dejo terminar, porque sé que eso no es cierto.

—Bebé, no, no lo eres. Tú eres la mejor persona del planeta tierra, y como todos, cometes pequeños errores, sí, pero eso no te hace mejor ni peor que nadie, te hace humana —Es mi respuesta, puedo notar como las lágrimas quieren salir de sus ojitos dorados nuevamente—. Eres y siempre serás lo más preciado de este mundo, y si sientes que no es así, solamente recuerda que lo eres para el mío.

Siento los brazos de Becky rodearme, y sonrío tristemente al escuchar las palabras que salen de su boca.

—¿Por qué las mejores personas son las que se deben de ir? Heidi sufrió mucho antes de partir, ella no merecía eso. Y Sam... —Hace una pausa entre lágrimas—. Ella era lo mejor, no merecía esa enfermedad.

—Las mejores personas muchas veces son las que tienen las batallas más difíciles —Susurro en su oído—. Sam, ella dijo que siempre la recuerdes, con felicidad, estoy segura que Heidi querrá lo mismo, bebé.

—Sí, pero duele —Admite, asiento con la cabeza.

—Ahora duele, pero en un futuro, lentamente, estoy segura que ya no se sentirá tan así, y las podrás recordar a ambas con felicidad —Digo, y siento una lágrima caer por mi mejilla—. Estoy segura que podremos juntas lograr aquello, bebé.

Me he preguntado más de una vez cómo sería mi vida sin BecBec, y nunca me la he podido imaginar, me dan ganas de llorar en solo pensarlo.

Recuerdo cuando me la encontré en aquella fiesta, en la cual se estaba ahogando con un pedazo de sandwich. También recuerdo que me la encontré al siguiente día en el mismo salón de clases, y que tuvo el ataque de pánico.

Recuerdo que me preocupé por no haber ido a clases, y me aparecí en su apartamento con la excusa de tener que hacer los deberes de Matemáticas juntas porque el profesor dijo que era obligatorio que sea así. Era mentira, podíamos elegir con quién hacer aquel trabajo, estoy segura que si Rebecca estaba en la clase en aquel momento hubiera elegido hacerlo con Irin, estoy agradecida de que aquello no pasó.

Recuerdo cuando la escuché cantar por primera vez, como mi corazón se aceleró con solamente su voz. Recuerdo nuestro primer beso, ese que estaba esperando demasiado.

Y recuerdo, una y otra vez, que ella es la persona que me hace feliz.

Pasamos por muchas cosas, sí, pero seguimos juntas, y eso es lo importante.

Antes de Bec, sentía que me faltaba algo, me sentía vacía, pero desde que ella apareció ya no es así. Ella es lo que me faltaba en mi vida, gracias a su persona he aprendido un centenar de cosas, y sin duda alguna he aprendido lo que es el amor verdadero.

—Te amo —Suelto, siento los labios de la ojiambar tocar los míos luego de decir aquello.

—Yo también te amo, Freenky —Responde, y una sonrisa aparece en mi rostro.

—Eres mi inglesa favorita.

—Y tú mi tailandesa favorita —Es su respuesta mientras toca mi cabello y una sonrisa aparece en su rostro, a pesar de las lágrimas.

Eso es lo que quiero, que mi bebé sonría.

Mi castaña tiene una de las sonrisas más bonitas que he visto, y cuando sonríe me siento más viva.

—Te cuento algo —Digo, y ella asiente—. Solía sentirme vacía antes de que aparezcas, me sentía triste, como en una especie de depresión silenciosa, pero desde que estas en mi vida eso cambió. Tú eres lo más preciado que tengo, BecBec. Sin duda alguna tú eres mi ancla, te amo.

—Me vas a hacer llorar de nuevo —Dice, asiento entre risas—. Tú me enseñaste a sonreír nuevamente, Sar. Me enseñaste que se puede salir adelante, que se debe ser fuerte, pero sobre todo me enseñaste a amar de verdad. También te amo, Freen.

Unimos nuestros labios nuevamente, y luego nos quedamos allí, viéndonos con una sonrisa en nuestros rostros.

Y no tengo nada más que sentirme feliz.

Donde quiera que estes, Sam, déjame decirte que tu mejor amiga es la persona que me hace colorida mi vida, que sin duda ella es lo mejor que me ha pasado, pero sobre todo, Sam, déjame decirte que aún te recuerdo, y eso me hace feliz, prima.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora