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Freen

Al llegar a mi casa siento la mirada de Billy sobre mí bastante confundido, no le digo nada y simplemente me encamino hacia mi habitación.

Cierro la puerta detrás de mí y suspiro cerrando los ojos. ¿Quién era aquella chica? ¿Por qué siento que hay algo que me conecta a ella?

Siento mi celular vibrar y en la pantalla aparece la imagen de Heidi, no demoro en responder su mensaje diciéndole que me sentía mal y por eso me fuí antes.

Le mentí a mi propia novia, aunque peor hubiera sido decirle que sentí algo extraño por otra chica.

Quién será aquella chica...


Comenzar en un nuevo instituto siempre me gusta, ya que se conoce gente nueva, nuevas amistades, y eso siempre está bien para mí.

Entro junto a Noey por la puerta principal, las personas ya habían llegado a sus clases, aunque algunas como nosotras estaban llegando un poquito sobre la hora.

Buen comienzo de año en este instituto.

La noche anterior, Heidi me llenó a mensajes preguntándome por qué me había ido antes de su fiesta de cumpleaños, y... no podía decirle que era porque había sentido un sentimiento extraño por otra chica, así que le mentí, le dije que era porque me había sentido mal, y aquello de alguna manera también me hizo sentir verdaderamente a mí.

Entro a la clase luego de haberle preguntado a una chica que se encontraba en el pasillo en qué lugar se encontraba, y siento las miradas sobre mí.

Noey le sonríe a una chica que está junto a las ventanas, pero simplemente lo ignoro.

—Sarocha Chankimha... eres la nueva —Dice el profesor.

—Sí —Afirmo.

—Siéntate allí, al lado de Armstrong —Mi mirada va dirigida hacia donde señala el profesor, al fondo del salón.

Mi corazón late con velocidad al reconocer a aquella chica de ojos ámbar, se encuentra mirando hacia abajo, pero luego de que el profesor le diga a Noey que debe sentarse junto a otra chica sus miradas se cruzan entre ellas.

Miro un segundo a la chica con la cual se debe sentar Noey y noto que se encuentra completamente plasmada viéndome, como si estuviera viendo a un muerto.

Mi mirada regresa a la de la ojimiel y cuando ella me ve podría jurar que libera un suspiro.

Le sonrío un poco para no generar un ambiente incómodo, pero al notar que sigue sorprendida simplemente saco mis cosas y las coloco encima de la mesa.

Trato de mantener la calma y prestar atención a la clase, pero se me hace imposible.

No sé qué tiene la chica que tengo a mi lado, pero no puedo parar de que querer mirarla cada cinco segundos.

—Y ahora les dejaré un trabajo, por favor no se muevan de sus lugares y háganlo en grupo con la persona que tienen a su lado —Explica el profesor, todos asentimos y comenzamos a copiar lo que él escribe en el pizarrón.

Al terminar de hacerlo miro a la chica, ella también está nerviosa, lo sé por el hecho de que sus manos están juntas y apretadas. Me mira y abre la boca intentando decirme algo, pero no le sale nada, así que me adelanto.

—Creo saber cómo se hace este ejercicio —Digo sonriéndole para que se tranquilice, ella también me sonríe y podría jurar que mi corazón quiere salir en aquel preciso momento.

No lo entiendo, se supone que estoy con Heidi, que no puedo sentir nada como esto por otra persona, pero... esta chica tiene algo especial, algo que... no lo sé, se me hace familiar.

Ella me hace sentir unida nuevamente a alguien, pero no sé a quién.

—Yo creo que también lo sé hacer —Habla por fin, su voz se escucha nerviosa, pero trata de ocultarlo con su sonrisa—. Aunque hay algo del ejercicio que no entiendo.

Comenzamos a hacerlo, y le expliqué la parte que no entendía.

Es linda, es como de esas personas las miras y te das cuenta que es transparente, que si bien ocultan cosas —Como todos— siempre lo que dicen es lo que sienten, o eso creo.

La ojimiel me vuelve a dedicar otra sonrisa al verificar el trabajo por cuarta vez antes de entregarlo y notar que se encuentra todo en orden.

Fuimos las primeras en terminar.

Siento mi teléfono vibrar y aparece en la pantalla el nombre de Heidi, puedo notar que ella alza el ceño cuando mira por accidente mi teléfono, por lo cual suspiro.

—Es mi novia —Digo, ella abre la boca un tanto sorprendida.

—Y es mi amiga —Agrega.

Se genera un ambiente un tanto incómodo. Claro, ¿Cómo pude ser tan tonta? Era obvio que era su amiga, Heidi se lleva bien con la mayoría del instituto.

Ahora la ojimiel sabe que me gustan las chicas, me pregunto qué pasará por su mente.

El timbre suena y me dedica una sonrisa más antes de levantarse y buscar con la mirada de nuevo a aquella chica que está hablando con Noey, supongo que es su amiga.

—Oye, espera —Digo mientras la freno, y por accidente tocando su mano, aunque la alejo lo más rápido posible de la mía, ya que me pongo bastante nerviosa.

—¿Sí? —Pregunta sonriéndome.

—No m-e dijiste tu nombre —Digo tartamudeando un poco, podría jugar que me veo patética en este momento.

—Rebecca—Dice, asiento también sonriéndole—. ¿y tú?

—Sarocha... Sarocha Chankimha, pero puedes decirme Freen —Ella mantiene su sonrisa mientras continúa mirándome.

—Freen, me gusta, lindo apodo —Es lo último que dice antes de salir de la clase y dejarme allí con mi corazón acelerado.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora