24

1.7K 201 6
                                    


Becky

La verdad es como un balde de agua fría para mí.

Observo a Heidi estando completamente estupefacta, ninguna palabra sale de mi boca.

Me ocultó todo este tiempo que había conocido a Sam, aun sabiendo que pasé día tras día contándole lo mal que me sentía y lo cuanto que extrañaba a la chica.

No entiendo cómo Sam la conoció, y si Sarocha había reaccionado así entonces probablemente todas las fotos que ella había subido a estado eran con mi difunta mejor amiga, y no con ella... No entiendo como no lo vi antes... aunque las fotos siempre eran confusas, el rostro de Sam siempre estaba tapado o solo era la silueta de ella, siendo así es muy fácil confundirla con Freen y nadie sospecharía nada.

Siento nauseas, pero intento mantenerme lo suficientemente firme porque quiero escuchar su explicación.

—No tengo por qué darte explicaciones de mi pasado, tú y yo ya no somos nada, Sarocha —Recuerda Heidi, noto que se encuentra verdaderamente tensa.

Freen se acerca a ella evadiendo su espacio personal, en cualquier otro momento sentiría celos, pero ahora lo único que quiero es separarla de la otra chica, porque si bien se merece una golpiza, mi Phi es mucho más fuerte que ella.

Y estamos en horario escolar, no quiero que terminemos en dirección.

—¡Me debes una maldita explicación! —Escucho que grita Sarocha enfadada, nunca la había visto así.

—Dime, Sarocha ¿Qué quieres escuchar? ¿Qué estuve con tu prima cuando estaba viva? Sí, lo hice —Dice enojada Heidi haciéndole frente, aunque cae al suelo cuando Freen la empuja.

—La única mierda aquí eres tú —Exclama Sarocha, miro hacia todos lados y noto que pasamos a ser el centro de atención.

—¡No! Yo no soy la mierda, ella lo es —Me señala—. ¿Acaso no te das cuenta que está enamorada de tí? ¿No te das cuenta cómo te mira? ¿Sabes el por qué? Por el simple hecho de que le recuerdas a Samanun, por esa razón te ama —Escupe Heidi, no puedo soportar esto.

—Estas enferma —Dice Sarocha.

Doy media vuelta y comienzo a caminar, dejando mi teléfono en manos de Freen. Siento náuseas, y todo a mi alrededor parece girar.

Todos me miran, es como si solamente yo fuera el centro de atención, algunas personas, hasta se ponen a susurrar cosas entre ellas mientras me miran.

Mis mejillas están coloradas, y salgo de allí lo más rápido que puedo.

Entro al baño sintiendo las lágrimas salir de mis ojos. Estoy enojada, defraudada, pero sobre todo me siento traicionada.

La Heidi que conocí hace un año es muy diferente a la que se encuentra en aquel instituto.

No la reconozco.

¿Cómo pudo mentirme tanto? Sabía perfectamente lo afectada que estuve en su momento por la muerte de Sam.

Si Heidi fue novia de Sam, y sabía de mi existencia, entonces cuando me habló ella por primera vez estaba mintiendo, ella me conocía de antes.

Pero... ¿Por qué Sam le hablaría de mí a su novia? No lo entiendo.

La puerta del baño se abre y por ella entra Heidi, quien me mira con completo odio.

—Me quitaste a Samanun, y ahora me quitas a Sarocha, ¿estás contenta? —Pregunta, algunas lágrimas comienzan a salir de sus ojos.

—Tú me mentiste, tú me conocías —Digo apoyándome del lavamanos, ya que aún siento que el mundo se está cayendo a mis alrededores.

—Sí, sí que lo hice —Escupe—. Pero porque sabía que eras importante para Sam, y que ella no paraba de hablar de tí. Cuando te ví aquella vez, supe reconocerte por las fotos que ella me mostraba de ustedes dos juntas. Pude notar, Rebecca, que estabas devastada.

Estoy rota —Me repito una y otra vez mentalmente—. Completamente rota.

—Tú te enamoraste de Sarocba —Me acusa señalándome con el dedo.

—Eso no es verdad —Susurro bastante bajo, aunque sí lo es, y ella lo escucha.

—Por favor, Armstrong. Déjate de mentir. Te enamoraste de ella porque te hace recordar a Samanun, y porque sientes que estando con ella la tendrás de vuelta —Suelta Heidi, niego con la cabeza y sigo sintiendo todo a mi alrededor girar.

—¿No crees que la que siente aquello eres tú? —Pregunto, aún me siento mal, y al parecer mi comentario hace enojar a Heidi más de lo que estaba.

—¡Cállate! —Grita antes de golpearme el rostro con el puño cerrado.

No demoro en caer al suelo sintiendo un dolor fuerte en la mandíbula, y un zumbido bastante fuerte en mi oído.

Mi vista se vuelve borrosa un momento, y miro a Heidi quien sonríe.

—Solamente me das pena —Admite girando sobre sus talones y yéndose de allí.

Demoro un poco en lograr levantarme, pero al hacerlo me tambaleo.

—¿Becky? —Pregunta Irin al entrar al baño, y alza el ceño mientras se acerca a mí y me ayuda a mantenerme en pié—. Vamos a la enfermería.

Caminamos hacia la enfermería del instituto, y agradezco enormemente que todos ya hayan ingresado a sus salones.

La doctora Mhee me ve con el ceño alzado.

—¿Qué le sucede? —Pregunta mirándome, Irin bufa.

—Es doctora, usted debería averiguarlo.

Paso aproximadamente unos minutos siendo interrogada por Mhee, me duele hablar, y ella parece notarlo.

—Rebecca ¿Te han golpeado? —Pregunta, Irin, quien se encontraba con toda su atención en su teléfono, me mira fijamente.

—N-no —Respondo, aunque mi amiga parece darse cuenta de mi mentira.

—¿Quién? —Pregunta completamente tensa.

—Na-nadie.

—¿Quién? —Vuelve a preguntar.

Me mantengo en silencio hasta que Irin siente su teléfono vibrar, y lee el mensaje que le ha llegado.

—Lamento haberme llevado el teléfono de Becky. Me salí antes de clases porque no soporto ver a Heidi, no puedo creer cómo mintió por tanto tiempo. Avísame si pasa algo —Dice, miro hacia otro lado y Irin suspira—. ¿Qué pasó con Sarocha y Heidi?

—Según tengo entendido Heidi conocía a una tal Sam y no se lo había contado, ¿Heidi fue la que te golpeó? —Pregunta Mhee, ante mi silencio Irin se levanta de la silla furiosa y camina hacia la puerta.

—Irin ¡No! —Pido, porque sé que le hará mucho daño.

No quiero que Heidi sea golpeada, no me gustaría que eso pasara. Sí, se equivocó, mucho, pero ella ya está rota.

Heidi está mucho más rota que yo.

—Rebecca, no me quedaré sin hacer nada al saber que golpearon a mi mejor amiga —Y sin nada más, se va la enfermería.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora