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Freen

Mi misión es alegrar a Becky, alejarla de todos aquellos pensamientos negativos que la persiguieron por más de dos años. Y sinceramente no me importa dónde esté, o lo que deba de hacer, con tal de lograr que la castaña sonría.

Me siento perdidamente enamorada, y es realmente bonito, justo como ella.

La inglesa me mira atenta con una sonrisa, puedo ver el hoyuelo que se forma en su mejilla y sin duda alguna me hace feliz.

Suelo prestarle mucha atención a mi Nong, la mayor parte del día lo hago. Todas las mañanas se despierta directo para bañarse, y por más que me discuta a mí por quién hace el desayuno, sé que la hace feliz el hecho de como la trato. También me dí cuenta que las peleas suelen afectarle, y más cuando se trata con personas que quiere, como Irin y yo.

Podría definir a Rebecca como una luz, una persona fuerte, que por más que piense que no puede, nunca se rinde. Aquella luz que tiene ella es única, es realmente especial, se peleará con algunas personas, sí, pero cuando las mismas necesitan ayuda, ella es la primera en brindarla.

Sin duda alguna el mundo no merece personas como Becky, pero me alegra que existan, porque nos iluminan a todos.

La abrazo por la espalda y escucho su risa, la misma llega como una linda melodía, nunca me cansaré de decirlo, pero ella es quien me hace verdaderamente feliz.

—¿A dónde iremos, Freenky? —Pregunta aún sonriente, dejo un beso tierno en su mejilla.

—Ahora lo descubrirás, bebé —Respondo, a lo que ella asiente.

—Siempre dices lo mismo —Admite.

—Porque tú siempre preguntas lo mismo —ella ríe.

—Tienes razón.

Llegamos ambas al estacionamiento entre risas, como es ya costumbre le abro la puerta del copiloto a Becky, logrando que la misma simplemente sonría.

La rutina en el viaje siempre es la misma, encendemos la radio y comenzamos a cantar las canciones que se reproducen. Verla cantar es lo más bonito que me ha pasado, y quiero que eso nunca acabe.

Freno enfrente al museo, Irin me dijo que a mi novia extrañamente le gusta aquel lugar, por lo cual no dudé en traerla aquí.

Bajamos del auto y puedo notar lo emocionada que está, en su rostro solo hay felicidad, pero en sus ojos puedo notar algo más... nostalgia.

—Algo me dice que fue Irin quien te mencionó de este lugar —Dice Bec, asiento mientras río—. ¿Te dijo la razón?

—Nop —Respondo, ella asiente.

—Sam me trajo algunas veces aquí, y cada vez que estaba triste por su partida venía a este lugar, me hace sentir como más unida a ella —Explica mi Nong, por lo cual entrelazo nuestras manos con una sonrisa.

Me pasa exactamente lo mismo, pero con un lugar distinto, yo siento que el acuario me une a Samanun, ya que viví muchos momentos lindos allí.

No conocía aquello de Sam, no sabía que le gustaba el museo, siento que mi novia y yo conocimos a personas distintas, aunque eso no sea así.

Entramos al museo con una sonrisa, y casi al instante nos recibe un guía, ya habían otras personas allí esperando, y para nuestra buena suerte a penas llegamos comenzó la excursión por todo el museo.

Becky mira todo con emoción, seguramente recordando momentos lindos de su vida, de su pasado, en los cuales Sam estaba.

Eso me hace sentir bien, porque tal vez a la castaña le dolía recordarla, como me pasaba a mí, y esos recuerdos lindos me afirman que tuve el placer de conocer a Sam, y que nunca podré olvidarla.

Eso está bien.

La guía por todo el museo es realmente impresionante, ella comienza a hablarme de sus momentos con Samanun en aquel lugar, y no hago más que sonreír, me alegra conocer más a mi prima, aunque la misma ya no esté.

Llegamos hasta la parte en la cual se encuentran muchos cuadros en la pared y noto que en ella se frena en uno, mirándolo sin ninguna sonrisa, solamente admirando.

—¿Qué pasa? —Pregunto poniéndome a su lado, admirando el cuadro que muestra muchas estrellas.

—Una vez, cuando vinimos aquí, me dijo que cuando muriéramos formaríamos parte de esas estrellas, seríamos una —Admite, y noto como una lágrima cae por su mejilla pero la quita rápidamente—. Yo creo eso, Samanun está entre las estrellas, brillando como siempre lo hizo.

—Yo también creo eso, BecBec —Admito antes de abrazarla.

Nos mantenemos un momento así, hasta que sentimos que podemos continuar con la guía. Becky vuelve a sonreír, aunque sus ojos estén un tanto cristalizados.

Aunque sea o no aquello cierto, Sam siempre brillará, porque ella era un ángel, una luz.

La extraño, y está bien hacerlo, porque a pesar de que no está y eso duele, también me hace recordar que ella en un momento sí lo hizo, y pude disfrutar de su compañía.

La guía por el museo termina, y con la castaña comenzamos a hablar sobre nuestros lugares favoritos del mismo. Nos subimos al vehículo, y comenzamos el viaje hacia a casa.

—Oh, espera, vamos a comprar comida, en casa ya se está acabando —Digo, Becky asiente sonriendo.

Frenamos en el estacionamiento, al lado de un supermercado. Al entrar, caminamos juntas hacia el mostrador que tiene arroz, fideos, y demás. La inglesa comienza a elegir mientras yo simplemente sonrío.

—Sabes que voy a cocinar yo ¿cierto? —Pregunto, ella me mira con el ceño alzado.

—¿Disculpa? No, yo vivo en tu casa prácticamente, también debo ayudar —Una sonrisa aparece en mi rostro.

—Así que vives en mi casa, ¿Cuándo te vas a mudar por completo? —Pregunto aún sonriendo, noto que las mejillas de Becky enrojecen al darse cuenta de lo que dijo.

—Em... yo... —Dice mientras mete todo al carrito.

Entre risas camino junto a ella hacia el cajero, para pagar las cosas.

Lo primero que escucho es a Bec susurrar «Algo anda mal» mientras mira hacia todos lados, y nota como algunas personas están tiradas en el suelo.

Lo segundo es el grito de una mujer mientras llora, mi ceño se alza y miro hacia su lado.

Y lo tercero, es sentir como algo toca mi cabeza, y como Becky palidece.

—Al suelo —Escucho que dicen detrás de mí, Rebecca lo hace llorando, mientras yo simplemente obedezco, sintiendo los nervios crecer.

El hombre quita el arma de mi cabeza y noto como hay cuatro más en aquel lugar.

Estamos atrapadas en un asalto.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora