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Becky

Miro a Sarocha con el ceño alzado, ¿Cómo sabía que estaba allí? A menos que...

—¿Me seguiste? —Pregunto, ella asiente luego de unos segundos.

—Necesito saber qué te sucede, sino no te puedo ayudar en nada —Admite, suspiro y asiento.

—No voy a contar nada con ella aquí —Susurra Heidi con la cabeza baja.

—¿Contar sobre qué? —Escucho que pregunta Freen.

—Vete, Sarocha —Pide Heidi, y la chica niega.

—No, tengo derecho a saber —Responde.

Heidi se mantiene en silencio, al igual que nosotras dos. Mi mirada se conecta con la de Freen, y me doy cuenta que no está enojada conmigo, más bien su mirada da algo más, decepción.

¿Por qué no confíe en Sarocha? ¿Por qué no le dije que estaría allí? Simple, estaba segura que Heidi no diría lo que sucede enfrente de ella.

—Heidi... ¿Por qué dejaste esa nota en mi casillero? —Pregunto, le oigo suspirar—. ¿Fuiste tú la que dejó la polaroid de Samanun y yo?

—¿Qué? —Exclama Freen confundida.

—Sí —Responde Heidi casi al instante, y luego la oigo bufar.

—¿Por qué? —Pregunto, y ella niega levantando la cabeza.

Los ojos de la chica se encuentran cristalizados, y siento mi corazón romperse de alguna manera. Es como si lentamente las piezas del rompecabezas se fueran uniendo, pero tienes miedo de verlo cuando ya está completamente armado.

—No importa —Responde con la voz quebrada, y vuelve a abrir la puerta—. Váyanse, por favor.

—No —Respondemos Freen y yo al unísono.

Heidi nos mira con enfado y cierra la puerta nuevamente, la veo moverse por la sala hasta llegar al mueble, y de allí sacar una caja. Alzo el ceño y veo que se acerca a nosotras, sacando un álbum de fotos.

—Me lo trajo Sam, unos días antes de... ya sabes —Explica, asiento con el ceño alzado—. Lo de la foto de la fiesta fue porque ella me la mandó, habíamos concordado en quedar como amigas, aunque yo no quería eso en realidad.

—¿Por qué la pusiste en mi casillero? —Pregunto, Freen se sienta en el sillón con el álbum entre manos y comienza a ver las fotos.

—Porque necesitaba que veas la verdad —Dice con voz quebrada—. No tienes idea lo que me ha costado aguantarme esto durante años, es como si tuviera un peso encima de mí.

No entiendo absolutamente nada de lo que dice, o no quiero entender.

Veo a mi novia cambiar de página en el álbum y encontrarse con una foto de Heidi y Sam dándose un beso.

—Ella era todo para mí, no sabes cuánto me enojó el hecho de que estuviera dejando por otra —Agrega Heidi con lágrimas en los ojos—. Entonces...

—Entonces la mataste —Suelta Sarocha mirándola fijamente.

Siento todo a mi alrededor girar, y como mi corazón se acelera al instante. No puedo creerlo, esto no puede ser cierto.

Heidi se mantiene en silencio, sin decir absolutamente nada, veo como mi novia se levanta y la empuja contra la pared, completamente enfadada.

—¿Por qué? —Pregunta entre lágrimas la pelinegra, quiero hacer algo, frenar esta situación, pero se me vuelve imposible, estoy paralizada—. ¿Tienes idea de lo que sufrí por la muerte de mi prima? ¿Tienes idea de cuántas noches me he levantado llorando? Sí, sí la tienes, y no te importó.

—No lo entiendes —Dice Heidi intentando quitar la fuerza que estaba ejerciendo mi tailandesa sobre ella.

Las lágrimas salen de mis ojos, y siento mi corazón completamente destrozado. Heidi es la persona que mató a Samanun, todo este tiempo estuvo siendo mi amiga, cuando ella me quitó a lo más preciado que tuve en esta vida.

Todo duele, la verdad duele.

—¿¡Lo qué no entiendo!? Idiota —Pregunta Sarocha entre lágrimas—. Todo este tiempo te hiciste pasar como alguien bueno, cuando tú fuiste la causa de mi depresión y la de Rebecca. Tú destruiste nuestras vidas por mucho tiempo, tú acabaste con la vida de mi prima.

—No... no lo entiendes —Vuelve a repetir Heidi.

Me acerco hacia ella con las lágrimas cayendo por mis mejillas, y agarro la fuerza suficiente para poder hablar. Heidi me mira, esperando algo de mi parte, y simplemente la miro con decepción.

—Eres una asesina —Digo con la voz quebrada—. La asesina de mi mejor amiga, y todo por celos, acabaste con la vida de la persona más buena de este mundo.

—No lo entienden —Susurra Heidi nuevamente, y al parecer a mi novia ya se le fue la paciencia porque la separa de la pared y la vuelve a golpear contra la misma.

—¿¡Lo qué no entendemos!? ¡Habla! —Pide con enfado, Heidi me mira a mí y luego a Freen.

Las piezas se van uniendo, pero aún faltan algunas para poder completar el rompecabezas. Cuando veo que Heidi abre la boca para hablar, y por fin confesar todo, sé que las piezas estarán en su lugar.

Mi corazón late verdaderamente rápido, y siento demasiada tensión en aquel lugar. Escucho como Heidi respira un poco antes de hablar, como si así uniera fuerzas para poder decir las siguientes palabras.

Las palabras que sin duda alguna golpearían tanto mi corazón como el de Sarocha, unas palabras que cambiarían todo.

—Yo la maté, sí —Responde, y siento como las lágrimas comienzan a caer más rápido por mis mejillas. Decepción, tristeza, enojo, un montón de emociones siento al escuchar aquella verdad.

Freen la suelta, y cae lentamente al suelo entre lágrimas, quisiera abrazarla, pero ni siquiera puedo moverme de mi lugar, simplemente lloro como nunca lo he hecho.

—Porque ella me lo pidió —Agrega entre lágrimas Heidi, la mirada de Sarocha se levanta y la mira, al igual que yo—. Asesiné a Sam porque ella me lo pidió.

Y entonces lo comprendí, habían piezas que estaban desordenadas, que iban en otro lugar. La imagen lentamente va apareciendo, y la última pieza que detonaría la bomba estaba puesta.

—¿Qué? —Pregunta Freen, parando de llorar por un momento, estupefacta.

—La asesiné porque ella me lo pidió —Vuelve a repetir Heidi.

Y allí lo comprendo.

Yo estoy rota.

Sarocha también lo está.

Pero Heidi... Ella se encuentra completamente destruida.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora