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Becky

Abro los ojos y siento una luz muy fuerte sobre mí, que Irin vuelve a apagar como ya hecho la última vez que estuve aquí.

Mi vista se encuentra borrosa, pero lentamente se va normalizando. Veo como mi mejor amiga me mira sonriente al ver que desperté.

Busco a alguien más y ahí veo a la doctora Mhee, quien me mira un tanto seria.

—Dos ataques de pánico, Rebecca, en una noche —Admite, abro la boca en forma de O porque me asombra, eso nunca me había pasado.

—Y... ¿Qué debemos hacer? —Pregunto, ella suspira y me mira.

—Comenzaremos a retomar tus secciones de psicoterapia ¿te parece? —Asiento con la cabeza y suspiro.

—¿Cuándo? —Escucho que pregunta Irin.

—Ya pedí cita para ella al mediodía, espero que no te moleste —Dice Mhee, niego con la cabeza.

Luego de chequear que todo se encuentra bien, la doctora decide irse.

Irin me mira con el ceño alzado y se sienta en un lado de la cama que estaba vacío.

—¿Te sientes mejor? —Asiento con la cabeza.

—Solo estoy un poco cansada—Admito, y era completamente verdad, el hecho de haber vivido dos ataques de pánico me dejan exhausta.

—¿Quieres hablar? —Sé a qué se refiere.

—¿De?

—Ya sabes... Sarocha —Suspiro al oír su nombre y cierro los ojos—. Por favor, Rebecca, no me dejes con las ganas de saber qué pasó entre ustedes.

—¿Acaso ella no te lo contó? —Pregunto, niega con la cabeza—. ¿Y por qué tendría que contártelo yo?

—Porque eres mi mejor amiga —Touché.

—No pasó nada con Sar —Irin comienza a reír cuando me escucha llamarla así y me sonríe.

—Ya hasta tienen apodos tiernos, las shippeo —Admite, río.

—Pasé el día genial con ella, hubo más de una ocasión en la cual casi nos besamos —Irin abre los ojos a la par y se tapa la boca para no gritar—. Y apareció Heidi.

—Oh, eso explica sus estados —Dice Irin, abro los ojos y busco mi celular a mi alrededor—. Digo... no es nada.

—¿Qué estados? —Pregunto, ella suspira.

—Solo subió estados diciendo que se sentía decepcionada, que todo era una injusticia —Responde mi mejor amiga, siento una punzada en el pecho y luego suspiro.

—Todo es mi culpa —Oculto mi rostro con la palma de mi mano y niego.

—Oye, no es tu culpa. Según tú me dijiste no llegaste a besarla, por lo tanto, seguramente Heidi habrá mal interpretado las cosas. Ahora, si verdaderamente te gusta Sarocha, lucha por ella —Irin me quita las manos de mi rostro y me sonríe.

—Heidi es mi amiga —Recuerdo.

—Sí, pero... si Sarocha te está tirando onda, por así decirlo, es porque le gustas. Además, siempre estás pensando en los demás, debes pensar un poco más en tí —Dice Irin, niego con la cabeza.

—Eso sería egoísta.

—Entonces estarías siendo egoísta contigo misma, porque sé que te gusta Sarocha —Siento mis mejillas coloradas al escuchar aquello, y puedo escuchar la risa burlona de Irin—. Eso solo lo confirma.

—N-no me gusta.

—No te mientas, Armstrong —Pide la chica.

Continuo hablando con Irin un poco más, hasta que siento bastante sueño, al igual que ella.

Le digo que debería volver al apartamento, ya que nos encontramos en una habitación de hospital, pero niega y se acuesta en un sillón que había al lado de la cama.

Caigo completamente dormida en cuestión de unos pocos minutos, y todo vuelve a quedarse a oscuras.

Me encontraba en el psicólogo, el hombre delante de mí me mira esperando a que hable, pero como no lo hago suspira.

—Rebecca, no te preguntaré a cerca de ella —Admite, abro los ojos con asombro y lo miro—. No esta sección, ahora quiero que te abras conmigo, que me cuentes tus problemas actuales.

Obviamente no le digo que el recuerdo de Sam es uno de mis problemas actuales, pero decido sí contarle sobre Freen y Heidi.

El psicólogo se escucha atento a cada palabra que sale de mi boca, no muchas veces le he contado cosas, y esta sección creo que es la vez en la cual cuento más.

—Hablame de esa tal Sarocha —Dice atento, suspiro y siento mis mejillas arder.

—Sar es... una de las mejores personas que he conocido, siempre se está preocupando por mí, es verdaderamente linda. No puedo evitar ponerme nerviosa al tenerla cerca, o querer besarla —Admito, el hombre delante de mí me sonríe.

—Entonces te gusta.

—Sí... pero eso no es lo que sucede, Sarocha, es literalmente igual a Sam —El psicólogo abre la boca.

—Oh... lo entiendo —Dice—. Pero... Rebecca; pongámonos a pensar esto, ¿tú en este momento te estás enamorado de Sarocha o del recuerdo de Sam?

—De Sar,

—Exacto, porque cuando hablas con ella no la llamas por el otro nombre, la llamas por su persona. A tí no se te está olvidando quién es Sarocha, ni quién es Samanun. Tú estás en este momento sintiendo algo por esa chica, que si bien te hace recordar a la otra, te está gustando por cómo es —Eso me hace sonreír, y el hombre parece ponerse feliz—. Hacía mucho tiempo que no te veía sonreír en una de mis secciones.

—Es porque pensar en ella me hace verdaderamente feliz —Admito.

Maldita la hora en la cual al psicólogo se le ocurrió desconectarme de todas las redes sociales.

Ahora, Lunes, nos encontrábamos junto a Irin saliendo velozmente del psicólogo, porque debíamos ir a buscar nuestros teléfonos.

—Rápido que vamos a llegar tarde a clases —Dice Irin corriendo hacia su vehículo, yo la sigo y rápidamente me subo al asiento del copiloto—. Eres lenta, Rebecca.

—¡Mentira!

Ni me dio tiempo a encender mi teléfono en el auto, estuvimos todo el viaje esperando a llegar al instituto lo más rápido posible.

La idea del psicólogo al quitarme mi teléfono fue cuando le hablé de los estados de Heidi, que por cierto, la chica también había hecho storys de instagram para que las vea.

Me había negado, pero a penas Irin se enteró de aquello, le dio su teléfono también a mi psicólogo.

Al entrar al instituto, corremos a la par por los pasillos. Veo la puerta de la clase y la abro causando un poco de ruído.

—Disculpe la tardanza, no volverá a suceder —Digo mientras intento recuperar el aire, y normalizar mi respiración.

—Oh, Armstron y Malaiwong, pueden ir a sus asientos, pero que no vuelva a ocurrir —Sin más decir, al escuchar al profesor caminamos hacia nuestros asientos correspondientes.

Sé que a Irin se le dificultará estar la clase entera al lado de Noey, ya que ambas no han arreglado sus indiferencias aún.

Camino hacia mi asiento y veo a Freen, está tan linda como siempre.

Le sonrío y me siento a su lado, sintiendo como se acerca para susurrarme al oído.

—Hola —Escucho que dice.

—Hola, Sar —Respondo también susurrando, con una sonrisa en mi rostro.

Freen me hace sentir verdaderamente bien.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora