06

2K 228 1
                                    

Becky

Veo como Freen presta atención a clase por lo cual trato de no mirarla, aunque sé que cada tanto me observa.

Nos mantenemos calladas, hasta que el profesor dice que debemos hacer un trabajo en equipo, por lo cual ninguna de las dos se niega.

Me dice que sabe hacer el ejercicio, a lo cual yo también le digo lo mismo, solo que hay una parte que no entiendo. No demora en ponerse a explicarme cómo se hace, y luego de cuatro verificaciones decido entregárselo al profesor.

Su celular que está encima de la mesa vibra, y la pantalla se enciende, logro divisar el rostro de Heidi, por lo cual mi corazón se acelera.

—Es mi novia —Escucho que dice, asiento abriendo la boca sorprendida, tratando de ocultar lo que verdaderamente pasa por mi mente.

—Y es mi amiga —Agrego, ella asiente y se genera un ambiente un tanto incómodo entre ambas, o al menos eso noto yo.

A Freen le gustan las chicas, y es novia de mi amiga. No entiendo el por qué tengo ganas de salir llorando de aquel salón, no sé por qué todo me termina recordando a Sam.

Quisiera que ella estuviera aquí.

Le doy una última sonrisa antes de intentar salir del salón al tocar el timbre, pero me frena tocando mi mano, aunque se retracta en segundos.

—Oye, espera —Es lo que oigo que dice mientras hace lo anterior.

—¿Sí? —Pregunto sonriéndole un poco, pero solamente quiero salir de allí lo más rápido posible.

—No m-e dijiste tu nombre —Tartamudea un poco, puedo notar que se encuentra un tanto nerviosa, lo noto por el tono de su voz.

—Rebecca—Digo, y pregunto lo siguiente aunque ya lo sé por el hecho de que escuché cuando el profesor la había llamado por su nombre—. ¿Y tú?

— Sarocha... Sarocha Chankimha, pero puedes decirme Freen —Dice, asiento con la cabeza y le dedico una última sonrisa antes de agregar y salir de allí.

—Freen, me gusta, lindo apodo.

Camino velozmente por el pasillo del instituto sintiendo pequeñas lágrimas salir por mis ojos. No entiendo por qué esto me duele tanto.

Siento un dolor en mi cabeza y puedo notar que todo comienza a dar vueltas, pero decido ignorarlo y me meto lo más rápido posible al baño de mujeres.

Al entrar, puedo notar que no hay nadie más, y las ganas de vomitar se adueñan de mí.

Corro hacia el inodoro y hago lo que quería hacer, sigo llorando silenciosamente.

Es como tenerla a ella, pero al mismo tiempo no.

Escucho que la puerta del baño se abre y cierro la del cubículo, esperando a que la persona haya entrado se vaya.

Oculto mi rostro con la palma de mis manos sintiendo aún las lágrimas caer por mis mejillas, y en comienzo a sentir el aire faltar.

Todo sigue girando, e intento mantener la calma, pero no lo logro.

Estoy teniendo un ataque de pánico.

Siento como todo sigue girando, y mis manos transpiran, mi corazón late velozmente y aunque intento calmarme no lo logro.

Comienzo a toser intentando recuperar el aire, pero se me vuelve un tanto imposible.

Alguien golpea la puerta del cubículo, e intento decir algo pero no lo logro, lo único que se escucha de mí es mi respiración acelerada.

Muevo un poco la perilla de la puerta del cubículo, y la misma se abre, dejando ver a Freen, quien se encuentra confundida por la escena.

No demora en intentar ayudarme, pero sigo respirando con dificultad

—Rebecca, trata de respirar —Dice, aunque su voz se encuentra lejana.

—Tengo miedo a morir —Susurro entre lágrimas.

—Rebecca, no vas a morir —Dice haciendo que la mire—. Intenta respirar.

Me cuesta pero intento hacerlo, en cuestión de segundos veo que alguien más entra al baño e Irin —quien ya sabía de estos ataques—. Intenta ayudarme.

Demora aproximadamente tres minutos en regresar todo a la normalidad.

Mi corazón aún sigue un poco acelerado, pero las lágrimas parecen haber cesado. Freen se mantiene parada mientras Irin se mantiene sentada a mi lado esperando a que le diga que ya me encuentro mejor para ayudarme a levantarme.

Los ataques de pánico comenzaron hace dos años, al mismo tiempo que tuve que tratarme por depresión.

El hecho de que Sam haya muerto en mis brazos me llevó al vacío, tuve que tomar miles de medicamentos para calmarme. Hubo muchas noches en las cuales me despertaba con la sensación de estar a punto de morir, y que el oxígeno me hacía falta.

Hacía ya tiempo que no tenía uno, unos meses atrás, y pensé que acabarían, pero ahora parece que están volviendo otra vez.

Mi mente va hacia todos los medicamentos que debía de tomar, antidepresivos, y otras cosas más. Recuerdo también todas las charlas con el psicólogo acerca del tema de Sam, pero nunca logró sacarme la suficiente información.

No quiero hablar acerca del tema con nadie.

—Fue un ataque de pánico —Escucho que dice Irin, asiento sintiendo una última lágrima—. Será mejor que vayamos a la enfermería.

Me ayuda a levantarme y cuando vamos a pasar por al lado de Freen la chica intenta decir algo, pero las palabras no salen de su boca. Sé que la confundiré con lo que le diré, pero simplemente se lo digo.

—¿Por qué te pareces tanto a ella? —Susurro, Freen abre los ojos sorprendida y Irin me ayuda a irme de aquel baño dejándola completamente sola

Una sensación de miedo comienza a crecer en mí, miedo a acercarme a ella y que vuelva a tener otro ataque similar.

Miedo a estar cerca de Sarocha.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora