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Freen

Desde el sábado a la noche no he tenido más respuestas sobre Bec.

Hoy ya es Lunes, tenemos clase, solamente espero que vaya para preguntarle si se encuentra mejor.

Le dejé unos pocos mensajes, para no molestarla, pero no respondió ninguno, y eso me preocupa.

También le escribí a Irin, pero la chica tampoco me respondió.

Suspiro mirándome al espejo, notando que tengo ojeras. No he dormido bien, todo parece estar de cabeza en mi vida.

Heidi no me bloqueó, y solamente me dispuse a escribirle un "Lo siento" sé que lo leyó, pero no respondió.

Me siento mal por el hecho de saber que me ama, y por el hecho de que siempre dio todo por mí.

Ella me ayudó a salir de la depresión, pero... siento que nunca la quise como ella a mí.

Con la llegada de Rebecca a mi vida, la chica se volvió dueña de mis pensamientos en cuestión de días, y mi corazón late por ella cada vez que la veo.

Eso no me pasa con Heidi, porque cuando estoy con Bec, solamente pienso en ella.

Me pongo una remera negra de mangas largas, un vaquero de jean, y unos zapatos para ir a estudiar.

Agarro mi mochila, y me despido de Billy, porque ya había desayunado y no quería llegar tarde a clases.

Noey me respondió los mensajes, pero simplemente me dijo que iría en autobús, que no la pasara a buscar.

Extraño.

Me subo a mi coche, y lo pongo en marcha al ponerme el cinturón de seguridad y cerrar la puerta.

Me siento un tanto culpable con Rebecca, siento que tengo que ver con sus ataques.

La primera vez, en aquel baño, que seguramente fue muy impactante para ella haberme visto, ya que soy muy parecida a Sam. Y ahora... por el hecho de que tuvimos que pasar por aquella situación con Heidi.

El camino hacia el instituto se hace corto, y al llegar dejo estacionado el auto en donde se debe.

Camino por los pasillos con la mirada buscando a aquellos ojos dorados, pero no los encuentro, y eso me hace sentir mal.

Al tocar el timbre, comienzo a caminar junto a todas las personas hacia los salones.

Cuando entro, me encuentro a Noey, quien simplemente me sonríe. Le dejo un beso en la mejilla y camino hacia mi asiento, sin dejar pasar el hecho de que al lado de mí hay una silla vacía.

La clase de Matemáticas comienza, y el profesor pregunta a cerca de los deberes. Muchos se miran entre sí, sin saber qué decir, pero yo simplemente levanto la mano, al igual que Noey.

—Oh, veo que hay gente que se preocupa por la materia —Dice el profesor sonriendo, se acerca a mí y comienza a corregir los ejercicios de mi cuaderno.

Estuvieron todos perfectos, con Becky no tuvimos ninguna falla.

El profesor va hacia donde se encuentra Noey, y yo me mantengo mirándola fijamente, hasta que escucho la puerta de la clase abrirse.

—Disculpe la tardanza, no volverá a suceder —Dice la ojiambar, quien al parecer se encontraba exhausta por haber corrido.

—Oh, Armstrong y Malaiwong, pueden ir a sus asientos, pero que no vuelva a ocurrir —Dice el profesor.

Miro a Becky y mi corazón late fuerte, ella se acerca a donde me encuentro yo, y me sonríe, para luego sentarse en su lugar.

—Hola —Susurro en su oído, ella me mira aún sonriendo.

—Hola, Sar—Responde susurrando

La clase de Matemáticas se volvió definitivamente mi favorita, por el hecho de que al profesor le gusta los trabajos en equipo, y siempre me deja unirme con Bec.

La chica se encuentra tranquila, y eso me hace sentir mejor a mí.

—Becbec... ¿por qué no respondiste mis mensajes? —Pregunto, ella se muerde el labio inferior y luego suspira.

—El psicólogo dijo que debía desconectarme, así que tuve que pasar más de 24 horas desconectada —Admite—. Pero yo no quería, y Irin dijo que debía hacerlo, así que también se sumó a ello, y apagó su teléfono. Recién hoy lo encendí, y no he podido ver nada, porque como verás tuve que correr para llegar.

—Oh, lo entiendo —Digo asintiendo con la cabeza—. Yo solo te mandé unos pocos mensajes...

Becky alza el ceño y cuando ve que el profesor está mirando hacia otro lado saca su teléfono y busca mi chat. No se me pasó por alto que me tiene agendada como "Babe"

—No te emociones, siempre agendo a las personas con corazones y algún apodo —Admite arruinando el momento, la miro mal y ríe—. Quince mensajes, y todos preguntando cómo estaba.

Rebecca guarda su teléfono y me mira aún con aquella sonrisa.

—Tranquila, Sar, yo estoy bien —Dice, asiento y le guiño un ojo.

—Entonces yo también lo estoy, Bebé.

Y allí estaba, una Becky completamente colorada como ya ha pasado antes, es divertido verla así.

—Siempre haces ese tipo de halagos porque sabes que comienzo a ponerme colorada —Dice, asiento mientras río.

—Pero te gustan —Bec no responde y con una sonrisa sigue prestando atención a la clase.

Sí, definitivamente le gustan.

No tengo idea qué cambió desde el sábado hasta aquí, pero eso me hace feliz. Es como ver a la Rebecca de aquel día de nuevo, antes de que aquella noche de salida terminara mal.

—Sar, ¿No has estado durmiendo bien? —Pregunta cuando la clase termina y todos comienzan a salir del salón.

—Em... no, a decir verdad no —Respondo, ella alza el ceño.

—¿Por qué? —Pregunta, siento que me estoy poniendo nerviosa por el hecho de que comienzo a balbucear cosas.

—Pues... lo que sucede... entonces... —Respondo, Rebecca comienza a reír y luego suspiro—. Es porque estaba preocupada por tí, ¿acaso eso está mal?

El rostro de la chica cambia a asombro, pienso que simplemente se dará media vuelta y me dejará ahí, pero no lo hace.

Se acerca a mí y deja un lindo beso en la mejilla antes de susurrar en mi oído.

—Lo dejaré a tu criterio, Sar—Al escuchar decir eso comienzo a reír.

Rebecca también lo hace, y luego desaparece por la entrada del salón junto a Irin.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora