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Freen

Ella me ha mentido, me ha mentido todo este tiempo.

Quito la lágrima que cae por mi mejilla con la yema de mis dedos y me dispongo a cerrar los ojos con fuerza.

A pensar de que Billy golpeó muchas veces la puerta de la habitación para que le abra, ninguna de las veces lo hice.

Paso todo el día allí, completamente encerrada. Ni siquiera tengo fuerzas suficientes como para levantarme y comer.

—Freen, yo... iré a mi casa ¿está bien? —Pregunta Billy detrás de la puerta, no puede abrirla porque está cerrada con llave.

—Sí, déjame sola —Digo.

—Em... está bien —Pareciera que quisiera decirme algo más, pero no lo hace.

Miro mi teléfono y veo la hora, las ocho de la noche. Debí haberle dado su teléfono a Becky, pero se me super olvidó, entre el enojo que tenía y la decepción que me había provocado Heidi el simple detalle de que tenía el celular de la chica se me pasó por alto.

Veo por la ventana de la habitación la luna reluciente, me encanta aquello, estar en mi cama y poder ver la luna desde mi lugar.

Alguien golpea la puerta, y alzo el ceño mientras suspiro.

—Billy, te dije que no voy a abrir —Sin embargo, la puerta sigue golpeándose dos veces más—. ¿Bil?

—Soy Rebecca... —Escucho que dice, me levanto velozmente de la cama y abro la puerta con la llave—. Oí que no quieres hablar con nadie.

—Pero siempre voy a querer hablar contigo —Admito, puedo ver como sus mejillas se iluminan a pesar de la escasa luz que hay en la habitación.

—Sar... me pregunté mucho si debía venir o darte tu espacio —Dice, me siento en mi cama y le señalo para que haga lo mismo.

—Bec, no importa cuál sea el problema que haya pasado, siempre serás recibida aquí —Digo, Becky no parece muy segura.

—¿Incluso si en ese problema estoy implicada? —Alzo el ceño pero decido asentir, sin entender a qué se refiere.

—Becky, para mí siempre serás recibida en esta casa —Admito, ella me sonríe.

—Eso me alegra. Por un momento pensé que estabas enojada conmigo —Escucho que dice, y ahora estoy confundida.

—¿Por qué dices eso? —Pregunto, Becky juega con sus manos nerviosa, y desvía la mirada hacia ellas.

—Por todas las cosas que dijo Heidi —Admite—. Freen...

—¿Sí? —Pregunto.

—Em... yo al comienzo sí sentía atracción hacia tí por el hecho de que te parecías a Sam —Becky me mira, y siento una puntada en el pecho al ver sus ojos cristalizados.

Duele mucho verla llorar.

—Pero debes entenderme, habían pasado dos años, y yo... extrañaba mucho a tu prima, aún la extraño —Admite mientras muerde su labio inferior, se está aguantando para no llorar, y eso lo puedo notar.

Hago lo primero que se me ocurre, y la abrazo lo más fuerte que puedo. Becky corresponde a aquel abrazo, y luego comienzo a escuchar sollozos cerca de mi oído.

—Lo siento... se suponía que venía a darte fuerzas a tí para que estés mejor, pero me pongo a llorar por todo —Dice entre lágrimas, se separa del abrazo y me mira.

—No, Becbec, tú también estas mal —Digo mientras con la yema de mis dedos quito las lágrimas que caían por sus mejillas—. Y me duele demasiado verte así.

No sé si deba preguntar, pero la curiosidad es mucho más fuerte que mí. Suspiro y busco las palabras indicadas para preguntar lo siguiente:

—Bec... —Digo mientras la miro, ella baja un poco la mirada hacia mis labios y luego la sube velozmente.

—¿Sí? —Pregunta.

Quiero besarla.

—Tú... dijiste que sentiste atracción al comienzo por mí porque me parecía a Sam ¿cierto? —Rebecca traga saliva y asiente, puedo notar lo nerviosa que está—. Tú... ¿aún sientes atracción por mí?

Y allí me encontraba, con corazón a toda velocidad, y con una Becky delante de mí que no reaccionaba a la pregunta, era como si todavía estuviese asimilando lo que había salido de mis labios.

—Y-yo... pues... —Dice completamente nerviosa, mira hacia otro lado, pero con mi dedo hago que me mire—. No.

Allí, por primera vez en mi vida, había sentido un dolor verdaderamente grande, me sentía una inútil.

Nunca le he gustado a Becky.

—Sar, yo no siento la misma atracción que antes hacia tí, la que siento ahora es más intensa, y ahora siento sentimientos como el hecho de quererte —Admite, mi corazón se acelera—. Sar, Heidi mintió en alguna de las cosas que dijo, pero en otras no, yo sí estoy enamorada de tí.

Demoro unos segundos en asimilar lo que ha salido de su boca. Becky parece nerviosa, sin saber qué hacer exactamente, entonces reuno fuerzas y lo hago yo.

Me acerco hacia ella y nuestros labios se rozan, aunque la Ojimiel no demora mucho para acercarse más y unirlos.

Suena extraño decirlo, pero siento mariposas en el estómago. Nunca me sentí así por besar a alguien, es como esos momentos mágicos que quieres que nunca se acaben.

Al comienzo el beso se hace lento, pero después va mucho más rápido, con más intensidad. Nos separamos cuando ambas necesitamos respirar, y los ojos ambar de Becky miran los míos esperando una respuesta que salga de mi boca hacia su confesión.

—Becky, tú también me gustas, mucho a decir verdad —Admito—. Cuando estaba con Heidi no podía parar de pensar en tí, por eso mentí al decirte que el trabajo de Matemáticas era obligatorio hacerlo juntas, porque en realidad el profesor fue quien había dejado elegir las parejas. Yo no quería hacer el trabajo contigo, simplemente necesitaba verte y saber que estabas bien, porque estoy verdaderamente enamorada de tí.

Y así es como la ojimiel, con una sonrisa en su rostro, vuelve a unir nuestros labios.

Por un momento, todos los problemas desaparecen, y siento una inmensa felicidad de que sea correspondida.

Ambas estamos enamoradas.

El beso se vuelve lento, y nos mantenemos allí, con la luz de la luna golpeándonos, y con una sonrisa en ambos rostros.

Y por un momento, pude solamente ser feliz.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora