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Irin

Mi teléfono vuelve a vibrar y niego molesta.

—Idiota —Murmuro, Bec alza el ceño mientras entra por la puerta del apartamento, y me mira—. ¿Qué?

—Primero, háblame bien, no uses tu enojo contra mí —Dice mirándome seriamente, pero su voz se encuentra tranquila.

—Lo siento —Susurro para luego mirar al teléfono.

Veo como ella alza el ceño y se acerca a mi teléfono. En la pantalla aparecen las tres llamadas perdidas de la idiota de Noey.

—Bueno... ahora que estamos solas —Dice mientras se sienta al lado de mí y me muestra el teléfono—. Me vas a explicar por qué dijiste que Noey es una idiota y despistada.

Suspiro y comienzo a contarle todo lo que pasó.

Tenía pensado hacer el trabajo con Rebecca, pero luego de las insistencias por parte de Noey, decidí hacerlo con ella.

Ahora, me encontraba en la puerta de su casa. No estaba nerviosa, tenía pensado hacer el trabajo y ya.

Solamente esperaba que las cosas no terminaran de una u otra forma mal.

Noey abre la puerta y me permite el paso, entro y lo primero que llama mi atención es lo ordenado que se encuentra el lugar. Esperaba encontrarme con un gran desorden, pero al parecer no.

—No paso mucho tiempo en casa —Admite—. Y el tiempo en el que paso aquí es solamente para dormir.

No digo nada y veo como me señala el sillón, para que me siente. Lo hago, y comienzo a sacar mi cuaderno de Matemáticas.

—¿No quieres comer algo antes? —Pregunta sonriendo, asiento con la cabeza y dejo el cuaderno a un lado.

Noey se encamina hacia la cocina dejándome completamente sola. Antes de entrar había dicho que estaba tranquila, pero ahora... es completamente distinto, me encuentro nerviosa.

La chica, no demora en traer unos sandwiches, le sonrío y comenzamos a comer mientras hablamos a cerca del instituto. Ella me pregunta por Rebecca, queriendo saber por qué ha estado faltando, y decido contarle la verdad.

Lo que logré notar es que Noey me presta toda la atención posible, siempre está atenta a lo que vaya a decir. Y... yo creo que eso es lindo.

Comenzamos a hacer los ejercicios de Matemáticas que al comienzo ninguna de las dos entendimos, por lo cual nos pusimos a mirar tutoriales en youtube acerca del tema.

Nos lleva aproximadamente casi todo el día hacer la mayoría de los ejercicios, hay tres que no logramos terminar, y cuando yo quería hacerlos, a Noey se le ocurre una mejor idea.

—Ven —Dice señalando el pasillo, trago saliva y la comienzo a seguir.

Llegamos hasta una escalera para ir al segundo piso y luego otra que llevaba al techo de la casa. Observamos las estrellas en silencio, corre viento, pero no mucho.

Nos mantenemos allí, sin decir absolutamente nada. Veo como Noey se recuesta en el techo y hago exactamente lo mismo, mirando las estrellas.

—Me gusta alguien —Susurro más para mí que para ella, mi corazón late con fuerza, y no sé qué hacer.

Noey gira su cabeza hacia la mía y yo hago exactamente lo mismo, mirándola. No logro descifrar bien en qué piensa mirando su rostro, está como si nada.

—¿Quién? —Pregunta, acomodo mi cabello y la continuo mirando.

—No te puedo decir... —Digo, estoy a punto de levantarme pero ella me detiene agarrándome la mano.

—Espera —Pide, volteo para mirarla y ella suspira—. A mí también me gusta alguien...

Siento mi corazón completamente acelerado, a Noeyo le gusta alguien, y muero de ganas de ser yo.

—¿Quién? —Es mi vez de preguntar, ella me sonríe.

—No te diré si tú no me dices el tuyo —Admite, niego con la cabeza y ella suspira—. Bien, te lo diré, pero no te rías.

—Está bien, prometo no reírme —Mi corazón sigue completamente acelerado, y ella demora en responder bastante tiempo.

—Es Saint —Admite, siento una punzada en el pecho y trato de actuar como si no me afectara.

—¿El viejo? —Pregunto.

—No es viejo...

—Es el mayor de la clase —Digo, siento un mensaje en mi teléfono y agradezco que sea Heng preguntándome cómo voy en la casa de Noey

—¿Quién es? —Pregunta la chica, niego con la cabeza y me levanto.

—Me debo de ir —Digo antes de que ella pudiera agarrarme nuevamente.

Corro por la casa lo más rápido posible, agarrando mi mochila, y saliendo por la puerta.

Cuando me subo a mi vehículo puedo ver como Noey sale de la casa completamente confundida, no le digo nada, y desvío la mirada de ella, poniendo en marcha el vehículo.

En el camino, las lágrimas caen por mis ojos.

Idiota.

Idiota.

Idiota.

Fui completamente idiota al creerme que me diría que yo le gustaba.

Haré los últimos tres trabajos sola, no quiero saber nada de Noey, me alejaré de ella en clases, y pasaré más tiempo con Becky en el instituto.

—Ay, pobrecita —Dice Bec abrazándome.

Le terminé de contar la historia, y mi amiga no hacía nada más que ponerse un tanto triste, aunque creo que yo estoy peor.

Becca me saca las lágrimas que tengo en mis mejillas y me sonríe, le devuelvo su sonrisa. Ya no sé cuál de las dos es más sensible, ya que ambas estamos llorando.

—Mira —Dice ella—. Tenemos dos días antes de regresar al instituto.

—¿Qué propones? —Pregunto, ella mantiene su sonrisa.

—Primero que nada, demostrarle a Noey de lo que se pierde.

No puedo parar de reír al escuchar lo que dice la ojimiel, ella me mira seriamente al notar que no puedo parar. Creo que lo estaba diciendo en serio.

—No es una broma —Admite—. Y... tienes tres ejercicios por hacer, no creo que el profe se moleste si te ayudo en ellos.

—¿Desde cuándo eres buena en Matemáticas? —Pregunto, Rebecca sonríe, y es una de esas sonrisas sinceras, está feliz.

—Desde que Freen me ayuda en la materia —Responde.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora