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Freen

Veo a Becky regresar a clase y le sonrío, pero no me devuelve aquella sonrisa. Alzo el ceño sin entender y cuando veo que el profesor está ocupado respondiendo la pregunta de un compañero decido hablarle.

—¿Sucedió algo? —Pregunto, Bec me mira y niega con la cabeza un tanto nerviosa.

—No... nada importante —Responde, asiento confundida y continuo prestándole atención a la clase.

El resto de la hora de Geografía nos la pasamos respondiendo preguntas, mi novia está callada, y eso es bastante extraño.

Ella ya no sonríe.

Intento animarla y a veces lo logro, la chica sonríe un poco, pero no es lo suficiente como para sentirme conforme.

Rebecca me oculta algo, y quiero averiguarlo para saber cómo ayudarla.

Salimos de Geografía y las cuatro vamos al comedor, ya que Irin no para de decir que tiene hambre, lo normal. Al llegar, nos encontramos con Heidi, la chica se encuentra sentada, alejada de todos en una de las mesas.

Miro a la castaña, esperando a que diga algo, pero no, simplemente se sienta y se le queda mirando fijamente, sin que ninguna palabra salga de su boca.

—Bebé, ¿estás segura que estás bien? —Pregunto, y al parecer la quito de sus pensamientos, porque rápidamente gira hacia mí, con los ojos completamente abiertos.

—Sí, es solo que... estoy cansada —Admite, y asiento un tanto dudosa.

Mi mirada va hacia donde estaba Heidi, pero la chica ya no se encuentra allí. Suspiro y le sonrío a Becky, en un intento de volver a alegrarla.

—¿Te pregunto algo? —Digo, la castaña asiente—. Sabes que puedes confiar en mí, para cualquier cosa... ¿No?

—En serio, Sar, no está pasando nada —Admite un tanto desanimada, y luego sonríe, aunque no es sincera, es para calmarme.

Conozco demasiado bien a Rebecca como para saber que algo anda mal.

Siento que a veces vamos bien en nuestra relación, y de repente damos diez pasos hacia atrás, perdiendo la confianza por un momento.

Entramos nuevamente a clase cuando el timbre nos avisa, y Irin termina de comer. La última clase que tendríamos sería Historia, y a decir verdad es una de las que se vuelve más extensa.

Nos sentamos en nuestros lugares de siempre y al instante notamos que la profesora nos comienza a dar una hoja con información cada dos personas.

—Trabajo en equipo —Dice, asentimos y uno mi mesa con la de Bec.

Comenzamos a hacer el trabajo en silencio, hasta que me acerco a Rebecca, para dejarle un beso en su mejilla, como ya hice muchas veces antes. La ojiambar se sonroja y por un momento vuelve a sonreír sinceramente, pero luego aquello se apaga, y la escucho suspirar.

¿Estará enojada conmigo? ¿Hice algo mal?

La última hora se pasa verdaderamente lenta, con la inglesa leímos toda la información y luego respondimos las preguntas, pero no hablamos entre nosotras respecto al tema que me está volviendo loca.

Debo saber qué le sucede a mi novia.

Salimos de clase y las cuatro caminamos como siempre hacia el estacionamiento, alzo el ceño cuando ella deja de seguirme hacia el auto.

—¿Qué pasa, bebé? —Pregunto, ella suspira.

—Quiero... irme a mi casa, iré con Irin —Admite, y veo que la chica asiente con la cabeza desde el auto.

—Está bien... —Respondo aunque aún confundida.

Noey se sube al vehículo de Irin junto a Bec, y las veo alejarse al instante. Me encuentro confundida, y algo dentro de mí me dice que no puedo dejar esto así.

No sé si me esté pasando, y jugando con la confianza que tiene Becky en mí, o no estoy confiando lo suficiente en ella, pero debo seguirla y descubrir que sucede.

Necesito que mi BecBec esté feliz.

Me subo a mi vehículo y me pongo el cinturón de seguridad, para luego comenzar a manejar. No demoro en divisar el vehículo de Irin a lo lejos, y me mantengo así para que no sospechen de mí.

El viaje se me hace demasiado conocido, y eso vuelve que todo lentamente comience a cobrar sentido. Alzo el ceño al notar en donde frena el auto Irin, y ver desde lo lejos a Rebecca bajarse del mismo, para ingresar al hotel.

Irin y Noey se van, mientras tanto yo apenas desaparecen mi vista entro al estacionamiento y dejo mi auto allí.

Mi corazón late rápido extrañamente, y por alguna razón siento que lo que me vaya a encontrar allí, en aquel hotel, no me va a gustar para nada.

Entro y voy directo hacia las escaleras, ya que el ascensor está ocupado, por Rebecca seguramente. Comienzo a subir piso por piso, hasta llegar al de Heidi.

Suspiro abriendo la puerta lentamente, y casi al instante Bec pasa cerca mío pero no me nota. La ojiambar golpea la puerta del apartamento, y la misma se abre casi al instante, dejando ver a Heidi.

Rebecca entra sin mirar una vez más hacia el pasillo, en el cual me encuentro yo. Me acerco a la puerta y antes de que la misma se cierre ejerzo fuerza con mi mano, frenando aquello.

Heidi me mira confundida, y puedo notar que sus ojos están completamente cristalizados.

—¡Te dije que vinieras sola! —Le grita a Rebecca, la inglesa, quien se encontraba de espaldas a mí se da vuelta con el ceño alzado.

—¿Sarocha? ¿Q-qué hacés aquí? —Pregunta confundida.

—Yo quiero saber qué sucede aquí —Pregunto entrando sin permiso de Heidi, la chica simplemente suspira y cierra la puerta.

Y lentamente, la mecha de la bomba se va encendiendo, y esta sin duda alguna explotaría realmente, afectándonos a todos.

Aún te recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora