Nunca y cuando digo nunca había creído que Dario fuese tan bueno en su especialización, ha hecho que hable lo que jamás he hablado con nadie. Me siento un poco más ligera y a la vez quiero que deje de hablarme así, como si tuviese poder sobre mi cabeza.
—¿Durante cuánto tiempo ha estado quemándote los pies?— pregunta, y sus ojos me atraen tanto, hacen que me sienta segura y quiera contarle todo.
—Desde que tengo uso de razón hasta que tuve 10 años y me enviaron a Rusia— sus ojos se abren con sorpresa, pero rápidamente vuelve a su cara estoica.
—Por lo que tengo entendido, Gianna entró a la academia con 14 años, pensaba que era la edad mínima.
—Sí, fui la más joven de toda esa generación y la que pasó más años allí— confieso tranquila.
Estuve 8 años en la academia militar, fui la única chica durante 4 años, hasta que empezaron a llegar el resto de las chicas.
—¿Te hicieron daño allí?
—No, solo eran castigos severos para mí, hubo una maestra que me cogió algo de aprecio y me cuidaba un poco más— una risa nerviosa brota de mí.—Decía que era delicada y que algún día iba a ser una princesa guerrera, sigo agradecida con ella.
Una pequeña sonrisa aparece en la cara de Dario y mi corazón se aprieta en mi pecho.
—¿Qué hay de tus hermanos?— mi pulso se dispara y mi ansiedad sale desbordada, haciendo que sude incluso detrás de la nuca y se me paraliza la respiración.
—¿Puedo ir a la cama? Me siento un poco cansada— Dario me penetra con su mirada durante un minuto en un absoluto silencio, hasta que se levanta y me ofrece su mano.
Tomo sus dedos y me guía de nuevo a su habitación, cada paso de él son tres míos.
—Dario, puedo dormir en otro sitio, es tu habitación— frena haciendo que choque contra su cuerpo vasto y alto.
Se gira y pega su pecho a mi cuerpo.
—Es la habitación mejor custodiada— mi corazón se acelera sabiendo que me está dando la mejor de la casa a pesar de que está diseñada para su propia protección.
Huelo su olor y mi cuerpo se calienta con su calor.
Su mano sube lentamente a mi cara y aparta mi flequillo de mi rostro, sus largos dedos me hacen cosquillas en la piel y suspiro ante las caricias suaves que me da.
Agacha más su cara a la mía e inmediatamente mis ojos caen en sus labios.
—Ann— su voz grave hace que cualquier hueso de mi cuerpo, pierda equilibrio y parezca una gelatina en sus manos.
—Mmm— murmuro hipnotizada sin saber qué hacer con él tan cerca, es tentador.
—¿Te has estado besando con él?— su pregunta me deja desconcertada.
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Srta.Colt
Storie d'amoreTodos los derechos reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual ©. Libro II de la serie THE 7. La princesa de Las Tríadas, una mujer imposible para el Capo de Chicago. Un miembro imprescindible de THE7 que se tambalea con la aparición de D...