Capítulo 32

5.5K 466 89
                                    

—Nos están siguiendo— le digo a mi acompañante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Nos están siguiendo— le digo a mi acompañante.

—Eso es imposible— dice mirando por los retrovisores.

—Lleva unas 3 horas detrás de nosotros, nos tenemos que deshacer de él— tenemos que matar al tercer hermano de Ann y no estoy con el ánimo de que jodan con mis asuntos, y menos este.

—¿Cómo sabes que es él?— me pregunta con curiosidad.

—Reconozco a un maldito italiano, ¿sabes?— le digo con indignación. Tenemos a alguien de La Cosa Nostra detrás de nosotros.—No nos ha encontrado por mí, has dejado un cabo suelto, ¿en qué jodida mierda te has metido?— le pregunto.

No responde y frena de golpe bajándose. Allá vamos...

Bajo sacándome la pistola detrás de mis pantalones y espero que empiece el show. El coche que nos seguía se detiene y la persona que hay en él no tarda en bajar.

—El coche alquilado y de alta gama te hace ver como un idiota, Kosta— digo sin sorpresa.

Ahora todo encaja.

—Divirtiéndote sin mí y con una compañía sorprendente, ¿no crees?— dice con malicia y ¿qué oigo? ¿Celos?

Dios baja y mátame. Mi acompañante salta encima de Kosta y le pega un puñetazo en la cara, mi risa resuena en toda la calle y dejo que le dé una buena paliza.

Después de una pelea entretenida, los separo y me apoyo en el coche mientras se limpian.

—Realmente sorprendente— le recuerdo sus propias palabras a Kosta y me sonríe con sangre en la boca.

—¿Ahora me vas a decir por qué jodidamente me estás siguiendo?— dice la fiera que ha saltado encima de Kosta.

—Quizá estoy siguiendo al Capo de Chicago— dice tranquilamente Kosta.

Me río largo y tendido antes de hablar.

—No tienes los huevos suficientes, Kosta— le digo y su mira se vuelve oscura y su mandíbula se mueve de lado a lado mientras se acaricia el mentón.

—Cuidado De Marchetti, que seamos amigos, no hace que no quiera degollarte, y tengo motivo, te lo prometo— le sonrío sin ganas y avanzo al coche.

—¿No venís?— les digo por encima del hombro.

Se suben en silencio lanzándose miradas de odio y me guardo mi teoría para otro momento.

—Vamos a por el tercero, espero que estés listo para algo de diversión— le aviso a Kosta que está cargando su pistola en la parte trasera.

—Siempre— sentencia.

2 horas después, estamos en el apartamento de Shun, mi tercera víctima. Tiene guardias por todos lados, pero eso no le hará correr de lo que esta noche le toca.

Srta.ColtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora